martes, 29 de septiembre de 2015

El PEAC de la Comunidad de Madrid


Iba Caperucita por el bosque conduciendo un Ferrari cuando se encontró un cartel que decía Programa de Enriquecimiento de Altas Capacidades de la Comunidad de Madrid, esta Caperucita pensó a lo mejor esto me interesa, dio un volantazo (en este bosque se permite dar volantazos) y se dirigió rápidamente hacia allí (en este bosque se permite aumentar la velocidad)
El Programa de Enriquecimiento de Altas Capacidades de la Comunidad de Madrid, a partir de ahora PEAC, que es muy largo el nombre este, (casi no cabía en el cartel que encontré en el bosque) es lo que nos ofrece la Comunidad de Madrid para nuestros niños AACC, lo único que nos ofrece. Intentamos entrar el año pasado pero habiendo entregado la valoración del muchacho en mayo estábamos fuera de plazo para entrar en septiembre, así que hemos tenido que esperar un año más. Eso, y la confirmación de la valoración, aquella en la que me decían que tenía que mejorar en cuestionar la autoridad.
En principio pienso, para algo que le dan… pero eso de que sea un sábado cada quince días me parece francamente insuficiente, un lavarse las manos y un cumplir expediente, porque su día a día en el cole seguirá siendo igual de frustrante. No me convence, para algo que le dan… Hablo con la persona que mejor conozco de estos temas, la encantadora Fátima de Arca, y me asegura que voy a estar muy contenta con el PEAC, que el niño se lo va a pasar fenomenal, que están súper bien preparados y que va a resolver todas las cuestiones emocionales que son lo que más me preocupa. Bueno, pues me lo voy a creer un poquito más. Obtengo referencias a través de terceros que dicen estar muy satisfechos, la mayoría, y me dicen además que los niños están más equilibrados, más centrados y más felices desde que van al programa, aunque también hay alguno del que me dicen que ha abandonado el programa porque no les gustaba a los niñ@s.
Y llega el día de la reunión de padres de nuevos alumnos admitidos en el PEAC. Llamo previamente para confirmar si puedo ir con niño/s. No, mal empezamos. Mi santo se pide el día libre para que yo pueda asistir. Y menos mal que asistí! Porque lo primero que me encuentro es que me dan la inscripción del niño y si no firmo mi consentimiento no entra. Debe de ser la tercera vez que firmo mi consentimiento para lo mismo, pero por lo visto esta era la definitiva.
El PEAC de la Comunidad de Madrid, en su edición nº17, y con el título Cambiando el rumbo: La realidad desde otro ángulo, tiene un total de 1.800 alumnos de los cuales 250 son nuevos. Echo cuentas, si tengo en cuenta los que se van a la universidad y no pueden seguir el caso es que la mayoría repiten, eso es muy positivo. Nos presenta la reunión el director del PEAC y el director de la D.G. de Educación Infantil, Primaria y Secundaria.
Me resulta curioso que lo primero que dice el director del PEAC es que este programa es complementario a la atención que TIENEN que recibir por parte del sistema educativo, que el primer implicado en dar la respuesta adecuada a las AACC debe de ser el centro del mismo modo en que se atienden otras necesidades. Bien, pero como no me lo lleve yo de la mano a este señor a hablar con la tutora y orientadora de estudios del cole… Aunque no he tenido todavía la reunión con la tutora de este año me basta con decir que a sus siete años Parrulín no haya aprendido NADA en el cole que no supiera ya.
Nos explican las bases del Programa, voluntario y gratuito, 1800 alumnos en 5 sedes, con 5 equipos de coordinación y 112 profesores. Lo paga la Comunidad de Madrid, obviamente, y la CEIM. Que no nos explica quién es pero me informo después que es la Confederación Empresarial de Madrid.(¿?)
Los principios del programa dicen que son el desarrollo equilibrado de las capacidades y personalidad de los alumnos, protagonismo de los alumnos como inspiradores de su propio plan de trabajo, desarrollo del pensamiento creativo, desarrollo de habilidades sociales adecuadas, fortalecimiento del compromiso y la motivación hacia las tareas y evaluación continua y formativa del misma. He marcado en negrita lo que estaba marcado en negrita, y hay algo que me extraña enormemente. Las habilidades sociales adecuadas. Adecuadas? Hay unas que son adecuadas y otras que no? Adecuadas según quién? Mmmmmm… puede que sea propia paranoia pero el término adecuadas no me ha gustado en absoluto, creo que sobraba en esa frase. Y más todavía cuando en el personal no nos han mencionado ningún equipo de psicólogos. Adecuadas? Todavía ando dándole vueltas a ese tema. Les enseñamos a mejorar sus habilidades sociales o les encarrilamos para que sean los corderitos adecuados?
El programa se divide en cuatro ámbitos de trabajo: Habilidades sociales, Artístico, Humanístico-Literario y Científico-Tecnológico. Esto parece que está bien también, no sé yo si mi Parrulín lo Humanístico-Literario le va a interesar mucho, la verdad, quizá sí, ya veremos de qué va, pero suena muy bien en general cubre todos los campos. Nos advierten que no cubren ni deportes, ni idiomas, ni música, bueno ni falta que hace, eso lo podemos cubrir nosotros pero insisto, nadie cubre el día a día que es en realidad lo que nos haría falta.
La reiterada petición de que firmemos el Sí en el formulario llega a despertar otra de esas alarmas paranoicas. ¿Por qué tanto empeño en venderme algo que ya estaba vendido? Si he firmado tres veces el consentimiento! Por lo menos pidió diez veces que por favor dijéramos que Sí y entregáramos la inscripción a la salida. Tampoco nadie nos había advertido que si no íbamos a la reunión esta renunciabas a la plaza. Y amablemente se despide. En líneas generales me ha caído bien este señor.
Le cede la palabra al otro señor, el D.G. de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, este señor nos lee su propio discurso, cosa que nunca me ha parecido bien ¡apréndetelo al menos! a mí eso de que me lean en voz alta no se me da bien, desconecto automáticamente. Observo mientras lee al primero de los señores, el del PEAC, y su lenguaje corporal me resulta mucho más interesante que la lectura del señor político, no se encuentra a gusto, tiene los brazos cruzados en actitud de protección, no de aburrimiento, porque se le escapan muecas de desacuerdo con comentarios del otro. Puede que sea paranoia también, que tengo unas cuantas, pero me parece que la relación entre estos dos es un tanto tirante, y cada vez me cae mejor el director del PEAC, si se lleva mal con el político de turno, para mí es un punto a su favor, probablemente paranoia también.
Y ahora, deseando empezar, a ver qué nos ofrecen, en qué se traduce, si me puedo llevar a este señor al cole, si en el cole le atenderán de otra forma al estar en el PEAC, y encantada porque… para algo que le dan en líneas generales suena bien! Ahora sí que canta Caperucita! Tralará, tralará!
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Iba caperucita por el bosque conduciendo un Ferrari, tralará, tralará…


La educación, ese derecho fundamental de los niños que cada vez está más torcido, y cada vez más retorcido, la educación que este año ha comenzado con un gasto de 450 eurazos en libros! Sí, que yo sigo erre que erre con lo mío, que me ha dolido. La educación a cada uno según sus capacidades, esa es la educación que nuestros hijos merecen, y a la que tienen derecho legal.
Y como no es fácil conducir un Ferrari hoy vengo a contar cómo afrontamos este curso la adaptación curricular de Parrulín, mi querido Ferrari, a la que tiene derecho legal, que nunca me cansaré de repetirlo.
Lo poco, poquísimo, escasísimo, insuficiente y decepcionante que le adaptaron el año pasado fue avanzar un libro de una especie de pasatiempos matemáticos que le encantan, Dale al coco se llama. Su profesora del año pasado me dijo que como le gustaba tanto hacer eso y se le daba tan bien le comprara el Dale al coco 2 para que pudiera hacer algo que le gustara cuando terminara las tareas, una especie de entretenimiento-premio-aprendizaje.
Este año Dale al coco 2 estaba en el listado de libros, pero necesitaba preguntarle primero a su nueva profesora para saber qué íbamos a hacer. Ayer hablo por fin con ella y me dice que le vuelva a comprar el Dale al coco 2. Repite libro entonces? Sí, el Ferrari repite libro, alucinante. Según su profesora no debe avanzar tanto en la materia que cada año tengamos el mismo problema, ella entiende que haberle dejado hacer el cuadernillo 2 el año pasado no fue una medida muy acertada por parte de la profesora anterior, me dice que ha hablado con ella y le ha dicho que sólo hizo aproximadamente la mitad y que en esa mitad le hará unos ejercicios especiales para él, para que no se aburra. Bueno, vale, aceptamos barco, aunque sea muy, muy difícil aceptar barco siendo un Ferrari. Acordamos tener una tutoría cuando ya tengan el horario completo y conozca más al niño para hablar más detalladamente de cómo tiene pensado abordar su adaptación curricular.
Parrulín se muestra decepcionado por tener que repetir el Dale al coco 2, le pregunto si es verdad que hizo sólo la mitad y me cuenta que no. Cuando la profesora le veía, él hacía el cuadernillo 2 por el principio, pero que como era tan fácil que le aburría en cuanto podía hacía las páginas del final que eran un poco más complicadas y le divertían más. Y menos mal que es un niño de buen conformar, porque la verdad es que tener que repetir el libro debe de ser aburridísimo. Hala, otro curso perdido para el pobre chiquillo! Que nos sobran los genios, señores, podemos derrocharlos! Para qué nos vamos a preocupar por ellos! #NoPisoteesLasAACC
Y todo esto lo hablaremos con calma cuando tengamos la tutoría. Es difícil el equilibrio entre tener la mejor educación posible para tu hijo, a la que tiene derecho legal aunque este derecho quede en manos de la libre interpretación del profesor que le toque cada año, y la convivencia con el colegio donde pasa muchas horas al cabo del año. Como madre iría como una loba a defender sus derechos y sin embargo debo disfrazarme de caperucita porque es la única forma en la que puedo ganar algo y es más lo que tengo que perder. Iba caperucita por el bosque conduciendo un Ferrari, tralará, tralará…
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El cabreo de los libros


Yo soy muy de entender las cosas, sí, yo lo entiendo todo, tengo una empatía prodigiosa, y entiendo que los libros del cole me van a salir por una pasta. Pero también soy muy de cabrearme, sí, me cabreo con facilidad, tengo una facilidad prodigiosa para eso también, y no entiendo que entre un niño de 7 años y una niña de 3 sumen casi 500 euros de libros, uniforme aparte.
Entiendo que hayan cambiado la ley, otra vez, en algo tiene que trabajar en ministro de educación de turno, aunque no haya entendido en qué consisten esos cambios, ni los anteriores, ni los anteriores. Entiendo que hayan tenido que cambiar los libros, entiendo que las editoriales hayan tenido que volver a imprimirlos para introducir esos cambios tan importantísimos que se la han ocurrido al ministro de educación de turno. Pero me cabrea que la ley haya salido tan, tan tarde que no les haya dado tiempo a hacer todas las ediciones necesarias, me cabrea que conseguir un libro de primaria sea más difícil que escalar el Everest.
Entiendo que en el colegio no puede haber niños sin libros cuando ya han pasado dos semanas desde el comienzo del curso, entiendo que ralentizan la clase y que complica la vida a las profesoras, y quién quiere complicarse la vida! Pero me cabrea que le echen la culpa al niño y le echen la bronca, me cabrea que presupongan que él solito va a la librería, los encarga, los paga y se los lleva a casa, los forra, pone el nombre y los lleva al cole en la mochila. Me cabrea que no me echen la bronca a mí, que me puedo defender, que puedo contarle que llevo más de quince días preguntando cada día por los libros que le faltan y me explican que no se ha terminado de editar la tercera edición y por eso aún tardarán, al menos, diez días más.
Entiendo que en la librería donde estaban encargados me digan que no me pueden conseguir el de lengua, porque no se va a imprimir más y no hay proveedores con existencias. Ojo, que son de Anaya todos, una editorial de lo más normalita. Me cabrea tener que ir a buscarlo a una librería de renombre, de esas inmensas y abarrotadas en las que necesitas múltiples manos y múltiples ojos para encontrar el libro que necesitas al mismo tiempo que controlar a dos niños y un bolso enorme para que no se pierdan y no te roben ni a los niños ni al bolso.
Entiendo que en la librería donde estaban encargados me digan que para conseguir el de sociales y el de inglés tengo que esperar a que terminen la edición. Me cabrea que ante la insistencia del colegio tenga que ir de nuevo a buscarlo a la librería de renombre, me cabrea que en la librería de renombre tampoco lo tengan y me manden a una librería rarísima de la calle arenal, me cabrea que me adviertan que la cola va a ser enorme.
Entiendo que hacer aquella cola que llegaba al reloj de las campanadas era una barbaridad, entiendo que si yo pudiera ir a primera hora al día siguiente habría menos cola, entiendo que lo mejor es enviar a mi santo. Me cabrea que el niño diga que lo necesita ya, que le han vuelto a echar la bronca, me cabrea que insista en hacer semejante cola.
Entiendo que dos horas y media de cola en plena calle es mucho para dos niños pequeños, entiendo que pedirles que estén de pie es demasiado y les dejo sentarse en el suelo sin decirles que se levanten ni una sola vez, entiendo que se aburran soberanamente. Me cabrea tener que decirles ochenta veces que no puedo perderlos de vista, me cabrea tener que impedir que Xoubiña entre a probarse unos zapatos camper o un vestido de pronovias, me cabrea que Parrulín corra y grite sin parar.
Entiendo que me haya levantado esta mañana a las 5:30, media hora antes de lo habitual, para forrar los dos libros restantes y terminar por fin esta pesadilla. Me cabrea no haber tenido fuerzas para haberlos forrado anoche.
Entiendo que el niño necesitaba los libros fuera como fuera. Me cabrea que el año que viene se repetirá la misma historia. Yo, que todo lo entiendo aunque me cabree, en este caso ha ganado el cabreo! Y agradezco que ninguno de estos libros haya sido el de Macmillan Edelvives que sostiene que Esperanza Aguirre es la imagen de la España de hoy, eso sí que es de cabreo, cabreo, cabreo!
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.

Otro día más.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Un Héroe y demasiados villanos


El post de hoy va a ser un poco diferente, sabéis que no soy yo de meterme en camisas de once varas pero en esta ocasión no puedo evitarlo. Vengo a hablar de héroes y villanos. Héroes hay pocos, desconocidos en su mayoría, pero villanos, villanos hay muchísimos, algunos con nombres y apellidos, y anónimos también. Demasiados villanos para tan pocos héroes.
 
Tenemos un Héroe, con mayúsculas, uno solo. Su nombre es Aylán Kurdi, tiene tres años y está muerto, muerto también su hermano de cinco, Galip, y su madre Rehan. La foto de Aylán en la playa ha dado la vuelta al mundo, portada de periódicos y cabecera de informativos ¿era necesaria? Sí, es el Héroe, el Héroe de esta mierda de mundo que está plagado de villanos. Era necesario crear un Héroe, no le ha tocado al bebé de unas semanas que perdió la vida el sábado pasado en idénticas circunstancias, le ha tocado a Aylán ser nuestro Héroe. Mierda de mundo este que necesita un Héroe, que necesitaría también un Héroe de Sudán y de otros muchos países africanos que están en la misma situación. Si tuviéramos un Héroe de cada uno de los países en conflicto dejarían de ser Héroes, ya no removerían conciencias pero qué caro nos saldrían tener tantos Héroes! Y cuántos villanos!
 
Villanos los políticos que han tenido que esperar a tener un Héroe para empezar a hacer algo o para que parezca que están haciendo algo. Villanos los políticos que no saben resolver el problema de la inmigración y menos aún el de los refugiados. Villanos los políticos que no intervienen en esta guerra porque no tienen petróleo que ganar. Villanos los políticos que denegaban el 80% de las peticiones de asilo. Villano, villano y villano el diputado polaco Janusz Korwin-Mikke llamando a los refugiados “basura humana que no quiere trabajar”.
 
Villanos todos los periodistas que publicaron en portada la imagen de Aylán porque su propósito no era el de la necesidad de encumbrar al Héroe, si no el de explotar su dolor. Villanos algunos de los periodistas que acuden a recoger la información de forma morbosa que sólo buscan aumentar las audiencias. Villana, villana y villana la reportera húngara Petra Laszlo, pateando a un padre con su hijo en brazos.
 
Villanos los que sacan beneficio económico de semejante drama humano. Villanos los que les cobran un dineral por un pasaje en precarias condiciones. Villanos los que les explotarán después por un sueldo miserable. Villanos, villanos y villanos los que se enriquecen a costa de ellos, antes, durante y después.
 
Villanos los que comentamos el éxodo de refugiados con los amigos en el bar pretendiendo arreglar el mundo con un botellín en la mano. Villanos, villanos y villanos los que comentan que habría que ayudar primero a los españoles en crisis.
 
Villanos los que lloramos desde casa al ver las imágenes del telediario, que no sabemos cómo contestar las preguntas de nuestro hijo y  agradecemos no encontrarnos en semejante situación. Villanos los que lloramos y no nos levantamos del sofá. Villanos, villanos y villanos todos!
 
Villanos casi todos, casi, porque también tenemos héroes, héroes de verdad, anónimos y desinteresados. Yo conozco a una, está recogiendo ropa para enviarla a donde más la necesitan, se ha ofrecido como traductora, ofrecido su casa como acogida para los refugiados, una casa que es tan pequeña como grande su corazón. Y además lo hace sin publicarlo ni alardearlo, lo que tiene infinitamente más mérito.
 
Amiga, he hablado contigo, te admiro tanto como me avergüenzo de mí misma. Me he sentido igual de villana que todos los demás. Porque yo… yo también soy villana, villana de bar, villana de sofá y villana de post.
 
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Comienza el cole de mayores


Empezaron los coles en Madrid, nuevo curso, nuevos amigos, nuevas emociones y para nueva, nueva, Xoubiña, que se enfrentaba a esta aventura por primera vez. Y se enfrentaba, como siempre, con la sonrisa que la caracteriza.
Estaba mentalmente preparada para ir al cole de mayores, llevábamos meses hablando de ello, me había acompañado a recoger a su hermano en numerosas ocasiones, había jugado en el patio, se había quedado en la guardería en cada reunión de padres... Entre su desparpajo cuando iba de visita y el desparpajo de Parrulín que habla hasta con las paredes, había muchas profesoras que ya conocían a Xoubiña. Y si no, la verdad es que sólo hay que verla para saber que es hermana de Parrulín, clavadita me ha salido!
Había comprado el uniforme con ella, se lo había probado, habíamos comprado los libros juntas también, estaba preparada para ir al cole de mayores! Durante meses ha estado afirmando súper convencida que para ir al cole de mayores había que llevar calzoncillos pero gracias a Dios se le olvidó montar un numerito para que le pusiera calzoncillos para ir al cole y las braguitas de Hello Kitty fueron suficientes.
Madrugaron, y yo más, desayunaron, y yo no, y mi santo nos llevó a todos al cole. Me habían dado permiso en el curro para ir a llevarlos el primer día, que me hacía ilusión. Nos perdimos por culpa de unas obras, todo un clásico del primer día, pero salimos de casa con tiempo suficiente hasta para hacerles fotos a los dos, otro clásico del primer día.
Feliz Xoubiña con su mochila llena de mudas por si acaso, entra en el colegio saludando Hola cole, hola niños, hola profes! la profe que cuida la puerta ya la conocía, la del pasillo de su clase también, para todas tuvo una sonrisa y unas palabras. Xoubiña, a tu clase nueva, Parrulín, que este año tienes que subir ya al segundo piso! Encontramos su clase, era la clase de las brujas, dentro había niños, muchas madres y algún padre incluido el nuestro. Mi niña entra, se da una vuelta explorando y decide sacar un cajón de cacharritos de cocinitas y ponerse a cocinar tan feliz ella sentadita en el suelo de su clase nueva. Un par de niños lloraban y la profe… la profe llegó 20 minutos tarde, otro clásico del primer día.
Llega la profe, da dos palmadas y dice Madres fuera! Así, directamente, sin un buenos días ni un disculpad que llegue tarde. Es el pistoletazo de salida, los dos niños que lloraban discretamente empiezan a llorar a grito pelao, más o menos la mitad de los demás se contagian y empiezan a llorar a grito pelao también. Xoubiña levanta la cabeza y al ver llorar a tanto niño se encoge de hombros y sigue jugando con sus cacharritos, nos cuesta trabajo incluso conseguir que nos dé un beso, ahí a lo suyo, tan feliz estaba.
Nos marchamos cuando empezaban esos momentos tan traumáticos y desagradables de arrancar literalmente a los niños de los brazos de sus madres. Nunca he tenido que pasar por ello, y lo agradezco porque no respondo de mis actos en esa situación, creo que hay infinitas formas mucho mejores de hacerlo, de hecho creo que hacerlo así es la peor forma posible.
Nos despedimos de la profe del pasillo, majísima ella, un niño berreando en cada brazo. Qué tal se ha quedado Xoubiña? Llora? Voy a por ella? No, no, tranquila, está fenomenal. Salgo con mi santo, le presento algunas madres que estaban en la puerta y él no conocía, y todas me preguntan cómo se ha quedado la pequeña. Pues feliz! Qué alivio!
Llego tarde a trabajar, permiso que agradezco pero que tendré que recuperar y que me ha costado entrar ayer y hoy a las siete de la mañana, cuando no estaban puestas ni las calles. Paso la primera mañana acordándome de mis hijos como toda madre primeriza y wachapeándome (palabra tan castellanizada ya que hasta le pongo acento! Jajaja!) con la madre de un niño de la clase de Xoubiña que ya conocía porque es madre de una niña de la clase de Parrulín, su niño lo ha pasado fatal con todos los momentos traumáticos incluidos.
Llegan las cinco y estoy allí para recogerlos. Xoubiña está jugando tan contenta y me recibe con una sonrisa, me dice que bien, pero me cuenta poco, voy sacándole las palabras a cuentagotas a lo largo de la tarde. Qué tal el cole? Bien. Qué tal tu profe? Bien. Es maja? Mmmmmm…. No. Jajajajaja! Esto tengo que indagar más, pero se me despista con un perro que pasa.
A media tarde. Oye, y qué tal tu profe nueva? Bien. (Al menos dice bien) Es maja? Mmmmmm…. No. Y por qué? Porque habla mucho, habla todo el rato y habla tanto que me marea! No puedo evitar soltar una carcajada, nunca había empleado esa expresión y ninguno de la familia es lo que se dice calladito precisamente. Seguiremos investigando.
Y qué has hecho en el cole? Pues… yo corría mucho pero siempre me decían Xoubiña veeeeen! Jajajaja! Me la estoy imaginando corriendo por el patio, con el pelo despeinado al viento y ese gesto que hace ella para retirárselo de la cara, feliz en su espíritu libertario. Me entra la duda, no sé si corría por afición o por ganas de huir.
Y qué más has hecho? Has hecho algo en inglés? Pues… Bailar en inglés. Ah, qué bien. Y cómo se baila en inglés? No me dejan bailar como a mí me gusta, se baila moviendo los pies para arriba. Xoubiña baila mucho girando sobre sí misma y con los ojos cerrados, según ella es igualita a la Princesa Sofía pero es verdad que es un poco peligroso.
Segundo día, yo ya no puedo llevarlos, según mi santo se queda tan contenta. Paso la segunda mañana acordándome de mis hijos, un poco menos, y wachapeándome de nuevo con la madre de su amigo, fatal también el pobre. Le ofrezco quedar en el parque, quizá si juegan juntos se le haga menos difícil.
Llegan las cinco y estoy allí para recogerlos. Xoubiña está jugando tan contenta y me recibe con una sonrisa. Qué tal el cole? Bien. Qué tal tu profe? Bien. Hoy ha sido más maja? Mmmmmm…. No. Jajajajaja! Y por qué? Porque baila tanto que me duelen los pies. En fin, que no me cuenta mucho pero parece que su relación con la profe no es muy cordial de momento. Por la tarde habla por teléfono con su yayo. Qué tal tu profe? Es muy cansina, está todo el rato hablando y bailando sin parar. Jajajaja!
Tercer día, según mi santo se queda tan contenta. Paso la tercera mañana acordándome de mis hijos, cada vez menos, y wachapeándome de nuevo con la madre de su amigo, fatal también el pobre el tercer día.
No sé, parece que de momento las cosas no van mal del todo, que hable mucho y baile mucho no parecen malos hábitos para una profe de infantil. Es posible que la queja de que hable mucho quiera decir en realidad que la manda callar a ella, para la queja de bailar aún no tengo explicación, quizá que no la dejen bailar girando con los ojos cerrados. Seguiremos investigando el caso porque esa respuesta de que no es maja me extraña mucho.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Es el fin de una larguísima etapa


Hace seis años, en el mes de julio, comenzamos a llevar a Parrulín a la guardería. No teníamos experiencia en guarderías, ni de amigos ni conocidos, primero miramos alguna cerca de casa, la impresión fue de “aparcamiento de niños en espacio reducido” y luego miramos una cerca de casa de mi madre, la impresión fue de “gran familia con buenas instalaciones y mejor trato” y nos decidimos sin dudarlo.
Hasta que cumplió un año Parrulín fue cuidado por su abuela, no podía estar en mejores manos, pero cumplió un año, estaba en ese momento en el que todavía no andan pero quieren estar todo el rato de pie, además llegó el verano y mi madre se quería marchar a Galicia y decidimos dejarlo en la guardería. Con el corazón encogido, lágrimas en los ojos y total indiferencia por parte del chiquillo, afrontamos ese primer día.
Desde entonces han pasado algo más de seis años en los que nos ha sucedido casi de todo y siempre hemos encontrado ayuda y apoyo en la guardería. Desde el horario especial que han llevado los dos, entrando a la hora de comer, hasta estar siempre accesibles para cualquier imprevisto o necesidad especial. Se dieron cuenta de las capacidades de Parrulín y lo adelantaron de clase cuando lo sugerí, también se dieron cuenta de las capacidades de Xoubiña y la adelantaron de clase sin que lo pidiera.
El verano en el que mi madre estuvo ingresada y nos dieron el terrible diagnóstico y pocas esperanzas de vida, le dieron su primera quimio y la enviaron a casa, semicomatosa, más muerta que viva. Parrulín no tuvo vacaciones, yo lo recogía, estaba con él, le llevaba a dormir con su padre y volvía a casa de mi madre, a quedarme con ella poniendo el despertador cada hora para comprobar si seguía respirando. Qué época más terrible aquella! Y cada vez que iba a recogerle, con el corazón hecho trizas y fingiendo una sonrisa, encontraba una directora preguntándome cómo estaba yo, si había comido, ofreciéndome cada día un bocadillo y un abrazo.
Le pedí ayuda a su profesora sobre cómo explicarle a Parrulín lo que iba a suceder, me encontraba totalmente perdida, preocupada y desorientada. Ella habló con un psicólogo especializado y estuvo contándome que debía hablarlo con naturalidad, no mentirle, dejar que lo viviera a su manera, dejar que se expresara, resolver sus dudas, acompañarle pero sobre todo, no transmitirle mi propio drama, él debía elaborar su propio duelo. Es sin duda lo más difícil que he hecho nunca y sus consejos me ayudaron infinitamente.
Empezó Parrulín el cole pero cada vez que era no lectivo lo llevaba de nuevo a la guardería, también las vacaciones de semana santa, de navidad y las de verano mientras nosotros trabajábamos. Las últimas navidades de mi madre, mientras ella se moría, Parrulín estaba en la guardería también, y yo me sentía tranquila al saber que él estaba a salvo.
Pasaron aquellas terribles navidades de su muerte, a finales del mes de enero tenía que incorporarme a trabajar y tuve que dejar a Xoubiña con apenas cuatro meses, tampoco tuve nunca ningún problema, ni con su horario especial ni con dejarle biberones de leche materna, todo facilidades. Cada día un cómo estás, un abrazo, un no llores más.
Apenas quince días más tarde me despiden del trabajo y deja de ir a la guardería. Después de ganar el juicio me mandan un burofax un viernes para que me incorpore el lunes, Xoubiña tenía ya algo más de un año. De nuevo ningún problema para incorporarse a la guarde a toda prisa, de nuevo ningún problema para dejar a los dos aquellos días en los que no hay colegio y las vacaciones mientras nosotros trabajamos.
Y ha terminado esta etapa, mañana Xoubiña comienza el cole de mayores. Salgo de la guardería igual que entré, con el corazón encogido, lágrimas en los ojos y total indiferencia por parte del Xoubiña, a ella no le da pena, está emocionada con el cole de mayores y Parrulín... un poco harto ya de la guarde, el pobre, ya es muy mayor para eso.
Se acaban seis largos años de guardería, si ha habido algún problemilla o desacuerdo en todos estos años, francamente no me acuerdo. No tengo más que buenas palabras de la guardería. Y sé que no es un adiós, que es un hasta luego, que seguimos teniendo las puertas abiertas los días sin cole y las vacaciones, pero me da pena despedirme. Se cierra un largo capítulo que ha sido muy importante en mi vida y en la de mis hijos.
Una buena guardería es un tesoro, y hemos tenido mucha suerte en la elección. Una buena guardería es un segundo hogar para los niños y una segunda familia también. Los echaremos de menos. Y sé que en el cole va a estar bien, que es un cole estupendo, ya hemos pasado por ello, Xoubiña está muy contenta, ha jugado a menudo en las instalaciones, y recuerdo que el resumen de Parrulín del primer día fue “Lo he pasado chupi lerendi!”
Este adiós a la guardería tiene también un importante aspecto emocional, se acabó esta etapa, se acabaron los bebés. Ayer los veía dormir y pensaba lo increíble que me parece haberlos criado a los dos, ya no me quedan bebés. Parrulín fue criado durante la mejor etapa de mi vida, con mucha alegría, acompañada por mi madre, Xoubiña en cambio fue criada en la peor etapa de mi vida, la más triste, la más sola, la más difícil, y los dos han salido adelante.
No quiero otro bebé, me siento totalmente incapaz de criar un hijo más, me imagino con un bebé en brazos y no sabría qué hacer con tres hijos. Sí, saldría adelante también, supongo, pero mi pena de dejar de tener de bebés no incluye el anhelo de volver a empezar. Siento que mi familia está completa, y los niños crecen, como debe de ser. Y por un lado me da mucha pena, por otro lado me da cierto alivio y, en el fondo, en el fondo, lo que me parece increíble es haber logrado tener unos hijos tan alegres, buenos y cariñosos.
Cerramos un capítulo, quién sabe qué nos deparará el siguiente.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.