martes, 10 de diciembre de 2013

Dos que no son padres


Cuando tenemos hijos detectamos inmediatamente los que son padres y los que no. Por sus comentarios, por la forma de mirar a un niño, por su forma de tratarlos, por cómo reaccionan cuando se portan bien, por cómo se escandalizan cuando se portan mal, por infinidad de cosas. Ayer descubrí a dos que, definitivamente, no son padres.

Tengo un dedo raro del pie, pero raro, raro. Empezó a crecer un poquiiiiiito, otro poquiiiiiito,  otro poquiiiiiito y no para. Que ya podía yo seguir creciendo en altura a mi edad, pero no. Hace muchos años que yo dejé de crecer, pero mi dedo no. Se ha ido deformando y me duele. Me aprieta todo el calzado, rompo todas las medias y calcetines, unas zapatillas de verano me duran muy poco porque se me rompen, en seguida asoma el pie y además me da vergüenza llevar sandalias. Aparte de que no gano para medias, que es lo de menos, y de la estética, que también es lo de menos, lo importante es que me duele, no hay calzado con el que esté cómoda.

Mi santo, santo pero alarmista en grado sumo, ha ido viendo cómo iba cambiando mi pie y cómo cada vez me duele más y se le ha ocurrido decirme que podía ser un cáncer o no sé qué otras barbaridades, por supuesto ninguna era buena. Yo estaba convencida de que era el hueso que crecía pero he ido al traumatólogo para confirmarlo.

Llego al traumatólogo, llena de hijos, que en ocasiones como esta, dos son multitud, le enseño el pie al médico y me dice que es el crecimiento de la uña, que me sale así y nada más. Pues yo creo que es el hueso. Vale, si quieres te hago una radiografía de contraste con el otro pie. Acepto.

Vuelvo otro día con la radiografía, llena de hijos, entro en la consulta con la niña en brazos, dando teta al mismo tiempo que empujo el carrito al que va agarrado Parrulín. Ya había visto las radiografías mi santo pero alarmista esposo y ya sabíamos que era el hueso. El espabilado del traumatólogo me dice “Lo que yo pensaba, es el hueso, tienes una exóstosis.” Perdón? Lo que yo pensaba, lo que yo pensaba… Pero si me había dicho que no era eso! Hay veces que no sé si la gente no sé si es un poco tonta o muy espabilada. Seguro que este hombre empieza todas las conversaciones con Lo que yo pensaba… Quizá para autoconvencerse de que sabe lo que dice.

De acuerdo, qué podemos hacer? “Puedes operarte cuando quieras, hacemos una incisión profunda hasta llegar al hueso, limamos el hueso y cerramos.” Puedo apoyar el pie tras la intervención? “No puedes apoyar o apoyar muy poco con un zueco especial durante un mes.” Pues va a ser que no. “Además es muy doloroso hasta que cura, se inflama mucho.” Esto qué es, para animarme más aún?

Y me dice… atención “Si aguantas el dolor por ahora, quizá sería mejor hacerlo cuando los niños se muevan un poco más, no?” Un poco más? Un poco más? No, señor, un poco MENOS! ME-NOS! Este no es padre! Que si se mueven un poco más me mareo! Que si se mueven un poco más parecen ya una manifestación! Que si se mueven un poco más no habría conseguido que el belén de la entrada siguiera intacto! Que si se mueven un poco más el cabezazo que se ha dado Xoubiña con la puerta de cristal habría terminado en desgracia! Que si se mueven un poco más Parrulín habría tirado a la niña al suelo más de las cuatro veces que ha hecho mientras esperábamos para entrar! Que si se mueven un poco más me vuelvo loca del todo!

En fin, que este señor seguro que no era padre, y que yo me operaré cuando se independicen los niños, o eso o cuando no soporte más el dolor, lo que ocurra antes. De momento, sigo con mi dedo, que ya hasta le tengo cariño y todo. Vive en mi casa, comemos en la misma mesa, incluso compartimos la cama y eso siempre une mucho.

Llegamos a casa y me puse a hacer una manualidad con Parrulín, manualidad que consistía en pegar en el dibujo de navidad unas estrellitas de purpurina. Me cago Mecachis con el Señor Inventor de la Purpurina! Otro que no era padre! Que reaparece siempre, que no hay forma de recogerla, que pueden pasar semanas y sigue apareciendo la purpurina en los lugares más insospechados! Pones la mesa, aparece purpurina en la mesa, cambias un pañal, aparece purpurina en el culo, te vistes, aparece purpurina en tus pantalones, te lavas la cara, aparece purpurina en un moflete… Y todo esto después de haber barrido y fregado a conciencia! Dos conciencias, de hecho. La mía y la de mi santo. Alguna purpurina queda en la escoba, con lo que luego se reparte por toda la casa, o la arrastramos con los pies, pegada en la ropa, o no sé si quizá se multiplica como los gremlins malos!

Si el Señor Inventor de la Purpurina fuera padre se habría dado cuenta de que era un invento del demonio y no lo habría patentado jamás! Estoy segura de que no tiene hijos! Que le cooooorten la cabeza! Mientras voy encontrando purpurina me estoy acordando de la madre del Señor Inventor de la Purpurina. Y entonces ya me da un poco de pena el pobre Señor Inventor de la Purpurina, porque caigo en la cuenta de que además de no ser padre, debía de ser huerfanito. Ay si su santa madre se hubiera enterado de lo que tramaba! Ay si le hubiera contado a su santa madre sus intenciones! No le hubiera dejado! Le habría hecho ver que era un invento del demonio! Qué ni purpurina ni qué purpurino! Que eso es muy de madre, incluso de la madre del Señor Inventor de la Purpurina, seguro. Hijo, dedícate a otra cosa!

Y cuando me consigo sentar un ratito, porque entre purpurina y purpurino también cambié la cama de Parrulín y puse una lavadora, y bañé y di de cenar a los chiquillos. Esperaba dando teta a que terminara la lavadora para colgarla o a que se durmiera la niña y le mando unos wachap a una amiga contándole cómo me ha ido la tarde. Y qué hace? Se compadece de mí? Nooooo! Se muere de risa y me manda al club de la comedia! Y digo yo, ahí no voy, que no tengo tiempo, pero ya tengo post para mañana.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

lunes, 2 de diciembre de 2013

La navidad, como el que se mete en el mar en Galicia


Tengo el corazón encogido al recordar las navidades pasadas, comprendo que ya nunca volveré a disfrutar de las navidades, que siempre serán para mí una época de dolorosos recuerdos, de pena infinita, de nostalgia y desconsuelo.
A pesar de todo, tengo la intención de que mis niños disfruten todo lo posible de estos días. El año pasado enterramos a mi madre el día de Reyes y después nos fuimos a la cabalgata, qué ironía, parecía una broma cruel. Hasta se me olvidó por un momento que acababa de enterrarla y estuve a punto de llamarla para contarle lo que estaba disfrutando Parrulín viendo a los Reyes. Si el año pasado conseguí dentro del calvario que estábamos pasando que el niño disfrutara de las fiestas, este año tiene que ser más fácil, o eso me repito a mí misma para convencerme.
Nos hemos metido en la navidad de cabeza, como el que se mete en el mar en Galicia, deprisa y corriendo para no pensarlo mucho, que si no, no lo hago. Hemos empezado por colocar el calendario de Adviento, el árbol y el belén no nos ha dado tiempo todavía, a ver si podemos hacerlo esta tarde. Tachán! Este es nuestro calendario de Adviento! Y un cachito de Xoubiña que pasaba por allí!
 
Para los muy, muy, muy, pero que muy observadores, os diré que sí, que faltan números, el 1 porque ya lo había abierto Parrulín antes de hacer la foto, y el 16 y el 24 por un error de cálculo, que pensaba yo que ya los tenía todos comprados, pero no. Os diré también que Parrulín sí es observador. Me lo dijo nada más enseñárselo. Faltan números!
Tienen dentro cositas variadas, casi todas de los chinos o del tiger, principalmente dinosaurios y bichos asquerosos, muy del gusto de mi niño, y muy difíciles de envolver por cierto. Ay lo que me ha costado! Sobre todo colocarles los lazos una vez envueltos, al ser irregulares es lo que tiene.
A ver el año que viene cómo me lo monto para que los regalitos les puedan gustar a los dos. Xoubiña no se entera todavía mucho este año. Bueno, no se entera pero le llama la atención lo brillante, como a las urracas, y tan bonito, tan bonito me ha quedado el calendario que no he podido ponerlo en el salón porque me arriesgaba a no llegar al día 2. Parrulín abre el regalo, se emociona, le da a su hermana el papel brillante y se emociona ella también.
Como el que se mete en el mar en Galicia, deprisa y corriendo para no pensarlo mucho, que si no, no lo hago, he ido a Cortilandia. El sábado fuimos a comprar un par de jerseys a Parrulín, que crece a toda velocidad y no le quedaba ya ninguno de un tamaño decente. Fuimos a Sol y estuvimos viendo la decoración, los árboles de Navidad y nos acercamos a Cortilandia “Cortiladia, cortilandia, vamos todos a cantar, la alegría de este día porque ya es navidad!” Cancioncilla consumista clásica de estas fechas y toda una tradición. El 30 de noviembre ya no había quien se moviera por el centro de Madrid, el 30 de noviembre!
Fui por primera vez embarazada de Parrulín. Hacía que no iba desde que era pequeña y nos llevaba mi padre, puede que hiciera treinta años. Pasé por allí, oí la cancioncilla y me acerqué acariciándome la barriga. Volví a ir cuando Parrulín era un bebé de seis meses, por supuesto no se enteró, a la siguiente se quedó dormido nada más llegar, a los dos años y a los tres años ya lo disfrutó y el año pasado no encontré el momento para llevarle.
Este año hay unos ositos muy lindos, les ha gustado mucho a los dos. Parrulín descubriendo el mecanismo que les hacía abrir la boca y volviéndose loco intentando coger la nieve que cae al final del espectáculo. Y Xoubiña, aplaudiendo la canción y señalando a los osos mientras decía “Bau, bau, bau, bau” Bueno, vale, aceptamos perro, pero que conste que eran osos.  

Estoy predispuesta a las panderetas y los villancicos, a la nieve y al espumillón, a los turrones y mazapanes, a las comilonas y los excesos. Como el que se mete en el mar en Galicia, deprisa y corriendo para no pensarlo mucho, que si no, no lo hago.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Cuento de Adviento


En mi casa era tradición que mi padre comprara un calendario de Adviento, de esos de ir abriendo ventanitas. Cada año lo elegía más bonito, o eso me parecía a mí, y me encantaba. Es una de esas tradiciones que he querido repetir con mis hijos. Hace un par de años le hice a Parrulín su primer calendario, pero de regalitos, y fue todo un éxito. El año pasado lo tenía ya todo comprado pero con el ingreso de mi madre no me dio tiempo a prepararlo e hice algo tan cutre como ir dándole un regalito cada día sin envolver ni nada. Este año estoy preparando un calendario de Adviento chuli, chuli, ya veremos como queda.

Me gusta adelantarle los acontecimientos, o por eso o por mi reconocida incapacidad para guardar un secreto se lo solté ayer en el metro. Parrulín, el domingo comienza el Adviento y empiezas a abrir los regalos del calendario! "Y qué es el Adviento?"

Para explicarle el Adviento empecé a contarle un cuento sobre el tema. Lo pasamos fenomenal, fue muy divertido. Hala, pues ya tengo post! Que ando falta de inspiración últimamente.

"Y qué es el Adviento?" El Adviento es un tiempo de preparación para el nacimiento de Jesús. Te acuerdas que nació en el portal de Belén? "Si, en Pakistán nació!" No, AllíNoEstán! Jajajaja! De dónde has sacado eso? “Me acuerdo del año pasado, a mí me parece que era Pakistán” Pues va a ser que no. Quieres que te cuente la historia?

Estaba la Virgen María, que tenía ya la tripa muy gorda, muy gorda, muy gorda cuando… Sabes lo que le pasó? Que se tuvo que ir de viaje! Tuvo que ir a la ciudad a apuntarse en un papel. Y se fue con San José, montada en un burro. Todo el mundo tenía que ir a apuntarse en aquel papel y estaba la ciudad llena de gente. Los hoteles llenos, las casas llenas, tiendas de campaña en la plaza, debajo de los puentes… todo abarrotado de gente. Y claro, no encontraban sitio para quedarse.

Entonces la Virgen María empezó a tirarle de la túnica a San José “San José, san José” porque en su casa le llamaban así siempre, san José, san José. Pero san José no se enteraba mucho. Me da a mí la impresión de que san José no se enteraba mucho de las cosas que hacía su mujer, pero bueno. Hasta que le dijo “San José, que va a nacer el niño!” Y san José le dijo ¿Ahora? “Si, si, busca un sitio para que nazca”

Y encontraron un establo donde había una mula y un buey y allí nació Jesús. Y me pregunta Parrulín “Y el burro?” Qué burro? “En el que iba sentada la Virgen!” Pues mira, ese burro era un desagradecido porque nunca más se supo de él. “Igual conoció a una burra” Pues igual, sí. “Y se fueron a hacer burritos” Burritos de animalitos, porque la comida mexicana no la conocían en esa época. Pues igual se fueron a hacer burritos, sí. El caso es que la mula y el buey le daban calorcito al bebé. “Y la Virgen le daba una teta?” Eh… las dos… supongo. Qué cosas más raras se les ocurren a los chiquillos, nunca pensé en eso, pero en esa época no había leche de fórmula.

Por allí cerca había unos pastorcitos cuidando de sus ovejitas. Y sabes qué pasó? Que se les apareció un ángel cantando un rap: “Oidme pastorcitos lo que os vengo a contar, ha nacido el Niño y ha nacido en un portal, oídme pastorcitos lo que os vengo a contar, id a conocerle y lo podréis adorar, oídme pastorcitos lo que os vengo a contar, llevadle regalitos que le vayan a gustar” Yo ahí, rapeando, muy metida en el papel, y Parrulín muerto de risa, los demás pasajeros también.

Total, que cada uno cogió algo para regalarle y se fueron a conocer a Jesús. “Y los reyes magos también!” Bueno, sí, pero esos vinieron de más lejos, de Oriente. “Y los avisó un ángel también?” Eh… no… no tenían cobertura para los ángeles allí. Vieron una estrella muy grande en el cielo y como eran muy sabios sabían que eso significaba que había nacido el niño Jesús se fueron a conocerle.

Tenían un camino muy largo. Pero sabes qué les pasó? Que se perdieron! “Y por qué se perdieron?” Pues… porque no les funcionaba el GPS del camello. Y cuando sabían que ya estaba cerca, aunque eran hombres y a los hombres en general lo de preguntar no les gusta nada, pues decidieron ir a preguntarle al rey Herodes. El año pasado tú le llamabas el rey Errores. Jajajaja! Bueno, pues allí se fueron, al castillo a buscar al rey Herodes.

Hola rey Herodes! Mira colega, que estamos buscando al niño Jesús para conocerle, que sabemos que está cerca de aquí pero nos hemos perdido un poquillo. Y Herodes les dijo que no tenía ni idea, pero que a él también le apetecía conocerle, que cuando le encontraran que volvieran por el castillo para decirle dónde estaba. Vale, vale, adiós colega. Gracias por venir. Y se marcharon.

Y al final, encontraron al niño Jesús en el portal, le dieron un par de besos y los regalitos que habían llevado y se marcharon. Peeero cuando se iban a marchar sabes qué les pasó? Que leyeron en el twitter que Herodes en realidad no quería conocer al niño Jesús, sino que lo que quería hacer era matarlo! Y se marcharon a su casa pero por otro camino.

Y entonces el rey Herodes se enfadó muchísimo y sabes lo que hizo? Mandó a su ejército que mataran a todos los niños menores de dos años. “Y mataron a Jesús” No, a Jesús no lo mataron. “Por qué?” Pues mira, porque… lo filtraron unos romanoleaks y se escaparon a Egipto. “Pero de mayor sí lo mataron” Eh… si, pero esa es otra historia, cariño.

Quieres que te cuente la primera vez que te llevé a ver a los reyes magos? Pues mira, eras tú chiquitito, chiquitito, y los reyes magos iban a mi trabajo y te llevé para que los conocieras. Te dejé preparada una ropa preciosa para que fueras bien guapo y bien vestido. Y cuando fui a recogerte a la guardería sabes qué pasó? Que papá no te había puesto la ropa que yo le había dejado, sino un chándal de m…, un chándal hijo, un chándal. La abuela dijo que así no podías ir a ver a los reyes y te compró un pantalón y un jersey muy bonito, te cambiamos y nos fuimos tú y yo a ver a los reyes.

Estábamos allí con mis amigas y con sus hijos, en la cola, esperando para ver a los reyes. Y cuando por fin nos tocó ir a hablar con ellos te acercaste a Melchor y zaca! Le diste una hostia! Y yo pensé, mejor con Gaspar. Te acercaste a Gaspar y le diste un tirón en la barba que casi le dejas sin ella! A todo esto Parrulín, en el metro, a carcajadas. Y yo pensé, pues menos mal que aún nos queda uno, y nos fuimos a ver a Baltasar. Y sabes qué pasó? Que te quedaste muy quieto, muy quieto, muy quieto, con la boca abierta. Yo creo que asombrado porque nunca habías visto un negro de cerca. Y te dio un peluche que era un gatito y nos fuimos a casa.

Fin de la historia. Que nos bajamos aquíííí! Corre!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.

Otro día más.

Sean buen@s y felices.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Niños lectores


Ayer fuimos a una biblioteca para hacerle a Parrulín un carnet y que pudiera sacar libros prestados, porque ni mi bolsillo ni la estantería de su habitación soportaban seguir comprando libros nuevos. Está encantado con eso de la biblioteca, con tener un carnet y con poder llevarse libros a casa. Sólo le preocupan dos cosas, una es que si le voy a permitir leer caminando por la calle, que va a ser que no, y otra es qué va a pasar cuando termine de leer todos los libros de la biblioteca! Jajaja!
 


He elegido una biblioteca pública pequeñita, de barrio, que tiene muchas ventajas y un sólo inconveniente, las escaleras no accesibles a mamás con carritos, pero con buena voluntad y a trompicones conseguimos llegar arriba. La zona infantil está fenomenal, con mesitas y sillas chiquitas para que se sienten, con un montón de libros y de audiovisuales.

Además de poder sacar tres libros durante un mes, aunque se los terminará antes, seguro, también puedes sacar dos audiovisuales, pelis, juegos o música, durante quince días. Y puede tener acceso al material de la biblioteca disponible en internet, pero a eso todavía no hemos llegado, que es pequeño todavía. Y he elegido esa biblioteca porque es de las pocas que abre los sábados por la mañana, que para mí es indispensable.

A Parrulín ya no le interesan los libros de narrativa infantil, que son hasta 5 años y prefiere centrarse en la narrativa juvenil. Escoge dos libros de Bat-Bat y otro de Gerónimo Stilton. Le lleva un montón de tiempo decidirse al pobre, que por él se los llevaría todos. Lee una barbaridad este chiquillo. Desde que aprendió a leer solito se ha abierto para él todo un mundo por descubrir y está emocionado. Es el único de su clase que sabe leer, cosa que me preocupaba. Desde el inicio del curso los niños de su clase han aprendido la L y la M. Tienen una cartilla, en lugar del clásico “mi mamá me mima”, tiene la frase “la mula lame” que me suena raro, raro! Mientras los demás aprenden a leer, Parrulín tiene permiso para coger cualquier libro de la biblioteca de clase. Lo que no sé es qué hará la profe cuando se los termine.

Xoubiña, mientras Parrulín elige, se entretiene con los libros de prelectura. No imaginaba yo que tuvieran libros también para la chiquitilla, tienen un montón de libros con texturas, formas... Se lo pasa genial hasta que le cojo uno que podía meter el dedo por un agujerito y le hace tanta, tanta gracia, que sus carcajadas se oyen en toda la biblioteca. Como hay que guardar silencio, pues me saco una teta! Jajaja!

Siempre me ha parecido difícil clasificar libros, algunos de ellos no debe de ser nada fácil encuadrarlos en una temática concreta, y quizá con los de los niños me parece más difícil todavía. Dónde buscarías un libro de piratas? En la sección de historia. Y un libro de dragones? En zoología. Es muy divertido simplemente curiosear. También tienen una sección de comics, con Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, los super humor, ay, cómo me gustaban a mí los super humor! Cuando nos íbamos los tres hermanos a Galicia a pasar todo el verano completo y mi padre trabajaba en Madrid nos solía mandar cartas con comics. Nos encantaba y nos llevábamos una enorme alegría cada vez que recibíamos una carta de esas, si lo que enviaba era un super humor ya era la leche! Jajaja!

Cuando yo tenía su edad, o quizá un poco más mayor, también iba a la biblioteca, también iba a ESA biblioteca. Recuerdo que iba con mis hermanos los sábados por la mañana, recuerdo que cada uno podía llevarse tres libros y recuerdo que antes de empezar el cole el lunes yo ya me había leído los míos y los de mis hermanos. Nueve libros en un fin de semana! Bueno, nueve cuentos, más bien, pero sigue pareciéndome mucho. Claro que de eso han pasado ya… uf! Casi treinta años? Ay Dios mío!

Y como han pasado tantos años desde que iba yo a la biblioteca y me hago mayor, os voy a dejar con una perlita que me soltó ayer el muchacho.

“Mamá, me gustan mucho esas arrugas que te salen cuando te ríes o te enfadas, parece que tu frente está llena de pajaritos.” Arrugas? Pajaritos? “Si, mira, las arrugas de la frente, hacen clin, clin, como cuando dibujas un pajarito a lo lejos.” (Lo de los pajaritos ya lo he pillado, aunque nunca se me habría ocurrido pero… Arrugas? Arrugas?)  Niño, eso se llaman líneas de expresión, líneas de expresión!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Enésima odisea


Cada vez que me voy sola de viaje con los niños termino arrepintiéndome. ¿Pero quién me manda a mí meterme en semejante lío de maletas y responsabilidades? Luego pasa el tiempo, se me van borrando los malos recuerdos y a la siguiente oportunidad que tengo de marcharme de Madrid allí que voy. No voy a decir “nunca mais”, pero no por falta de ganas, sino por realismo y autoconocimiento.

La odisea comenzó el día de Halloween, mis niños preciosos disfrazados de monstruos SA y yo de zombi. Los niños en el cole, yo trabajando, pero aún con un montón de cosas que hacer, de hecho… ni siquiera tenía los billetes todavía! En lugar de desayunar utilicé el descanso del curro para ir a comprar los billetes y tres kilos de mandarinas. Parrulín me había pedido que le llevara al cole mandarinas pintadas de Halloween, que ya son un clásico en la familia.

Había entrado un poco antes para salir un poco antes, que tenía muchas cosas que hacer. Salgo corriendo y con un rotulador y en el metro, voy pintando caras de Halloween en las 30 mandarinas, si, 30. ¿Pero quién me manda a mí meterme en semejante lío de mandarinas?

Llego corriendo a recoger a la niña en la guarde, yo corriendo y con mucha prisa. Me encuentro dos sorpresas, una que había ganado el premio al disfraz más original, premio que digo yo que sería honorífico, porque la factura de final de mes la tuve que pagar igual, la otra sorpresa, que al colgar la bolsa de mandarinas del carrito… se rompe el carrito!

Con la prisa que tengo, que tengo que recoger a Parrulín, que mañana me voy a Galicia, y yo con el carrito roto! Encontré la avería, faltaba una tuerca que no encontré y un tornillo que sí encontré. En la guarde me prestaron un destornillador y le hice un apaño. Rezando para que durara al menos hasta el cole nos marchamos corriendo.

Recogemos a Parrulín, estamos un ratito en su fiesta, reparte mandarinas de Halloween, los dos juntos disfrazados eran la caña, las profesoras y las niñas mayores todas babeando con la niña y nos vamos a la ferretería a ver si hacemos otro apaño. El ferretero muy majo me da la tuerca que necesitaba y se empeña en colocarla él. Muy majo pero un poquito torpe el pobre, deja, atiende a esta señora que ya la coloco yo. Carrito como nuevo!

Que me voy mañana a Galicia! Que no es que no tenga hecha maleta, que por supuesto que no… Es que ni siquiera tengo maleta que en el último viaje se me rompió. Pero estoy tan, tan cansada de tanto coser disfraces, de tanto correr, de los 3 kg de mandarinas que… ya lo pensaré mañana que no salgo hasta las 2. Scarlett O’Hara debía de ser familia mía, porque eso de ya lo pensaré mañana es una de mis especialidades.

Al día siguiente mi santo esposo se ocupa de los niños y yo me permito el lujo de comprar una maleta y hacerla con total tranquilidad. Nos lleva a la estación y nos despedimos hasta dentro de una semana.

El viaje en tren… Mal, mal, mal, muy mal. Son demasiadas horas, los niños, el resto de los pasajeros, y yo incluida, terminamos hartos de tanto viaje. Parrulín se ha llevado tres libros para toda la semana, se los ha leído todos en el tren de ida. Xoubiña ha saludado a todos los pasajeros del vagón, lo menos cinco veces… en la primera media hora! Se empeñaba en bajarme la mesita del respaldo del asiento y yo la subía y le decía A guardar! Le gustó el asunto y se pasó la mitad del viaje saludando a los pasajeros, subiéndoles la mesita y diciéndoles A guardar! Descansamos un poco, todos, algo más de una horita que se quedó dormida.

En Galicia, la típica pregunta. ¿Qué tal el tiempo? Pues hemos tenido un poco de todo. Lluvia finita, lluvia a mala leche y lluvia con viento. No ha parado de llover en toda la semana. El carrito siempre con el plástico, el manillar acolchado del carrito no se secaba jamás, yo me miraba las manos esperando que me salieran algas. Parrulín tenía botas de agua y ha chapoteado en todos los charcos. Y yo, he tenido que comprarme unas botas de agua y si, también he chapoteado con él.

¿Qué tal se han portado? Mmmmm… Voy a ser generosa y a decir que regular, porque si fuera realista diría que FA-TAL, todo el día liándola, solos o acompañados, porque estos dos ya empiezan a hacer pandilla a la hora de idear maldades y van a la par, que la niña no se queda atrás.

Xoubiña encontró el cajón de los cubiertos y nada le divertía más que ir tirándolos al suelo de uno en uno Clin, Clin, Clin… También le divertía abrir la nevera y robar un yogur, se apañaba para abrirlo y me la encontraba sentadita en el suelo comiendo yogur con las manos, con las manos y con la ropa, claro, incluso untando el dedo en la mancha del suelo. Le ha gustado mucho meterse dentro del armario de los juguetes, y a Parrulín cerrarle la puerta y dejarla dentro, cosa que al principio le hacía gracia pero luego ya no tanto. Cuando intentaba dormirla por la noche, se escapaba a la habitación del hermano a asustarlo Pa! porque le dices Bu! y ella responde Pa! Cuando hacía algo mal el hermano la jaleaba. Cuando no se le ocurría nada el hermano le daba ideas.

Se han peleado por la comida, se han peleado por los cuentos, se han peleado por el peluche que nos acompañó, el burrito Pepe, tienen en común que a los dos les gustan más los juguetes del otro que los suyos propios.

Parrulín ha sido muy protestón, muy quejica, muy contestón, muy enfadón y muy desobediente. Parrulín, no metas la mano en la fuente! Hasta el hombro, no se metió de cabeza de milagro. Parrulín, no chapotees en ese charco que es muy profundo! Hasta el culo, porque además se cayó dentro. Parrulín, vístete por favor! Al menos ocho veces había que repetírselo. Parrulín, no hagas eso! Pues ahí que iba. Luego lloraba y me decía que se sentía mal por haber desobedecido, y yo tenía que respirar hondo, tranquilizarle y decirle que era un niño muy bueno y yo sabía que podía portarse mejor.

En fin, que he estado triste por las fechas, estresada por tanto niño que a veces parece que dos son muchos, es como si se multiplicaran, he estado acelerada por las comidas, por la casa, por la ropa, he estado harta por la lluvia y aún asi… repetiremos. ¿Cuándo? No sé, ya lo pensaré mañana.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña
Otro día más.
Sean buen@s y felices.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Tradición

“Porque a verdadeira tradición non emana do pasado nin está no presente nin se albisca no porvir. Non é serva do tempo. A tradición é a alma eterna que vive no instinto popular e nas entrañas do chan. A tradición non é a historia, a tradición é a eternidade“, esto dice una cantante gallega que acabo de descubrir de la mano de Yaiza. Se llama Sés, y esta canción es Canto aquí, canto na Habana. Orgullosa de sus raíces, Sés adora decir, “eu non escollín ser muller e galega; simplemente tiven sorte”.

La tradición era viajar a Galicia con mi madre para ponerle flores a mi padre, que murió un día de difuntos, hace ya 16 años. Sólo dejamos de ir cuando se iniciaron los ciclos de quimioterapia. Hoy cumplo sola con la tradición.

Tantos viajes juntas con mi madre, tantas conversaciones en el restaurante del tren, tantas risas en el compartimiento, tanta complicidad juntas. Hoy cumplo sola la tradición.

Recordar, la recuerdo todos los días. La recuerdo y la añoro todos los días y la lloro todas las noches. La festividad de difuntos es una tradición para honrar su memoria. Hoy cumplo sola la tradición.

Le pido que me de fuerzas, que su recuerdo me acompañe siempre, que su amor permanezca en mí, que sus enseñanzas perduren en mi corazón, que su sabiduría guíe mis pasos como madre. Pero por favor, por favor, por favor, que dejen de dolerme las entrañas, que deje de costarme respirar, que encuentre la paz en mi alma.

Tengo el corazón destrozado y mi madre se marchó con el pegamento para arreglarlo. Tienes que espabilar, cariño. Eso me estaría diciendo. Sin ti no sé, sin ti no puedo, pero seguiré intentándolo, te lo prometo.

Su recuerdo, su amor, sus enseñanzas y su sabiduría vive en mis entrañas. Sus tradiciones también. Hoy cumplo sola la tradición.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

jueves, 31 de octubre de 2013

DIY Halloween o cómo conseguir tres disfraces por el precio de dos

Por fin es Halloween! Por fin he terminado los disfraces! Sí, sí, nada más y nada menos que a las 6:50 de la mañana he dado la última puntada de las garras de los pies del disfraz de Parrulín! Pero para qué te metes en estos líos? Pues eso digo yo! Pero bueno, misión cumplida y niños felices!

La historia de este Halloween se remonta hace ya muchos meses atrás. Una mañana de sábado Parrulín y yo nos fuimos al cine a ver Monstruos University. Fue muy divertido y el niño salió del cine súper contento, diciendo que quería disfrazarse de Monstruos S.A. y empachado de palomitas, que eso también. Cuando se acercaba la fecha hablamos sobre los disfraces para llevarlos a la fiesta del cole y de la guarde y se acordó. “Yo quiero que vayamos de Monstruos S.A, yo de Sullivan y la niña de Mike” Y no te vale el de esqueleto que compramos el año pasado en el lidl? “No, quiero ir de Monstruos S.A.!” Bueeeeeno…

Mi idea inicial era reutilizar el de esqueleto y hacerle a la niña uno con un tutú, que estoy enamorada de las niñas disfrazadas con tutú, naranja para ser una calabaza, aunque también había visto uno de monstruo de las galletas con un tutú azul… Empecé a darle vueltas en la cabeza, y cuando dejé de marearme pensé, pues los dos con tutú, uno grande para Parrulín que lo lleve en el cuello y uno chiquitito para Xoubiña que lo lleve bajo los brazos.

Materiales: Dos tutús del chino, uno azul y otro verde; fieltro azul grande para hacer la cola, del chino y trozos de fieltro de varios colores que tenía en casa.

Durante la primera semana fui recortando todos y cada uno de los trozos de fieltro del disfraz que iba a necesitar. Recortaba en el metro y en el cercanías, si conseguía sentarme pero también si estaba de pie, recortaba por los pasillos en los transbordos, recortaba por las escaleras mecánicas… Yo recortaba y la gente me miraba raro. Al entrar y salir del vagón me guardaba las tijeras en un bolsillo para que no se pensara nadie que le quería agredir.

Con todas las piezas de fieltro recortadas las pegué con pegamento de tela pero como no me fiaba mucho, ni del pegamento, ni de los niños que no lo arrancaran antes de estrenar el disfraz, empecé a coser los trozos. Cosía en el metro y en el cercanías, si conseguía sentarme pero también si estaba de pie, cosía por los pasillos en los transbordos, cosía por las escaleras mecánicas… Yo cosía y la gente me miraba raro. Al entrar y salir del vagón ya no me guardaba la aguja y el dedal en un bolsillo, no creía que fuera a pensarse nadie que le quería agredir.

La cosa empezó a complicarse cuando llegó el momento de coserlo al tutú, que no me veía yo en el metro ni en el cercanías, tutú en las rodillas… Jolín, que ya me miran raro habitualmente! El disfraz de Mike conseguí coserlo en casa un día que extrañamente me dejaron un poquito de paz.

Al llegar este momento así estaba la situación:


Además necesitaba unos leotardos y un body verde-verde, para la niña, pero no fui capaz de encontrarlo. Lo que sí que encontré fue un tinte Iberia, así que por primera vez en mi vida me dispuse a teñir un body y unos leotardos que casi, casi le están pequeños, de verde-verde. Fue muy sencillo y quedó muy bien, no las tenía yo todas conmigo, y aunque decía que debía remojarlo 40 minutos yo lo dejé 10 porque ya me parecía suficiente verde-verde. Cómo se llama este verde? Yo siempre lo llamo verde-verde. 

Cada vez quedaban menos días y aún tenía que terminar el de Parrulín, que era un poco más complicado por la cola, las púas… Me lo tengo que llevar al metro, no hay más remedio! Conviene aclarar que mis viajes en metro y cercanías son muy, muy cortos, a la ida cojo una parada del cercanías, transbordo, dos paradas del cercanías, transbordo y una parada de metro. Una media hora, no más. A la vuelta una parada de metro, transbordo, otra parada de metro, transbordo y tres paradas de metro. Otra media hora. 

En una de estas entra en el vagón un chico cantando con una guitarra y pidiendo. Yo ahí, cose que te cose, que viene mi parada y me tengo que bajar. El chico canta, pasa la gorra, y se para conmigo. Qué haces? El disfraz de Halloween de mi hijo. Ah, pues te está quedando muy chulo! Gracias! Y eso que no le di propina ni nada! Y añade… ahora sólo te falta que no se lo quiera poner! Ay, sería vidente? O agorero? 

De momento sí, sí, se lo quiere poner, y además decide que necesita garras en las manos y en los pies para dar más miedo. Recorrimos múltiples chinos hasta encontrar unos guantes azul claro y unas zapatillas azul claro para andar por casa, que por cierto no le venían mal. Apañada que es una!

Pero dos días antes del día D, a falta sólo de rellenar la cola con algodón y cerrar la costura central, y de ponerle las garras en los guantes y en las zapatillas… Día nihilista, que dice mi santo, de esos que el niño niega todo, todo le parece mal y se enfada por todo. Y decide que no le gusta el disfraz! Que no da miedo y que no se lo va a poner! Esta crisis le duró hasta que fuimos una tarde a ver a los yayos, como lo llevaba en la bolsa del metro se lo hice probar allí y la yaya fingió tanto, tanto, tanto susto que el niño se quedó encantado.

Ayer, seis de la mañana, relleno la cola de algodón y cierro costura central. En el metro le pongo las garras a los guantes. Hoy, seis de la mañana, le pongo las garras a las zapatillas. Y voilá! Disfraces de Halloween terminados!

Por la tarde hicimos ensayo general, a falta de las zapatillas, es una pena mi obsesión particular por la privacidad, porque están de guapos los dos con el disfraz! Pero todo sea por su protección, os quedáis sin fotos de los niños, sólo de los disfraces vacíos. Los que vieron fotos, que me lié a mandar las fotos a todo el mundo, jeje, me dijeron que estaban muy lindos. Qué lástima, lo que habría disfrutado mi madre viéndolos así de divertidos.


En resumen, DIY Halloween o cómo conseguir tres disfraces por el precio de dos. Hemos conseguido, con dos tutús y unos trozos de fieltro tres disfraces terroríficos! Los niños van de Monstruos S.A. y esta estupenda mujer que escribe tiene unas ojeras reales, tan bien hechas, tan bien hechas, que parecen pintadas y que va de zombie! Jaja!

Feliz Halloween!
Ahora me voy corriendo a recogerlos a cada uno de su fiesta y a casa a hacer las maletas! Yuju! Que nos vamos a Galicia! Yuju! Una semana! Yuju!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña
Otro día más.
Sean buen@s y felices.


viernes, 18 de octubre de 2013

Lactancia prolongada y disfrutada


Hoy voy a desahogarme un poco hablando de lactancia. Que le des el pecho a tu bebé y te saques una teta en cualquier momento y en cualquier lugar parece que le da a todo el mundo patente de corso para hablar de lactancia, opinar sobre MI lactancia, sobre MI decisión y sobre MI bebé. 

Las dos últimas veces que he ido al pediatra, una vez al privado y otra al público, han opinado, no muy bien, sobre la lactancia prolongada. ¿13 meses es muy prolongado? ¿Cuándo se empieza a llamar prolongado? No tengo ni idea. ¿A partir de los 6 meses? Puede ser, pero lo mío no me parece prolongado, aún. El pediatra privado me hace todo tipo de preguntas de alimentación, lo que come, lo que no, pero la niña come de todo, la verdad. Y al final le digo que todavía toma pecho. Y me mira extrañado y me dice… Será de postre, no? Esa pregunta expresa su grado de conocimiento del tema. Por sus preguntas los conoceréis. Ante esa pregunta no le voy a dar un cursillo de lactancia, que se informe él solito, si quiere. Y le respondo… Claro, claro, de postre, como las natillas. 

En otra ocasión la pediatra de la seguridad social me hizo las mismas preguntas y cuando le dije que tomaba pecho me preguntó de buen rollito, para disimular… Toma el pecho cuando quiere, a demanda? Eh… sí. Ay, ay, ay, me temo que esto es una pregunta trampa! Y me suelta, de buen rollito, que el pecho a demanda es sólo hasta los seis meses, que si sigo así estoy “estropeando su metabolismo”, que no le doy tiempo a que se le vacíe el estómago y eso no es bueno para ella, que “la voy a hacer gorda”. Pero si es una sardinita! Si está en el percentil 5 desde que nació! Pesa lo que pesa, y si se mantiene en la curva que tuvo al nacer, pues estará bien, no? No le voy a dar a esta tampoco un cursillo de lactancia, que se informe ella solita, si quiere. Como el episodio anterior era muy similar y en ocasiones me divierte hacerme la tonta le digo… Ah, vale, vale, no lo sabía, entonces sólo de postre mejor no?  

En varias ocasiones desde mi incorporación me han dicho… Bueno, ahora que ya trabajas ¿le quitarás por fin la teta, no? Pues mira, no es el mejor momento, no, tanto ella como yo lo necesitamos más que nunca, para compensar las ausencias, para reencontrarnos, para consolarnos. ¿Y por fin? ¿Cómo que por fin? A esta ni cursillo ni nada, porque el que sí debería saberlo es el profesional. Así que le contesto… Ya veremos. 

La ginecóloga, la de la óptica que dice que no me puede graduar la vista hasta que deje la lactancia, la que me encuentro cuando tomo café, la mamá del parque, la amiga de mi madre, la de la panadería, la del kiosco… Mucha gente me ha mirado extrañada y ha preguntado… ¿Hasta cuándo piensas darle la teta? ¿Y yo pienso pero a ti que te importa? ¿Me meto yo en tu vida? ¿Por qué le voy a poner un límite a algo que hacemos a demanda? Así que le contesto… Hasta que ella y yo queramos. 

En ocasiones me han dicho… Claro, tiene esa mamitis porque todavía le das el pecho! Yo me pregunto si Parrulín tiene un vínculo menos fuerte por no haberle dado el pecho, y creo que no. No creo que ninguno de mis hijos tengan una dependencia excesiva de su madre. ¿Qué es dependencia excesiva? ¿Quién define ese “excesiva”? Porque en mi caso son muy sociables los dos, desde siempre, no se esconden bajo mi falda cuando llega un desconocido, más bien lo contrario. Cuando un niño tiene un vínculo fuerte y seguro con su madre no le da miedo perderlo, porque sabe que lo tiene. Es quizá cuando el niño no se siente preparado para ser independiente cuando se aferra aún más a su madre. 

Y yo recuerdo una vez que me encontré con una amiga que había sido destinada en Costa de Marfil. Xoubiña tenía apenas un par de meses, su niño algo más de un año. Me contó que todavía le daba el pecho y lo diferente que es allí este tema. Se me quedó grabada una frase que dijo. En Costa de Marfil si comentas que vas a destetar a un niño de menos de dos años te miran extrañados y te preguntan ¿pero qué te ha hecho el bebé?

Imagino que algunos que no sean de Costa de Marfil me mirarán y pensarán ya está esta “loca de la teta” o “talibana de la teta” que de dónde habrá salido esa expresión tan desafortunada, me pregunto. Pero yo no voy por ahí obligando a nadie a que dé el pecho, ni intento convencer a nadie de las ventajas o desventajas. No soy ni mejor ni peor madre que la que no quiere dar teta. Sólo hago lo que me apetece y con lo que nos sentimos a gusto las dos.

Yo no me planteaba cuánto tiempo iba a darle el pecho. De hecho, ni siquiera estaba segura de si sería capaz de hacerlo, ya que con Parrulín no llegué ni a los dos meses de lactancia mixta antes de dejarlo definitivamente.

En mi caso en lugar de lactancia prolongada prefiero decir lactancia disfrutada. Es mucho más fácil y más gratificante para mí la lactancia de ahora que la lactancia exclusiva de un bebé de poquitos meses. Porque ya no me preocupa si toma o no lo suficiente, qué teta me toca, si se llena o no, si aumenta de peso… Ya come todo tipo de alimentos, pero sigue teniendo un montón de ventajas, está siempre listo y a la temperatura adecuada, si tiene sed, si tiene hambre, si se ha dado un golpe, si está cansada, si tiene sueño… incluso si se aburre!

Me he quedado con la duda de cuándo empieza a llamarse prolongada, y no la he resuelto. Unos dicen que más allá de los doce meses, otros que más de los dos años que es lo que mínimo que recomienda la OMS. Hay datos que dicen que el período de amamantamiento natural del ser humano se puede fijar entre los dos años y medio y los siete años, por lo que quizá no tiene mucho sentido hablar de lactancia prolongada. Parrulín, con cinco años, se trinca cada biberón por la noche que si hubiera tomado teta no me extrañaría que siguiera con ella todavía.

Cuando la lactancia no supone un sacrificio ni un esfuerzo titánico, cuando no se trata de una obligación ni de una imposición, no se deben poner límites. Por eso en lugar de lactancia prolongada prefiero decir lactancia disfrutada.

Otro día más.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.

jueves, 17 de octubre de 2013

Vergüenza para el que la tenga!


Ayer terminaba el post diciendo… Hala! Vergüenza para el que la tenga! Y me quedé pensando sobre la vergüenza, la falta de ella, la de sinvergüenzas que hay por el mundo, si la vergüenza se nace o se hace, la vergüenza propia, la vergüenza ajena… Y pensé, voy a hacer un post de las veces que he pasado vergüenza. Me voy a limitar a tres, a las tres últimas, por ejemplo, que son suficientes. Así que allá va.

Y mientras pensaba en esto y hacía la compra con los dos niños, polifacética que es una, entro en una droguería buscando una cosa que necesito y no encuentro para el disfraz de Halloween (estoy organizando una que ya veréis, ya) y ocurrió. Quería recordar ocasiones vergonzantes? Pues toma otra para el post! Tendrán que ser cuatro!

En una droguería, enorme y de renombre... Nada más entrar, una torre grandísima de papel higiénico decorando el lugar. Estoy preguntando al encargado por lo que necesito cuando de repente veo que se cae la torre de papel higiénico entera. Mi primer pensamiento de madre: Esto ha sido mi hijo! El encargado y yo vamos para allá corriendo, él a recoger y yo a reñir a mi hijo, porque estaba segura que había sido él. No le veo en el lugar de los hechos. Respiro aliviada al saber que mi hijo no ha sido, por una vez. Con un poco de remordimiento de lo mal pensada que soy con lo santo que es mi hijo, que nunca toca nada, léase con ironía, lo busco por la droguería pero no le encuentro. Cuando veo que el encargado levanta uno de los paquetes tirados y ahí estaba mi hijo! Había sido él! Si ya lo pensé yo como primera opción! No le encontraba porque había quedado enterrado bajo el papel higiénico. Parrulín ahí, espatarrado y muerto de risa. Creo que porque se asustó pero sintió alivio al ver que no se había hecho daño. Menos mal que no eran latas, que me lo hubieran descalabrado. Qué vergüenza pasé!

En el metro… “Mamá, tu sabes lo que es una cópula?” Así me lo suelta, sin preliminares ni nada. Los pasajeros del metro me miran como pensando a ver lo que responde esta, y sonriendo más o menos disimuladamente. Eh… creo recordarlo, Parrulín, hace tiempo lo sabía, ahora ya, sólo lo recuerdo vagamente. “Ah, pues yo te lo explico entonces!” Noooooo, no hace falta, corazón, en casa mejor. Los pasajeros no sonríen disimuladamente, sonríen o se ríen directamente, sin disimulo ninguno. “Es como un circulo muy grande encima de tu cabeza” Ah, hombre, una cúpula! “Siiiiiiiii, eso!” Los pasajeros se ríen a carcajadas y yo también, hasta me cayó alguna lágrima de risa. Cuánto tiempo hacía que no lloraba de la risa. Pasé vergüenza pero terminó bien la cosa.

Cenando de tapas en un bar cercano... El dueño del bar le gusta mucho cantar y casi todos los días se pone a tocar el órgano (qué frase más desafortunada, jajaja) y a cantar en la terraza. A Parrulín le gusta que le deje cantar a él de vez en cuando. Suele ser divertido porque la gente le aplaude al terminar y él, feliz de la vida. Esta vez se prepara, se sienta en la silla, canta su canción con el micrófono, termina, y le aplauden. Viene a mi lado y me dice “Mamá, esa señora no me ha aplaudido” y le digo que eso es de muy mala educación. Mala respuesta la mía, porque se va directo a hablar con la señora. “Señora, es de muy mala educación no aplaudir al artista!” Y yo pensando Tierra, trágame!

Me enteré que había un desembarco vikingo... Le encantan los vikingos! Le despierto y le digo Parrulín, que me han dicho que vienen los vikingos! Quieres que vayamos a verlo? Me mira sorprendido, se lo piensa, y me dice: “No, no podemos ir, mamá” Por qué no? Si va a ser divertido. “No podemos porque no tenemos un diccionario gallego-vikingo y no podremos hablar con ellos!” Jajaja! Buena respuesta, qué listo eres Parrulín, pero no será que te da un poco de miedo? “Bueno, eso también” Estuvimos hablando y decidimos que era mejor ir a ver a los vikingos disfrazados y bien armados. No teníamos un disfraz de vikingo, pero sí uno de indio, y se lo puso, el tocado de plumas, el hacha de plástico y la lanza de plástico, y así se sentía más seguro. El muelle del puerto abarrotado de chiquillos para ver a los vikingos. Hasta que llegan y desembarcan blandiendo sus armas y entonando gritos de guerra, que salen todos los chiquillos corriendo asustados. Todos menos el mío, que al grito de “No os preocupéis, yo defenderé Galicia de los vikingos!” se lía a dar mandobles con el hacha de plástico como un desesperado. Pobres vikingos! Le dice un vikingo a otro “Coidado con este neno, que pegoume un machadazo caralludo!” y yo corriendo detrás gritándole Parrulín, Parrulín, que son de mentira!

Y tú? Cuándo has pasado más vergüenza? Cuéntamelo!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ha sido duro


Llevo dos semanas trabajando, adaptándome a los nuevos horarios, nuevas rutinas, nuevas responsabilidades y nuevos quebraderos de cabeza.

Ha sido duro, no voy a decir que no. Ha sido duro por las prisas en la reincorporación,  trabajar en la misma empresa pero en un lugar diferente, los nervios, la incertidumbre… Ha sido duro porque no se trata de una incorporación real, sino de una incorporación temporal hasta que salga el juicio en el supremo. Y entonces ya veremos lo que pasa. No sé cuánto tiempo va a durar esta situación provisional y yo lo provisional y la incertidumbre lo llevo mal, la verdad.

Ha sido duro por la adaptación de Xoubiña (aún no conseguida) a la guarde, mi santo la deja llorando y yo la recojo llorando, me aseguran que cuando no estamos la niña está bien, y yo la observo por la ventana como juega antes de recogerla y la veo bien, pero se me sigue encogiendo el corazón cada vez que llora al verme. Qué pensará? Parrulín dice que llora para decirme que me ha echado de menos, que como no sabe hablar llora para decirme eso. Quién sabe? Igual Parrulín entiende más el lenguaje de bebé, por eso de la proximidad de edad.

Ha sido duro por la otitis y laringitis que pilló en cuatro días de guarde, cuatro contados, no exagero. Empezó un miércoles, el lunes siguiente por la noche tenía fiebre. Pero no le protegían los anticuerpos de la lactancia materna? Sabía que se iba a poner mala pero no taaaaan rápido!!!

Ha sido duro porque estando malita no soltaba el pecho, desde las cinco que llegaba yo a casa hasta las seis de la mañana que me levantaba no estaba más de media hora sin engancharse a la teta. En el trabajo no me saco leche, por lo que se me ponían como piedras. Si os cuento que he visto salir leche volando por un estornudo!!!

Ha sido duro porque no tenía con quien dejarla, unos días con una amiga mía y otros días con una amiga de mi madre. Es complicado lo de la conciliación cuando se ponen malos, tirando de agenda a la desesperada.

En estos días, mi pobre niñita, ha realizado una cantidad de avances espectaculares. No será por la guardería, porque ha ido cuatro días sólo. Será porque le tocaba, porque hacía tiempo que estaba a punto. Pero si, ya lo puedo decir oficialmente, Xoubiña ya camina!

Además ha aprendido a decir “A guardar!” y lo dice cuando saca tooodas las toallitas de la bolsa y las vuelve a meter, cuando mete el cuadrado dentro del cuadrado y el círculo dentro del círculo. Pero también cuando me saca una teta y ya no quiere más la vuelve a meter dentro del sujetador y dice “A guardar!” Está bien esto de tener una niña ordenada, lo que no sé es a quién habrá salido…

Como ya camina ya ha hecho algunas trastadas. Trastadas de las habituales de todos los niños como abrir un cajón y sacar todo su contenido tirándolo al suelo, con la ventaja de que luego lo recoge diciendo “A guardar!” y se queda un buen rato entretenida! Ha hecho trastadas de las habituales en mi familia como tirar un calcetín dentro del baño, que también lo hacía Parrulín. Pero también ha hecho trastadas innovadoras, como coger la caja entera de hierro que tomo para la anemia, y tirarla al baño también. Pone en la caja cápsulas gastrorresistentes, la duda es si serán bañorresistentes…

Cuando Parrulín era pequeño le encantaban las pegatinas. Decidimos que para que no las pegara por toda la casa las podía poner en la puerta de su habitación. A lo largo de los años, el blanco de la puerta ya no se ve, con eso os lo digo todo. Pues a Xoubiña le encanta despegarlas, poco a poco, porque de momento sólo lo ha conseguido hasta donde llega, me está dejando la puerta que es un primor! Se pasa largos ratos despegando pegatinas, le entretiene muchísimo.

Ha sido duro, la echo de menos y me echa de menos, pero después de dos semanas trabajando os voy a contar un secreto que sólo me atrevo a decir bajito, sin que se me oiga mucho: Me gusta trabajar! Hala! Ya lo he dicho! Vergüenza para el que la tenga!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.

Otro día más.

Sean buen@s y felices.

jueves, 3 de octubre de 2013

Currando de nuevo

Ayer mi pequeña Xoubiña, mi niña con nombre de reina, mi currusquita, mi pequerrechiña, mi amor, mi compañía, mi consuelo, el melocotón de su abuela, mi pequeña se separó de su mamá después de todo un año en mis brazos y se enfrentó a una mañana con papá y unas horas en la guardería, pobrecita ella. Ayer me incorporé a trabajar y me enfrenté de nuevo al duro mundo laboral, pobrecita yo.
No hicimos adaptación ninguna. Hala! Cómo que no? Pues no, no la hicimos. Llamé a la guardería, he recibido un burofax, que me incorpore en tres días. Tienes plaza para la niña? Si, tranquila, cuando quieras. Uf, menos mal! Hacemos adaptación? Si tu quieres… pero yo que tú aprovechaba hasta el último momento para estar con ella. Pues tienes razón. Y así, a pelo, nos enfrentamos a nuestro primer día separadas. Mi santo se enfrentó a levantar y dejar en el autobús a Parrulín, a cuidar de la pequeña Xoubiña y llevarla a la guarde antes de irse a trabajar.
Y yo… pues me enfrenté a unos nervios que me tenían el estómago destrozado, a una noche durmiendo poco y mal, un madrugón, un pelo indómito, una entrevista con el nuevo jefe, otra con recursos humanos, otra con el nuevo jefe nº2, porque se habían confundido de jefe la primera vez, y un nuevo trabajo con nueva gente pero en la misma empresa. He vuelto al edificio en el que comencé de becaria, hace ya… unos doce años. Uf!
Que si estoy contenta? Bueno, contenta lo que se dice contenta… Lo que yo quería era trabajar, al fin y al cabo, pero me pilló tan de sorpresa el burofax y me daba un plazo tan corto para incorporarme que aún no me he hecho a la idea.
He vuelto al mismo sitio donde comenzó todo, aquí estuve casi seis años trabajando, luego me mandaron a un polígono empresarial otros seis, lejos de todo. Este es un barrio muy conocido y querido para mí, está al lado de mi colegio, me encuentro a menudo con niñas de uniforme, que me inspiran mucha ternura, también con antiguas profes, algunas de ellas también inspiran ternura pero otras no, claro. He hecho el mismo recorrido en autobús que cuando tenía diez años, he tomado café en los mismos bares que cuando era becaria, he hecho pis en el baño donde hice mi primer test de embarazo de Parrulín, he recordado cuando venían aquí los reyes magos, Parrulín chiquitito, chiquitito, vaya leche le pegó a Melchor nada más verlo!
Pero no es lo mismo, han pasado muchas cosas, han cambiado muchas cosas en tantos años. Yo tampoco soy la misma. Mucha falta me ha hecho mi madre estos días! Un abrazo de madre que me dijera que todo iba a salir bien, una sonrisa, un consuelo, una confidencia, y una canción de Sabina… Siempre me hace falta, siempre la echo y la echaré de menos pero necesitaba especialmente un abrazo, un desahogo, oírla que todo iba a salir bien…
Xoubiña lloró al dejarla en la guarde, como era de esperar, pero según su profe se le pasó enseguida. Eso no sé si es verdad o no, supongo que tampoco me va a angustiar contándome que ha llorado sin parar durante cinco horas. Pero cuando fui a recogerla andaba por allí explorando, toquiteando juguetes y muy tranquila. Hasta que me vio, claro, que lloró la pobre a mares, como de angustia, como Ay, si ha venido! Pobrecita mía. Me la llevé en el fular y se enganchó a la teta en cuanto la cargué. Cuando se llenó la barriga ya fue cantando y parloteando contenta por el camino, por lo que supongo que no habrá sido tan terrible su día.
Pasamos por la óptica, porque como no soy la misma de hace años, he descubierto que no veo bien el ordenador con las gafas que llevo y tenía que solucionarlo. Dejé a la niña un momento sentadita encima de una mesa, entretenida con un espejo, cuando de repente, se tiró de cabeza al suelo! Ay qué susto! Que yo la tenía agarrada de un pie, un por si acaso de esos de madre, y se quedó colgando del pie boca abajo. Para susto, el de la óptica, que dio un salto por encima del mostrador y se le puso la cara tan, tan blanca, que creyó que la niña se mataba y yo creí que se moría él del susto. Pobre hombre, entre que me dijo que necesitaba unas gafas de lejos y otras de menos lejos para el ordenador, y que mi economía no está para eso y le dije que ni hablar, el susto que le dio la niña y el salto que pegó por encima del mostrador…
En el metro Xoubiña me pidió bajar del fular y se comportó exactamente igual que hacía su hermano, es que hasta para eso son clavaditos. Se agarraba a las piernas de cada pasajero y les miraba sonriente desde abajo para que le dijeran hola, una vez conseguido se iba a por el siguiente. Saludó a todo el vagón! Todos babeando con ella, igual que su madre, y es que es zalamera a más no poder, además de guapa. Caminar, lo que se dice caminar, no sé si decir que camina o que no, agarradita si, pero suelta, suelta, poquitas veces, a veces dos pasitos, a veces seis, seis es el record. Supongo que la semana que viene ya lo habrá conseguido porque cada día se aventura más.
Al llegar a casa nos sentamos en el sofá, Parrulín pone dibujos, la otra me saca una teta, y se quedan los dos profundamente dormidos, los dejo dormir casi una hora, aunque no es hora de siesta, pero estábamos muy a gustito ahí los tres derrengados, tumbados en el sofá, baño, cena, y a dormir de nuevo.
En fin, que hemos sobrevivido al primer día de incorporación al trabajo y a la guarde, lo que me hace pensar que también sobreviviremos al segundo, y al tercero, en el cuarto ya me encuentro el fin de semana, y luego a comenzar una nueva semana. Se me hace raro levantarme sola y salir pronto de casa, arreglada, sin carrito… Esta mañana salía ya por la puerta cuando ha sonado el despertador de papá, he oído a Parrulín, dormido, diciendo “Mamá, el microondas!” y me he marchado con una sonrisa y una lagrimilla.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Sobre deberes y pulgas

Parrulín no tiene deberes, todavía, no tiene deberes propiamente dichos pero de vez en cuando resulta que tiene que llevar algo al cole y me lo dice siempre en el último momento. Y no tenemos disponible en casa hojas de otoño, ni nombres en chino, fósiles si, una buena colección, pero no tenemos tampoco setas, ni pulgas, ni impresora para imprevistos.

"Mamá, los niños de mi clase han llevado ya hojas y frutos de otoño y yo todavía no!" Hijo, es que no me lo habías dicho! Por qué no habrá una agenda de esas en este cole? Hala, a recoger hojas. Vaya! Pues han debido limpiarlas justo hoy y no hay. Pues nada, me acerco a la frutería y compro nueces, avellanas y una pequeña calabaza. Solucionado! Luego resultó ser el único en llevar una pequeña calabaza y fue todo un éxito.

"Mamá, los niños de mi clase han llevado ya su nombre en chino y yo todavía no!" Hijo, es que no me lo habías dicho! Por qué no habrá una agenda de esas en este cole? Papá de Parrulín se lo busca y lo transcribe en un folio. Solucionado! Luego resultó que los niños habían impreso el nombre directamente de Internet.

"Mamá, los niños de mi clase han llevado ya un fósil y yo todavía no!" Hijo, es que no me lo habías dicho! Por qué no habrá una agenda de esas en este cole? Papá de Parrulín saca algunos fósiles de su colección y se los da. Solucionado! Luego resultó que querían fotos de fósiles, también resultó que se le rompieron los fósiles pero fue después de enseñarlos y total... sólo tenían unos millones de años!

"Mamá, los niños de mi cole han llevado ya unas setas y yo todavía no!" Hijo, es que no me lo habías dicho! Por qué no habrá una agenda de esas en este cole? Otra vez recurrimos a la frutería, compramos diferentes setas y las pegamos con su nombre en una cartulina. Solucionado! Luego resultó que hicimos una cena riquísima!

Pero ayer... el colmo de los colmos. "Mamá, los niños de mi clase han llevado ya una pulga y yo todavía no!" Hijo, es que no me lo habías dicho! Por qué no habrá una agenda de esas en este cole? Una pulga? Una pulga? No tenemos de eso en casa, lo siento. Y para qué quieres tú una pulga? Me cuenta no se qué movida de unos científicos y un collar de pulgas. Mi primera opción era mandarle un sms al padre, imprime por favor en el curro una foto de una pulga. Pero lo iba a flipar y puede que no lo leyera. No tenemos ningún sitio cerca que vendan pulgas, ni los chinos! Ay estos chinos, que ya no son lo que eran! Eh... collar de pulgas, collar de pulgas... Ya lo tengo! Corre! Vamos a la nueva clínica veterinaria que han abierto aquí abajo que van a cerrar ya! El de la veterinaria va a flipar!

Buenas noches, mire, es que necesito para mañana una foto de una pulga. Ya sé que es raro pero pensé que igual tendríais un folleto de un collar de pulgas. El de la veterinaria no flipa, debió de parecerle lo más normal del mundo, flipo yo. El veterinario era uno de los tíos más guapos que he visto en mi vida! No estoy muy puesta en veterinarios, sólo he tenido peces y cuando se morían, que siempre se morían, los tiraba y punto. Guapísimo, super amable, simpatiquísimo, todo estupendo el veterinario! Todo estupendo pero sin folletos de collares de pulgas. Pero se lo busca en Internet, le deja elegir cuál le gusta más y se la imprime.

Eh... que aún sigo flipando de guapísimo que es... Muchas gracias, y buenas noches.

Espero que mañana el niño me pida una foto de garrapata! O una foto de un veterinario guapo! Si, eso estaría mejor!

Y es que Dios prometió a la mujer un hombre guapo, bueno, rico y amable en cada esquina. Y luego... hizo el mundo redondo!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

martes, 17 de septiembre de 2013

En la mochila

Cuántas cosas puede traer un niño en la mochila del cole? Qué ha sido lo más extraño que han traído tus hijos en la mochila o en los bolsillos?

El viernes fui a buscar a Parrulín al cole. Nada más verlo, con ese olfato que te da ser madre, digo Ese baby no es tuyo, cariño. "No, es de Federico, pero es que me gusta más que el mío!" Anda, anda, tira para arriba a ver si está el tuyo en clase y lo vuelves a cambiar. Y sabéis por qué? Porque ha roto los bolsillos del suyo y el de su amigo todavía los tiene intactos.

Se baja del autobús y me grita encantado "Mamá, mira cuánto blu tack he podido robar hoy!" Parrulín, eso no se hace! Y la verdad, que lo hace muy a menudo. Hasta le he comprado blu tack, pero nada, que le gusta más si es robado! Como a mí los mejillones, que no me saben igual si los compro o si remo hasta una mejillonera!

Viene un día con un dibujo muy bonito, muy bien hecho. Nada más verlo, con ese olfato que te da ser madre, digo Este dibujo no lo has hecho tú. "No, es de Lucas, pero a que es bonito?" Y ahí lo tenemos, en el lugar de honor de los dibujos bonitos. Osea, en la puerta de la nevera.

Los sábados vamos a unos cuentacuentos en una librería, al final, suelo comprar algo y te ponen siempre en la bolsa unos caramelitos. Nada más llegar entra detrás del mostrador y coge un paquete de caramelos. "Así tiene menos trabajo el señor!"

Tengo que registrarlo cada vez que volvemos del parque, y siempre encuentro piedras, cuanto más feas más le gustan, palos, semillas, hojas... Vale que en Galicia recogiera todo ese tipo de cosas, y conchas, pero es que allí, tenemos jardín!

Lo peor, lo peor, es que se ha traído del cole un montón de mocos que le ha contagiado a la niña, pobrecita mía. Parrulín no se ha puesto malito, todavía, y la pequeña Xoubiña no tiene fiebre, pero mocos los tiene todos. Anoche vomitó mocos hasta tres veces. Hoy la llevo al pediatra.

Y me voy a sentir afortunada porque de momento nunca ha venido con piojos! Tengo preparado el inex pediculicida soap, pero de momento no nos ha hecho falta.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Crónica de un viaje

Ya estamos de vuelta de Galicia! Más que nada, porque empezaba el cole, bendito cole, que si no, seguíamos aún por la terriña. Mi santo se había vuelto ya pero nosotros aún nos quedamos diez días más solitos allí.

El viaje, con los dos, bien gracias. Como soy un poco descerebrada, pero no del todo, esta vez me fui en tren. Recordé aquel viaje en avión, con Parrulín pequeñito, pequeñito y sin dni, que no nos quedamos en tierra de milagro. Recordé también aquel viaje en coche, embarazadísima, que empezó en coche y terminó en grúa y en taxi y Parrulín vomitando. Recordé aquel viaje en bus, la ida de noche, Parrulín vomitando, la vuelta de día, interminable... Qué me depararía el destino esta vez?

Y después de tanto recordar digo, mejor me voy en tren que Xoubiña ya no para quieta, Parrulín no se mareará... Más barato por la mañana, pero sale a las 7:30 a 30 km de mi casa, la hora fatal, pero la pela es la pela, digo venga, madrugón, adjudicado!

Me recoge un taxi a las 6:45 y pongo el despertador a las 5:30 para recoger la cocina, que el resto de la casa estaba listo, y dar un último repaso. Ilusa de mi, pensé que Xoubiña seguiría durmiendo, la pasaría al carrito cual bella durmiente, y Parrulín le despertaría en el último momento. Mec! Fallé! En las dos cosas! A los diez minutos de levantarme aparece Parrulín en la cocina y berrea la otra desde la habitación.

En una hora consigo darles el desayuno a los dos, vestirnos, recoger la cocina, las camas, que Parrulín vuelva a recoger todos los juguetes que había vuelto a sacar y cerrar la casa. Comienza el viaje. El taxista, conocido, me ayuda a bajar el maletón y nos lleva a la estación sin problemas.

Bueno, sin problemas para nosotros, porque la pobre maleta se rompió y perdió una pata. Pero no había sido la cremallera lo que se te había roto? Si, pero de la otra maleta, compré una nueva, pero no resistió ni un viaje! La pela es la pela, si, pero los chinos son los chinos.

La estación, muy maja ella, el tren a Madrid sale de la vía 8. Cómo? Que no hay ascensor? Genial! Con carrito, maletón cojo y niño pequeño. Bajo a Parrulín y el carrito y subo a por el maletón cojo? Y si me roban la maleta? Coja, pero llena de ropa. Y si me roban a los niños? A veces me desesperan pero les tengo cariño. Y si me sale una hernia? Que una ya no está para esos trotes. Y si viene un chico muy amable y me lleva la maleta y además me ayuda a bajar el carrito?

Ole! Aún quedan caballeros! El carrito entre los dos, y el maletón cojo, él solito, resoplando, pero solito. Como se ha roto una pata, no se mantiene en pie, se cae a cada rato, para más comodidad. Cuando por fin estamos en el andén, el caballero ni siquiera iba en nuestro tren, ni a nuestra vía! Vaya usted con Dios, caballero, con Dios.

Me encuentro con otro caballero, esta vez revisor del tren, que me ayuda a meter los niños, el maletón cojo y el carrito, que incluso me dobla y sube arriba. Vaya usted con Dios, caballero, con Dios. Ah, no, que este se queda, claro.

Yo pensaba que en el talgo ponían pelis, pero ponen un documental de esos de animales, como los de la dos. Bueno, a Parrulín le interesa y digo yo que se dormirá, que para eso sirven los documentales de la dos, no? Pues no. Le interesa y además va contándomelo todo el rato, a gritos porque tiene cascos. Parrulín, no grites. Parrulín, no grites. PARRULÍN, QUE NO GRITES!

Mientras tanto, Xoubiña de excursión, gatea por todo el vagón, saluda a la gente, les grita si no le hacen caso, se levanta agarrada a los asientos... En su línea, vamos.

Cuatro horas después, al borde de la desesperación, Parrulín se duerme porque terminó el documental y la peli que venía después era insufrible. Yo decido bajar el carrito y pasear a Xoubiña para que se duerma, visto que el traqueteo sólo no le funciona. En diez minutos ha caído.

Meto el carrito entre mi asiento y el de delante, porque no me atrevo a sacarla no vaya a ser que se despierte y paso dos horas sentada, pero de lado, con las piernas al pasillo, que no me caben.

La peli es un horror pero hay un tipo con un portátil viendo Lo imposible. Para imposibles estoy yo! Veo su peli, sin oírla, y con reflejo en la pantalla, pero mucho mejor que la del tren.

Despiertan, me recompongo, que me había quedado cuadrada, subo el carrito y les doy de comer a los dos. Después se van los dos a hacer amigos en el vagón y me quedo tranquilamente viendo, y oyendo, la segunda peli del tren, Argo, me encantó, sobre todo por verla en paz.

Tachán! Llegamos! Siete horas después! Madrid! Madrid! Madrid! Dónde estará mi buen caballero? U otro cualquiera? Ah, pues no quedan. Vaya! Niño, carrito, maletón cojo, todos para fuera, incluida mi lengua, porque así llegué al ascensor, con la lengua fuera. Pero llegué.

Ahora estará chupado, sólo tengo que llegar a la parada de taxis. Ah, pues no es tan fácil. Parrulín va con un globo, que se le vuela en sentido contrario al que vamos, por supuesto, y la parada está más lejos de lo que recordaba. De hecho, con lo que pesa el maletón cojo la estoy viendo hace rato y cada vez me parece más lejana.

Conseguimos llegar y cargar, pero al llegar a casa había dos camiones que no dejaban entrar el taxi y tiene que dejarme en la esquina. Niño, carrito, maletón cojo, todos para fuera, incluida mi lengua, porque así llegué a casa, con la lengua fuera. Pero llegué. Llegamos a casa!

Y al abrir la puerta es cuando Parrulín me dice: "Mira, mamá, la fregona, que te estaba esperando!"

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.