viernes, 27 de junio de 2014

Hace tres años ya. Cómo pasa el tiempo!


Hace tres años, exactamente hoy, nació mi sobrino. Parece mentira que hayan pasado ya tres años. Cómo pasa el tiempo! Esta es la típica frase que demuestra que me estoy haciendo mayor, la decía mucho mi abuela. 

Sabía que le iban a provocar el parto durante la mañana, yo tenía que currar, en el hospital estaba mi hermana, acompañada de su marido y de mi madre. Llamé al salir del trabajo. ¿Cómo va eso? 8 cm! Corre! Salí pitando, muy, muy emocionada de conocer a mi sobrino. Al llegar nos dijeron que aún quedaba, que bajara a comer algo con mi madre. Nos fuimos a la cafetería y después del primer plato llama mi cuñado. Que ya! Que bajáis al paritorio? No, que ya ha nacido! Ostrás, qué rapidez! Justo al marcharnos mi madre y yo la habían bajado al paritorio y allí, entre empujones y Kristeller HICIERON NACER a mi sobrino.

Tardaba en subir a la habitación y tuve que ir a buscar a Parrulín a la guarde y volver a la clínica. Tenía preparado un juguete que se supone que le regalaba su primo al nacer, unas excavadoras, su obsesión de aquella época. Al llegar con Parrulín a la clínica, justo en la puerta de la habitación de mi hermana, estaba la enfermera que traía al bebé. Puedo presumir de haber sido la primera en verle! Estaba allí, tan chiquitín, tan envuelto, con esa carita de duende… Y es que tuvo algunos problemas al nacer y lo separaron unas horas de su madre.

Era chiquitito, chiquitito y se dormía agotado constantemente. Al día siguiente tenía una pierniña como con un moratón tremendo y se lo llevaron a hacerle una radiografía por si acaso se había roto una pierna al nacer. Por si acaso LE HABÍAN ROTO una pierna al nacer. Vino una enfermera con el niño y nos dijo que la radiografía había salido bien, pero que le habían hecho un análisis de sangre y tenía una infección. Se lo acercó a mi hermana y le dijo -Dale un besito que nos lo llevamos. Mi hermana le dio un beso y se lo llevaron, sí, creíamos que se lo llevaban a hacerle alguna otra prueba, pero fue a neonatos, y estuvo allí nada más y nada menos que 22 días. Había cogido una infección en el canal de parto que le había afectado al cerebro.

Mi sobrinillo con una infección cerebral en neonatos y mi madre tan, tan cansada, que estaba agotada sólo de ir un ratito a la clínica. Fue entonces cuando la convencimos para hacerse ella un análisis, con el resultado la mandaron directamente a urgencias y estuvo un mes ingresada. Mi madre en una punta de Madrid, mi sobrino en la otra. Mi hermana repartiéndose entre las escasas visitas que permitían en neonatos y el otro hospital. Yo cuidando a mi madre y escapándome las pocas veces que podía para ver a mi sobrino a la clínica.

Qué época más terrible! A veces miro atrás y me parece increíble todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos luchado, a todo a lo que nos hemos tenido que enfrentar. No sé qué fue más terrible, si tener a mi padre en coma en Galicia y a mi madre operándola de un presunto cáncer en Madrid a la vez, la gravedad e incertidumbre acerca de la salud de mi sobrino y de mi madre a la vez en esta segunda ocasión o el largo ingreso y camino final de mi madre, esperado, pero doloroso. Mi sobrino ganó la batalla después de casi un mes. En cambio mi madre la perdió después de año y medio de lucha.

El cumpleaños de mi sobrino es un momento agridulce, el recuerdo de su nacimiento está empañado por aquella infección y porque coincidió con el inicio de la enfermedad de mi madre. Y han pasado ya tres años. Cómo pasa el tiempo! Si, y qué mayor me estoy haciendo que no dejo de repetir esta frase. Y los niños nos obligan a continuar con la vida, a seguir adelante. Mis hijos y mi sobrino son lo más preciado de la familia.

Me encanta ver a mi sobrino, que además es mi ahijado, con esa cara de pillo que tiene. Con lo que pasó de recién nacido yo creía que era casi imposible que se quedara sin ningún tipo de secuela. Pero está sano, está contento y es feliz. Sigue siendo chiquitito y con una preciosa sonrisa de duendecillo travieso. Mañana tendremos su fiesta de cumpleaños, mañana volveremos a ver a los primos jugando juntos. Me gusta mucho verlos jugar juntos, entre risas y peleas, oirles gritando "Pimoooooo!” “Pimaaaaaa!”
 
Qué mayores están todos! Cómo pasa el tiempo!
 

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

miércoles, 25 de junio de 2014

Más difícil todavía. Mamá equilibrista.



El viernes era el último día de colegio de Parrulín, su último día de Infantil. En Septiembre comenzará Primaria, si es que se sigue llamando así de aquí a Septiembre, como cambia la ley pues ya no sé. El caso es que ha cumplido un ciclo formativo y comienza otro, pero antes tenemos todo el verano por delante.

En ocasiones esto de la maternidad se parece al más difícil todavía.
A veces me siento como si fuera una madre equilibrista, no me puedo permitir la altura de estos taconazos, pero en fin, yo me siento así:


¿Consigues modificar tu horario laboral para comenzar cuando no están puestas las calles todavía y temes que te ataque un lobo? Sí, lo he conseguido. Es altamente improbable que me ataque un lobo en el metro, lo sé, pero el miedo es libre y cada uno tiene miedo de lo que le da la gana. El caso es que consigo ir a buscar a los niños al cole y a la guarde y pasar la tarde con ellos. Yuju! Aunque me levante más temprano que las gallinas y malcoma un sandwich a toda prisa en el metro de vuelta.

Más difícil todavía ¿Consigues juntar días libres para Semana Santa y/o Navidad? Mmm… más o menos, sí. Unos años más y otros menos, pero lo consigo. En Semana Santa solemos escaparnos a Galicia, en Navidad tenemos una semana en el trabajo, para la otra tengo que hacer equilibrios entre guardería y una amiga.

Y eso porque tengo la suerte de poder dejar a Parrulín en la guardería, aunque sea casi, casi el único de esa edad, alguno más va, pero deben de ser dos o tres sólo. Mientras él aguante y las profes lo aguanten también es mi tabla de salvación pero cada vez es más mayor y se aburre más el pobre. Y cuando Xoubiña comience el cole y deje la guarde no sé cómo nos arreglaremos.

Más difícil todavía. Ahora van en el cole y se cogen libres toooodos los puentes del año, además de días inexplicables por sorpresa tipo el día del maestro, el día de la madre del maestro, el día de la abuela del maestro, el día del primo del sobrino de aquel que era vecino de un maestro, o simplemente porque sí. Hacemos equilibrios entre guardería y una amiga.

Y eso porque tengo la suerte de poder dejar a Parrulín con una amiga, pero es una opción que me reservo para cuando no hay otra solución, tipo que se ha caído y se ha hecho un tremendo chichonazo y me llaman para que lo vaya a buscar porque no saben gestionar la situación, o algo similar. Bueno, similar no, toquemos madera que no se vuelva a caer así o se romperá la cabeza. Dejamos a mi amiga para emergencias o enfermedades variadas.

El más difícil todavía, el imposible. Dos meses de vacaciones! Toma! A ver cómo te las apañas con eso! Imposible. Y si no cuentas con la ayuda de una abuela la situación se vuelve casi insostenible.

Las opciones son:

¿Un campamento urbano? Uf! Hay mucha oferta de este tipo de cosas, el mayor inconveniente es el precio, que no son baratos precisamente. Otro de los inconvenientes es el horario. Muchos son de 9 a 2, cosa que sólo veo si no trabajas y simplemente quieres entretenerlos durante la mañana. Porque a ver qué horario laboral tiene la que los deja a las 9, se va a currar y vuelve para estar allí a las 2 a recogerlos. Si al precio que te cuesta el campamento tienes que sumarle una persona que te los recoja y espere a que llegues ya se dispara el desembolso.

¿Un campamento fuera? Ay no, que lo veo muy chiquitín todavía a mi niño para no dormir en casa, nunca ha dormido fuera y no lo voy a estrenar en esa aventura mandándolo quince días por ahí. Pobrecito mío! Quizá en un par de años podría ser una opción interesante. Yo empecé a irme de campamento con 11 años, un mes entero en un curso de inglés en Comillas, Santander, y lo pasaba realmente bien, tengo unos recuerdos fabulosos.

¿Un fuera más fuera? Al extranjero, dices? Pues mira, con la edad de Parrulín ya se los llevan, pero teniendo en cuenta que cuesta unos tres meses de mi sueldo, sin contar la hipoteca, que si lo resto ya necesito por lo menos seis meses de mi sueldo, que lo veo muy chiquitín, y que su nivel de inglés por mucho que se supone que aprenden en el cole no le llega ni para entender a Peppa Pig, pues va a ser que no. Pero no lo descarto para un futuro muy futuro. Mi padre pedía un crédito todos los años para mandarnos un mes a Irlanda. Decía que la educación era la mejor herencia que nos podía dejar, y la única, y por eso se endeudaba para todo el año. También lo pasaba genial en Irlanda, la verdad, tengo muy buenos recuerdos de allí.

¿A la guarde con su hermana? Pues sí, qué le vamos a hacer, es la opción más cómoda para nosotros en cuanto a horarios y a todo lo demás. Aunque luego nos iremos a Galicia a pasar las vacaciones “de verdad” en mi caaaaaaasa, el resto de sus vacaciones Parrulín las pasará en la guarde.

Pero es demasiada guarde para la cantidad de vacaciones que tiene, así que he buscado, buscado y rebuscado otras opciones que me cuadraran en cuanto a precio, horario y localización. Al final vamos a llevar a Parrulín a un campamento de teatro. El año pasado fue a un curso de tres días en ese teatro con los hijos de unos amigos y lo pasó genial. Incluye el desayuno (casi todo fruta!) y la comida (en un restaurante cercano), es de 9 a 5 y algo, aunque se puede entrar a las 8 pagando un complemento (opción que necesito para los días que mi santo tenga guardia) y me da tiempo a recoger a la niña primero. Es un esfuerzo económico que me puedo permitir al menos quince días.

Las vacaciones son el más difícil todavía. Es como si consiguieras realizar el recorrido caminando por el delgado alambre de la conciliación y al mismo tiempo te fueran lanzando pelotas de goma para que, a la vez, vayas realizando malabares. Y puede que alguna de estas pelotas sea lanzada con mala suerte o con mala baba y de vez en cuando te lleves un pelotazo en toda la jeta o te haga caer del alambre.

En fín, así es la maternidad, ¿quién dijo que sería fácil?

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

viernes, 20 de junio de 2014

Festejando el 19 de junio



Ayer en Madrid hubo una gran fiesta. Ayer en Madrid era festivo, pero no sólo eso, sino que además se celebraba una gran fiesta, teníamos una cita histórica.

Parrulín se despertó sin acordarse de lo que se celebraba pero en cuanto se lo recordé ya le entraron los nervios. Nos vestimos eligiendo la ropa con esmero para un día tan especial como el de ayer, Xoubiña con un vestidito ideal, los demás guapos pero cómodos, estaba previsto que pasaríamos mucho calor, y nos dirigimos al centro de Madrid con tiempo más que suficiente para el festejo.

Por el camino encontramos muchas calles cortadas, entraba dentro de lo previsto y encontramos alternativas para acercarnos lo más posible. Encontramos también muchos balcones con banderas de España, aunque nos quedamos con la duda de si era por el mundial fallido o si habían sido puestas a propósito para el día de ayer, o puede que las dos cosas a la vez. Nos cortaron de nuevo la calle para el paso de una comitiva y nos cruzamos con varios camiones del ejército con los cañones para las salvas, nos cruzamos con policías a caballo y con un montón de gente de naranja que creo que eran de protección civil. A Parrulín le gustaron los cañones, a Xoubiña los caballos.

Habíamos quedado con mis hermanos y mi sobrino para estar todos juntos en un día tan señalado. Los primos estaban felices de encontrarse, se gritan todos mutuamente, Xoubiña grita “Pimoooo!”, mi sobrino le contesta “Pimaaaa!” y Parrulín cuida y molesta alternativamente a los dos pequeños a la vez.

Habíamos quedado también con muchos niños del cole de Parrulín, empezaron a llegar con sus madres, padres o abuelos, todos felices de verse fuera del cole, jugando, corriendo, gritando… Tuvieron unas horas de diversión y alegría por la celebración. Comieron perritos calientes y tarta de chocolate. Lo pasaron de miedo! Parrulín cada vez más excitado, mi sobrino feliz entre tanto mayor y Xoubiña durmiendo apaciblemente en el carrito. Y es que un día como el de ayer… sólo se vive una vez en la vida!

Ayer tuvimos un día grande, excepcional y extraordinario, un día que pasará a la historia, un día que Parrulín no olvidará, se le ha quedado grabado a fuego en la memoria. A él y a todos nosotros.

Ayer celebramos su cumpleaños en una ludoteca!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

miércoles, 18 de junio de 2014

Con boato y con birrete, con borla y con orla



Ayer estuvimos de celebración, era un día muy importante en la vida de Parrulín, nos habíamos puesto nuestras mejores galas, había venido también mi suegro y la madrina de Xoubiña, todos ansiosos y orgullosos, cámara en mano para inmortalizar la ocasión.
Con boato y con birrete, con borla y con orla. Parrulín, allá vamos!
Mi pequeño Parrulín celebraba su graduación!


Llevaban dos meses preparando la ceremonia. Ponían un video antes de comenzar la gala, leían algunos niños unos textos que habían escrito las profes acerca de los tres años que habían pasa
do en infantil y después se habían aprendido de memoria dos cuentos, El sol camaleón y La vaca que puso un huevo, después leían otra vez otro texto y por último cantaban una canción sobre el cole, todo esto antes del reparto de orlas y birretes.

Se supone que todo esto era un secreto, pero Parrulín ya me había cascado todo, de pé a pá. Después se enteró que era secreto y me pidió que lo olvidara, pero cómo iba yo a olvidar a la vaca Macarena poniendo un huevo, por favor, con lo larguísimo que es para aprendérselo todo un niño tan pequeño! Es un cuento muy divertido, os lo recomiendo, y me contengo las ganas de destripar el final, pero está muy bien, de verdad.


Cuando llegué a la ceremonia me senté con Xoubiña, mi suegro y la madrina, estábamos atrás de todo y aunque se veía muy bien era difícil inmortalizar el momento con el móvil como único recurso. De pronto vi un padre conocido, un padre tecnológico y preparado en primera fila con un pedazo de cámara de flipar, un objetivo del tamaño de la cabeza de Xoubiña y pienso, este sí me hace a mí unas fotos en condiciones! Me acerqué a pedirle que si por favor podía fotografiar también al mío y me contestó que sí. Yuju! Pero me dice que le ha visto hace un ratito y estaba llorando.

Le busco como loca por todo el salón de actos. Qué pasa mi amor? “Ay mamá, ahora ya nada, que creí que no habías venido y estaba muy triste” Pero cómo me lo iba a perder! Pobrecito mío, qué disgusto más innecesario. Estoy allí, con Xoubiña, con el yayo y con la madrina. No te preocupes, corazón. Le borro las lágrimas, le doy un par de besos gordos y sonoros, le peino un poco con los dedos y se apagan las luces. Comienza la gala!

Me había contado que eran varios los que iban a leer, y que como él leía mejor tenía el texto más largo. Lo que yo no esperaba es que mi Parrulín fuera el presentador de la ceremonia, no sé si era un secreto o si no se había dado cuenta de su papel real. Estaba allí arriba, en el escenario, bien plantado, leyendo la presentación inicial, cogiendo el micro como si lo hubiera hecho durante toda su vida, con sus pausas, con su entonación perfecta, no lo pudo hacer mejor.

Luego los otros niños se ponían en fila y decían cada uno una frase de los cuentos que se habían aprendido, ahí hubo de todo, el que se enredó con el cable, el que se ríe tanto que no entiendes nada, el que se queda en blanco, el que le da “sin querer” con el micro al siguiente en la cabeza, el que habla tan bajito que no lo oyes, el que decide pasarle el micro al siguiente por debajo de las piernas, el que se equivoca y dice algo que no es… De todo hubo. Y los padres emocionadísimos, jaleando cada uno a su churumbel y a todos los demás. También había de todo entre los padres, los emocionad@s con lagrimilla que hay que reconocer que casi todos eran del género femenino, los tecnológic@s con cámaras, videocámaras, ipads, etc, que casi todos eran del género masculino, l@s torpes como yo con el móvil como único recurso que éramos muchísimos en realidad…

Después vuelve a coger Parrulín el micro para despedir el evento y salen unos niños con una letra cada uno en cartulinas de colores que ponían G-R-A-C-I-A-S. Muy bonito todo. La canción, la destripan como gatos, un desastre desafinado y desacompasado, pero no soy yo quien para criticar a alguien que canta mal, aunque sean casi 50 niños los que cantan rematadamente mal, dolorosamente mal. Y comienza la entrega de birretes y orlas. No esperaba yo birrete, lo de la orla sí, que ya me habían pasado el recibo, jeje, y la verdad que lo iba pensando por el camino. A ver si por imitar a los americanos le ponen birrete y me parto de risa. Pues sí, ahí estaban todos con su birrete. También hubo de todo, el que se comía la borla, el que perdía la orla, el que tenía una cabeza demasiado grande para el birrete… jajaja, en realidad era una negrita con un pelo rizadísimo que hacía imposible introducir todo ese pelo dentro del birrete, hasta hubo una pobre niña olvidada, sin birrete, ni orla, ni borla. Pobrecita mía, cuando se dieron cuenta la aplaudimos todos a rabiar, para compensarla un poco del disgusto.

A todo esto, la pequeña Xoubiña correteaba por allí más feliz que una perdiz, estrenando un vestido precioso QUE LE HIZO SU MADRE y todo el mundo se me acercaba para comentarme lo bien que había leído Parrulín y lo bonita que estaba Xoubiña. Se me caía la baba con los dos, la verdad. Su profe estuvo hablando conmigo un rato, hemos tenido lo que se dice una relación complicada, por primera vez en todo el curso la encontré incluso cariñosa. Nos despedimos sin rencores, sin promesas, sin perdones. Uy, qué bonita y profunda me ha quedado esta frase! Pues hala, lo dejo aquí!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.



martes, 17 de junio de 2014

Un cascabel



Mi pequeña Xoubiña es un cascabel. Si, un cascabel y todo lo demás: Mi niña con nombre de reina, mi currusquita, mi pequerrechiña, mi amor, mi compañía, mi consuelo, el melocotón de su abuela. Porque todo eso sigue siéndolo también. Hay un motivo para cada uno de ellos y lo será toda la vida. Como tiene pocos apodos hoy añado cascabel.

Cuántos meses tiene ya? Uf, qué complicado es esto de contar por meses. Desde que pasó el año y medio mi respuesta es que cumplirá 2 añitos al final del verano. Y punto, el que lo quiera en meses que lo calcule.

Es una niña muy despierta, muy espabilada, muy independiente y muy alegre. Siempre está sonriendo, cantando, bailando y llamando la atención de todo el mundo para provocarnos la risa, tanto a la familia como a desconocidos, sin discriminación ninguna.

Es una niña tremendamente independiente, todo lo quiere hacer ella sola, si la ayudas se cabrea y ya no lo quiere. Tengo que abrirle el plátano a escondidas para que crea que lo ha abierto ella, lo mismo con las tapas de los yogures, las pajitas de los zumos, etc. Si te ve ayudarla se enfada mucho, te echa una bronca en su idioma, da unos pasitos para atrás muy enfadada y ya no lo quiere, ni bien ni mal. A veces es un poco complicado.

Suelo preguntarle ¿Te ayudo? y ella se niega enérgicamente, pero hace muy poco que en ocasiones, y sólo en ocasiones, viene, me lo da y me dice “Ayudo!” exigiendo mi colaboración. No está mal que vaya reconociendo que a veces está bien una ayudita.

Estaba un poco preocupada por los resultados académicos de la pequeña Xoubiña. Había suspendido en varias ocasiones en amarillo. No distingue el amarillo, y no es que sea daltónica, es que no distingue ninguno de los colores. En la guardería la suspenden en amarillo, dicen que el resto de los colores sí los distingue aunque yo no lo veo, en casa desde luego no los distingue, ninguno. 

Había suspendido también en ojos, sabía dónde estaba la boca, la nariz y las orejas pero no los ojos. ¿Dónde están los ojos? Y señalaba la boca o cualquier otra cosa, según el día. Con mucho esfuerzo y tesón conseguí que supiera dónde están los ojos, y aprobó en la siguiente evaluación. Casi me cuesta un ojo de la cara, jajaja, literal, tal era mi empeño en que supiera dónde estaban los ojos como el suyo en meterme el dedo dentro.

Pero esta evaluación… ay que vienen las figuras geométricas, ya me lo estaba yo temiendo, me amenazan que va a suspender en círculo esta evaluación, que vaya repasando en casa o suspenderá otra vez. Pero digo yo ¿qué clase de guardería es esta?

Les ponen música clásica y me dicen que muy bien, que Xoubiña es la única que escucha la música clásica atentamente y parece que le gusta, y los demás pasan olímpicamente. Bueno, eso me alegra, pero como tenga yo que arrancarme por Vivaldi la hemos fastidiado! Yo, con mi oído enfrente del otro! Si Vivaldi no tiene letra, yo no lo canto! Ea!

Me dicen también que no reconoce muy bien los monumentos y ahí ya llegamos a mi límite. ¿Pero qué monumentos? Que no tiene dos años todavía! “Si mujer, les ponemos fotos de monumentos para que los vayan reconociendo, a esta edad son una esponja” Una esponja porosa! Po-ro-sa! Que se les escapan los conocimientos por todos los agujeros! Que un día saben dónde están los ojos y al día siguiente ya los confunden con las orejas!

Los números no sé si los han estudiado o no. Con Parrulín cada tarde contábamos los escalones que había en casa de mi madre. Como ahora no subimos escalones no he contado con la niña prácticamente ninguna vez. Xoubiña cuenta 2-3 y Parrulín contaba 3-4. Es curioso que no cuente el 1, Parrulín tampoco lo hacía, debe de ser un concepto complicado. El otro día me sorprendió contando ella 2-3-4-5-7-8-9 y 10! Oye, pues muy bien, falta el 1 y el 6, pero está fenomenal. Estoy deseando que me vuelvan a dar las notas. No distingue la torre Eiffel. Vale, pero sabe contar hasta 10 (más o menos). No reconoce el círculo. Vale, pero sabe contar hasta 10 (más o menos).

En resumen, cada evaluación suspende una o dos. Un día voy a buscarla y me dicen… que la han cambiado de clase! Pero bueno! Ay Dios mío, la que hemos liado, repitiendo curso desde la guardería! Ante mi asombro, el cambio ha sido a una clase superior! Pero si la estás suspendiendo siempre, cómo la cambias de clase? Bueno, es que está muy espabilada, ya la hemos puesto con los niños de 2-3 años. Ah… entonces debe de ser normal que suspenda, debe suspender a toda la clase, porque si no, no lo entiendo.

Aliviada en lo que a su currículo académico se refiere, me enfrento ahora a otro problema. Al haber pasado a clase de los mayores, los ve hacer pis y ella se ha empeñado en que puede hacerlo también. Entre lo independiente que es, y lo cabezona, está convencida de que puede. Al llegar de la guarde me dice “Mayores!” y eso significa que quiere hacer pis en el baño. Vale, yo la pongo, ella no hace nada, creo, pero se va acostumbrando, espero. Lo malo es que ya no quiere volver a ponerse el pañal en toda la tarde. Lo malo es que no controla y lo hace donde le pilla.

Xoubiña ¿Se puede hacer pis en el suelo? “Ti” Noooooo! ¿Se puede hacer pis en el water? “Noooooo!” Tiiiiiii! ¿Se puede hacer pis en la cama de mamá? “Noooooo!” Uf, menos mal que acierta, aunque sea de casualidad. ¿Se puede hacer pis en el water? “Tiiiiiii!” Ole mi niña, qué lista es! De repente me dice “Mama, mu mal.” Mu mal, qué cariño? Y va y se hace pis allí mismo! Agggg! Pero todo esto significa que sabe que lo va a hacer, que estamos iniciando ya el proceso de retirada del pañal, aunque me parece que va a ser largo. De todas formas a Parrulín se lo quitamos con dos años y medio y Xoubiña aún no tiene dos años.

El sábado tuvimos una comunión. Pero no una comunión cualquiera, no, una comunión de alto standing, todos súper arreglados, maqueados, guapeados y todos los -ados que se puedan aplicar en este caso. Estábamos en una casa tremendamente grande pero con una sombra pequeñita y hacía un calor de morirse. Xoubiña decide que lo mejor que puede hacer es quitarse el vestido y reclamar constantemente que le echara agua por la cabeza. Esta estupenda mujer que escribe había previsto tal situación. En vez de body la niña llevaba una camisetilla finita de tirantes bajo el vestido, vestido que iba a juego con un cubrepañal, y también llevaba crema de sol y un gorrito aunque se negó terminantemente a ponérselo. La dejo en camisetilla y cubrepañal. Al cabo de un rato Xoubiña decide que la camisetilla también le sobra y se la quita. Bueno, que se le va a hacer, aceptamos. Los invitados comentan que ojalá pudieran hacerlo ellos también, que es la más lista de todos. Ya nos estábamos despidiendo y decide que le sobra el pañal, se lo quita y está luchando por quitarse el cubrepañal cuando la veo, la cojo rápidamente entre las risas de los asistentes y me la llevo a la cadera rezando para que no se hiciera pis en mi vestido antes de llegar al coche. No sé si tiene alma de stripper o si es más lista que todos nosotros!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña
Otro día más
Sean buen@s y felices.