lunes, 31 de diciembre de 2012

Aquí seguimos

Seguimos en el hospital. Un sitio no muy habitual para pasar las fiestas, no muy alegre, no muy familiar, no muy navideño. Pero es lo que nos ha tocado.

Qué distintas son estas navidades de las pasadas! Las navidades pasadas fueron agridulces, nos habían dicho que mi madre no llegaría, pero con la quimio y con peluca, pasamos las fiestas en casa de mi hermana, dando las gracias por tenerla entre nosotros y dando las gracias también por mi embarazo.

En realidad este año no fue tan malo, la quimio semanal experimental no le daba efectos secundarios y como a todo te acostumbras en esta vida se puede decir que estábamos bien. Y, por supuesto, el nacimiento de la Xoubiña nos llenó a todos de alegría.

El día que cumplía tres meses, el 29 de noviembre, no veía yo muy bien a mi madre, hablé con su doctora y me dijo que la llevara al hospital para hidratarla 24 horas. En lugar de 24 horas fueron 26 días, hasta la nochebuena. Todo se fue complicando, todo le iba fallando.

Nos convencieron para irnos a casa, estaba estable dentro de la gravedad. El mismo día 24 nos fuimos a casa en una ambulancia, cada hermano trajo de su casa lo que encontró y organizamos una cena improvisada. El 25 estaba peor, el 26 aún más, el 27 volvimos al hospital en otra ambulancia.

Le hicieron varias pruebas y nos dijeron que era el final, que fallaba el riñón, los pulmones y el corazón, su situación es incompatible con la vida. Esas fueron las palabras textuales. Y desde entonces no salimos del hospital.

La niña y yo nos quedamos todas las noches, mis hermanos se quedan también, un día uno y otro día el otro. Dos veces me he ido a duchar a casa y volver corriendo. Pero mi madre me coge la mano y me pide por favor que no la deje. Es lo único que puedo hacer por ella y no voy a negárselo.

Estamos a su lado, la cogemos de la mano y la acompañamos. Nos sentimos abrumados, tristes e impotentes. Es tan injusto todo! Estaba bien del cáncer, ha luchado mucho y que se vaya a morir por un fracaso renal era algo inimaginable.

Hoy tomaremos todos juntos las uvas. Será la última vez.

Espero que tengáis una buena noche, que disfrutéis con la familia, de estar unidos y no dejéis de decirles a los seres queridos lo mucho que les queréis.

Si alguna se acuerda de mi en esta noche, por favor, que abrace fuerte a su madre. Que disfrute de tenerla.

Como dice Isabel Allende... Madre sólo hay una porque nadie resistiría el dolor de perderla dos veces.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Perlitas brillantes

Llevo mucho tiempo sin escribir. Me paso los días en el hospital con mi madre. Sigue ingresada y las noticias no son muy favorables. Yo no estoy muy animada, la verdad, no tengo muchos motivos para sonreír, pero Parrulín tiene unas salidas tan brillantes que voy a escribir un post de perlitas, para que pasen a la posteridad y poder releerlas cuando las fuerzas flaqueen.
Hablando de brillantes, Parrulín está últimamente muy cantarín, aunque desafina tanto como su madre, pobre, y ahora que lo pienso, como su abuela también. Y qué creéis que canta? Brillancicos! No es genial? Ja, ja. Cariño, se dice villancico. "No mamá, es brillancico. No ves que en Navidad todo brilla?" Pues es verdad, mi amor, mola más decir brillancicos. Le han enseñado unos brillancicos rarísimos, de los que además no le han explicado lo que significan las palabras, como "la verdad de su linaje" pues ni idea de qué significa linaje. Como "en un portal miserable" pues ni idea de qué significa miserable. Como eso, todo. No entiendo que le enseñen las cosas como si fuera un lorito.
"Mamá, quien decoró al niño Dios?" Eh... Cómo que quién lo decoró? "Si, quién le puso ese círculo de oro-plata en la cabeza?" Uf, pues ni idea, cariño, si quieres llamamos a la yaya para preguntárselo. Porque yo, las preguntas peliagudas de religión se las paso a mi suegra. Que le explique ella lo que es un halo.
"Mamá, quien puso la estrella de oriente que alumbra a la gente?" Eso es de un brillancico, lo dice siempre todo junto, la-estrella-de-oriente-que-alumbra-a-la-gente. En realidad, Parrulín, la-estrella-de-oriente-que-alumbra-a-la-gente era un meteorito. "Ah, y quién mandó ese meteorito? Dios?" Eh... supongo que si. Quieres llamar a la yaya para preguntárselo? Un día le hicieron a mi madre un TAC y la doctora quería hablar con nosotros en privado cuando tuviera los resultados. Parrulín se fue a casa de su mejor amigo hasta que yo llegara. Cuando fui a buscarle estaba disfrazado de Rey Melchor. Era tanta mi pena por mi madre y tanta mi culpa por haberle dejado en casa de su amigo que esta madre no-violencia accedió a comprarle una espada. Iba feliz por la calle, con su corona de Rey Mago y su espada. Cariño, esto es un poco raro, nunca he visto al Rey Melchor con una espada. "Pues claro, mamá, como que ahora soy el Rey Errores!" Errores? Ja, ja, me parto, errores cometió muchos, pero era Herodes, cariño, Herodes! Estoy muy tristona, muy necesitada de cariño, y le estaba agobiando a abrazos a propósito. Cuando me suelta... "Mamá, no invadas mi espacio vital!" Perdón? Tu qué? "Mi espacio vital" Ah, debe decirlo su profe, a ver si lo sabe. Y eso qué es? "Es un círculo imaginario que rodea a las personas" Toma ya! Pues sí lo sabe, me quedé asombrada. Al día siguiente estaba dando teta, y él estaba dibujando pero se empeñaba en subirse encima de mis rodillas constantemente. Le bajaba y se volvía a subir, así todo el rato. Me estaba agobiando un montón. Pensé, esta es la mía. Cariño, por favor, no invadas mi círculo vital. "Es que tu círculo vital me incluye a mí y a la hermanita" Y traza un círculo imaginario a nuestro alrededor. Vaya, pues va a ser verdad! Al ser madre amplías el círculo vital para que te quepan todos. Espero que os hayan divertido estas perlitas y os hayáis reído un poco. Es importante la risa, tanto física como psicológicamente. Estuve leyendo el otro día un reportaje sobre educar a los niños en el humor y, aunque ya lo hacía, procuro sacar fuerzas todos los días para que mi casa esté llena de risas. Para llorar ya tendremos tiempo. Mamá de Parrulín y de Xoubiña. Sean buen@s y felices.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Un finde como otro cualquiera

Este era un fin de semana como otro cualquiera, salvo que mi madre estaba ingresada, claro, y además en el fin del mundo, a más de una hora de casa. Esto hace complicada la logística, muy complicado. Somos tres hermanos, yo hago la mañana y ellos se turnan para hacer la tarde y la noche. Antes no lo hacíamos así, pero como ahora soy yo la que tiene el bebé más pequeño...

El sábado me levanté pronto y me fui para allá con la Xoubiña, que es una santa. Santa es poco. Los niños buenos nacen o se hacen? No lo sé, pero desde luego tengo una suerte...

Me releva mi hermana y nos vamos a casa, a ver la que han liado Parrulín y su padre. Sorpresa! Pero si han hecho la compra, qué novedad. Y además han comprado un calefactor para el salón! Seguro que el que se hubiera estropeado el que teníamos ha tenido algo que ver. Madre mía, qué salón! Todos los juguetes por el medio, lapiceros de colores, dibujos variados, hay de todo! Incluso un carro de la compra sin vaciar!

Aquí viene la buena noticia del día. Cariño, me he confundido, te dije que no, pero tengo guardia mañana. No jodas! Sólo de día, 12 horas. Coño! Y me lo dices ahora? A ver cómo me las apaño para mañana.

Parrulín, que te he echado mucho de menos! Sabes que estaba en el hospital con la abuela, no? "Me lo ha dicho papá, yo también quiero ir" Ah, de acuerdo, pues mañana vamos juntos. Uf! Primer asunto resuelto.

Domingo por la mañana. No es muy madrugador Parrulín, pero casualmente hoy si, lo que me viene fenomenal para mis planes. Me visto, los visto a los dos, y de excursión hasta el fin del mundo. La abuela sólo sonríe con su nieto. Hay que ver lo que le quiere, es su mejor medicina.

Paseamos un poquito por el pasillo saludando a todas las enfermeras. Parrulín, el carrito, mi madre y el gotero, todos juntos pasillo arriba, pasillo abajo. Parecemos una manifestación.

Llega la comida de la abuela y Parrulín quiere comerse su filete, la abuela se lo da encantada. Ni hablar! Vamos a comer a la cafetería si quieres. Compartimos un menú. Yo el primero y él el segundo y el postre.

Cuando subimos a la habitación la abuela se mete en la cama a dormir una siestecita, Parrulín duerme también en la cama del acompañante y Xoubiña en el carrito. Tengo unos hijos que son unos santos. Santos es poco. Los niños buenos nacen o se hacen? No lo sé, pero tengo una suerte...

Me releva mi hermano. Relevarme a la hora de comer por lo visto para él significa llegar a las 4. Pero como están los dos dormidos espero a que se despierte Parrulín para marcharme. Nos vamos por fin sobre las 5:30, desde las 10 de la mañana. No está mal. Estoy agotada, pero hay que ver lo bien que se han portado los dos niños.

Son casi las 7 cuando llegamos a casa. Y qué me encuentro? Que no funciona el ascensor! Tócate los huevos! Vale, venga, desmonto el carrito, subo la maxi cosi por las escaleras un piso, bajo a por las ruedas, subo un piso, bajo a por la maxi cosi, subo un piso, bajo a por las ruedas, subo un piso... Así hasta el quinto. Y qué me encuentro? Que un gilipollas se ha dejado la puerta abierta!

Estoy agotada del finde, no sé si pegarme un tiro o si ponerme a hacer la cena. "Mamaaaaa" Ay, cómo odio esa a alargada! "Mamá!" Dime cariño. "Que me dijiste que hoy poníamos el árbol de Navidad!" No jodas! Ahora? En fin, que terminé el día entre luces y guirnaldas. Si es que soy una santa! Y luego me pregunto a quién han salido mis hijos!

Un fin de semana cualquiera o un fin de semana de locos? Un fin de semana cualquiera o un fin de semana de santos? Juzguen ustedes.

Otro día más.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.