miércoles, 30 de noviembre de 2011

Entre babas, las explicaciones


 Parrulín ha traído el último de los cuentos en los que ha estado trabajando en el cole este trimestre. Al final de los cuentos incluyen siempre una serie de fichas sobre la comprensión del mismo y sobre inteligencia emocional. Cual ha sido mi sorpresa cuando en una de ellas decía “Dibuja a la persona o personas a las que besas y abrazas porque las quieres” y en un dibujo espantoso (pobre) la profe ha añadido la explicación que le ha dado el niño al dibujo. Menos mal! Porque podía ser cualquier cosa, pero no, Parrulín ha dibujado a la abuela! Esta es la ficha:


Me he emocionado, le he dado un gran abrazo, y le he pedido que me explicara el dibujo, porque francamente, veía demasiados ojos. “Mira mamá, esta es la cara de la abuela, la he pintado con cara de halloween, lo ves? Ves que tiene la boca como de halloween?” Lo veo, cariño, lo veo, está muy guapa la abuela de halloween. “Mira, esta línea es el cuello” Ah, ya lo veo mejor. “Y aquí le he pintado el ombligo y los pies” Ah, entonces no son más ojos? “No mamá, son los pies de la abuela.” Ah, qué bonito, y esto que has dibujado por encima del ombligo? “Pues es la falda de la abuela!” Claro, y por aquí hay más falda? “No mamá, es que lo he metido todo dentro de un circulo” Pues me encanta, Parrulín, es el dibujo más precioso que he visto nunca. Aquí la ficha con las explicaciones:


¿A que está clarísimo?
PD: La abuela no lleva nunca la falda por encima del ombligo, debe de ser la perspectiva infantil.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

martes, 29 de noviembre de 2011

Madrid Rio

Hemos aprovechado para hacer uno de esos planes que siempre están pendientes y nunca encuentras el tiempo para realizarlos. Ir al Madrid Rio.
Tenemos unos amigos con una hija de 16 años, M, majísima y encantadora, fan absoluta de Parrulín. Hace tiempo que quería ir con él a los toboganes de Madrid Rio, convencida de que el valiente muchachito se iba a tirar con ella por los toboganes y se lo iba a pasar pipa. Tras un par de llamadas, oye que llueve, mejor que no, oye que ya no llueve, nos arriesgamos? venga va, con paraguas pero vamos. Nos dirigimos hacia allí los tres bien abrigaditos.
Se hace de noche en seguida, así que aunque apenas eran las seis de la tarde ya empezaba a anochecer y a lo largo del paseo se nos hizo de noche cerrada, pero es una zona que está muy bien iluminada, pasaba gente todo el rato, y coches de seguridad de la calle 30 constantemente. Me gustó mucho el paseo, está todo muy limpio, muy cuidado, mucho verde, mucho agua, parques infantiles, patos… de todo había. Os dejo una panorámica:

 Los famosos toboganes me los imaginaba más grandes, pero hay que reconocer que están fenomenal. Como ya era de noche no había niños por allí, sólo unos cuantos casi-adolescentes se tiraban por los toboganes. Nos dirigimos hacia allí, M estaba convencida de que le iba a encantar, aunque yo no lo tenía muy claro. Parrulín tiene muchas virtudes pero la valentía ciertamente no es una de ellas. Se sienta en uno de los toboganes de tubo, Parrulín, ven, tírate conmigo. Y Parrulín “Yo… mejor por las escaleras” ja, ja. No hubo forma, ni con ella ni conmigo, de probar los toboganes. No se quería ni acercar a mí. Parrulín, no te preocupes, mamá no te va a obligar a nada, si no te quieres tirar no te tiras, no pasa nada, pero ven a verlo, ven a ver qué chulo es. Ni por esas. Os dejo una foto de los toboganes de día:
Nos fuimos a cruzar el río para poder ver los patos, apuesta segura con Parrulín para la que ya iba yo preparada con una bolsa enorme de gusanitos. Cruzamos por uno de los puentes nuevos, que yo creía que era diseño de Calatrava, pero no, es de Dominique Perrault, arquitecto francés, que diseñó también, por ejemplo, la Biblioteca Nacional de Paris o la Caja Mágica para esos hipotéticos juegos olímpicos que aún no hemos conseguido. Por cierto, que toda la obra del Madrid Rio también era para esos hipotéticos juegos olímpicos. Si os interesa saber más el link de su página de arquitectura aquí. http://www.perraultarchitecte.com/en/homepage/
 
Estuvimos también escalando por el esqueleto, una escultura para trepar muy chula, aunque es para mayores de 16 dice el cartel, estuvimos trepando un poco por las cuerdas que eso si le gusta, aunque en realidad él prefería pasar por debajo. Ay qué valiente es mi chico! Lo hicieron estos chicos de un tronco de Madrid, podeis curiosear que hacen cosas muy chulas. http://untroncodemadrid.blogspot.com/
El puente fue lo que más le gustó, porque era de madera y decía que era un barco pirata y que él era el capitán, claro. Y sobre todo, porque tenía dos escalones! Nos hicimos un montón de fotos. Al marcharnos paraba a la gente por la calle para contárselo. “Señor, mire ahí, ese es mi barco, y es chulísimo, tiene un escalón grande y uno pequeño!”
En resumen, que pasamos una estupenda tarde, aunque la lluvia intermitente y la oscuridad de la noche no eran lo más adecuado para el paseo, prometo que volveremos de día a disfrutarlo. Muchas gracias M, por descubrirnos tan estupendo paseo. MUA! Te debía esta entrada en el blog!
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Edificio inteligente

Trabajo en lo que llaman un edificio inteligente. O eso dicen.

Para entrar al edificio tienes que poner la huella dactilar. Esto es inteligente porque el dedo no se te puede olvidar en casa, claro. Pero por lo demás, ocasiona bastantes fallos. Hay veces que pongas el dedo que pongas no te lo coge, ni bien ni mal, no quiere abrirte. Si es para entrar lo mismo me da, pero si es para salir ya jode un poquito más. Lo normal es que avises al amable asegurata, que no siempre está. El pobre debe aburrirse bastante y no es que sea muy majo exactamente. Mire, perdone, pero es que no me deja entrar ¿me puede abrir por favor? Yo toda educada y hablándole de usted, ya que nunca me he ido de copas con él ni hemos comido juntos ni nada. Mira el ordenador y te dice: Es que el ordenador dice que ya estás dentro, desde ayer a las 8 de la mañana. Genial, pues que me paguen las horas extras, no? Ah, que no se ríe. Vaya. (Nótese que el tipo tiene confianzas, y me trata de tú a pesar de mi educación inicial) Bueno, pues no estoy dentro, estoy fuera ¿ves? ¿me dejas pasar? Y como si te perdonara la vida le da al botón mágico y te permite entrar.
Otras personas (inteligentes?) que trabajan en el mismo edificio tienen la inexplicable idea que si te chupas el dedo te coge mejor el escáner. Pero no. Lo que te coges mejor es un constipado si el cochino de turno te deja mojado el sitio del dedo y tiene algún virus o similar. Eso pensando que no acabe de metérselo por salvas sean sus partes. O de escarbarse ampliamente la nariz en plan excavadora aprovechando un semáforo. Suelo fijarme qué hace con el dedo el trabajador que me precede para cambiarme a otro de los torniquetes si lo veo hacer cochinadas. En plena psicosis de gripe A había una orden que decía que si un trabajador tenía confirmada la gripe se abrirían los tornos para no contagiarnos los demás al poner el dedo. Así que me imagino que los cochinos que hacen esto deben de ser abundantes. Yo por lo menos veo a más de uno cada día.
Otras personas se contorsionan hábilmente para conseguir poner el dedo en la posición de salida, empujar el torniquete en dirección contraria para poder entrar después de la forma habitual. Esto es más inteligente, cierto, pero yo no tengo esa capacidad contorsionista, o mis brazos son demasiado cortos, que también puede ser. No llego.
Es un edificio inteligente, como decía. Regula la temperatura del interior de forma ¿inteligente? Noo, de forma inexplicable más bien. En verano hace demasiado frío, en invierno hace demasiado calor. En verano necesitas dejar en el curro una chaqueta o un fular o similar y en invierno hace falta algo ligero. Lo más inteligente es cuando estamos en invierno y de repente se acciona el aire acondicionado, como se acciona sólo no hay nada que hacer. ¿Será que tiene calor el amable asegurata¿ Puede ser. Pues todos los trabajadores a palmar de frío.
En el ascensor tenemos una tele, y no es que tenga un montón de pisos el edificio, es que es así de inteligente. Te pone citas de personajes famosos, curiosidades de la wikipedia, titulares de noticias y fotos del día. Todo muy interesante, sobre todo si te quedas atrapado, porque si no, no entiendo para qué queremos una tele en el ascensor, y menos aún por qué todos nos quedamos embobados mirándola. El otro día coincidí con un jefe importante, hasta los jefes se quedan mirando la pantalla, y leo “La lavadora es un hongo unicelular – Wikipedia” ¿La lavadora? Ah, no, la levadura! Tanta risa me dio que tuve que explicárselo al jefe no fuera a ser que me tomara por loca! Al final terminamos los dos a carcajadas!
Al llegar a mi oficina la puerta se abre con una tarjeta magnética. De esas que también son inteligentes, tan inteligentes que se vuelven tontas si las acercas al móvil o al cierre del bolso si es magnético, tan inteligentes que si no funcionan hay que llamar al telefonillo del amable asegurata de la puerta para que te abra.
Esto para mi, que no soy tan inteligente, me lleva muchas veces a la confusión, intento abrir la puerta de la oficina con las llaves de mi casa, intento abrir mi casa con la tarjeta magnética, intento entrar en el metro con la huella dactilar y saco el abono transportes para entrar en el edificio… Me ha pasado alguna vez cada una de estas situaciones. Sueño con el día en el que podamos hacerlo todo con la huella dactilar, desde entrar al trabajo, hasta entrar en el metro, abrir la puerta de casa, sacar dinero del cajero… Nunca se me olvidaría el dedo en casa! Pero claro, para eso habría que asegurarse que el anterior que ha puesto el dedo no haya hecho ninguna de las cochinadas descritas anteriormente. Ahora que lo pienso… casi mejor que no llegue el día.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Nuevas perlitas del niño

Llevamos una semana un poco malitos, con asma, aerosoles y preocupaciones varias, que no me han dejado inspiración para el blog. Ni inspiración, ni tiempo, ni ganas. No entiendo por qué los aerosoles y el ventolín ponen tan frenético al niño que corre por la casa como si le persiguiera un león, no hace caso a nada de lo que le dices y discute hasta las cosas más razonables. En fin, que se pasará, o me acostumbraré, o terminaré clavándome un lápiz en un brazo como propone Jeza que a estas alturas empieza a parecerme una buena idea.
El niño se ha convertido en un pedazo gremlin, no el tierno y peludito del principio de la peli que a todos nos gustaría adoptar, no, sino el que lleva una cresta de pelo blanco y es malo malísimo. ¿será porque hemos dado un paseo y le ha dado el sol? ¿Será porque lo he bañado y se ha mojado? ¿Será porque más de un biberón se ha tomado después de medianoche? Y yo echándole la culpa al ventolín! Por cierto, que os recuerdo y si no lo sabéis os fastidio el final, que los gremlins malos mueren cuando se meten en el cine a ver… Blancanieves! Ja, ja, ja! Risa malévola por mi parte!

Así que para recordar cuando el niño es dulce, bueno y cariñoso y no el pedazo de… que es ahora, temporalmente espero, os dejo con unas perlitas que me animen el fin de semana.
Luces de Navidad: Puede que haya empezado a hablarle muy pronto de la navidad, puede que el tiempo para niños tan pequeños se haga demasiado largo, el caso es que me sorprendió con esta frase “Mamá, te quiero hasta el sol, hasta la luna, hasta las estrellas, hasta Plutón y hasta… que enciendan las luces de Navidad!” Ja, ja, genial, pero cuando ya estén encendidas las luces de Navidad también me quieres, verdad? “Si, claro, mamá, cómo no!”
Cosas que pasan: Estábamos en casa de mi madre y había un… ¿Cómo se llama un churripito (palabra comodín en mi casa) donde guardas las agujas de coser? Alfiletero no, porque no son alfileres, agujero? Ja, ja, no sé. Bueno, que Parrulín coge el churripito ese y le advertimos que eso no es para jugar, vuelve a cogerlo, se lo volvemos a explicar, vuelve a cogerlo, se abre, y caen todas las agujas al suelo. Pero Parrulín, no te hemos dicho que eso no era para jugar? “Bueno mamá, no te enfades, son cosas que pasan” a mi madre y mi hermana les da la risa y ya no puedo seguir riñéndole. Así no se puede. Así no.
Con mis pensamientos: Ayer por la calle me dice que si jugamos a un juego que jugaba él hace muchos años, cuando era pequeño ¿? que decía algo así como En la calle-lle pero que no se acuerda de más. Yo no le he enseñado esa canción, sería de la guarde supongo y no sé cómo la ha recordado ahora. En mi infancia, y de eso sí hace muchos, muchos años, la cantábamos  ♫En la calle-lle, veinticuatro-tro, ha habido-do-do un asesinato-to…♫ ¿Es esa? Si. ¿Y a ti quién te ha enseñado esa canción? “Pues la he aprendido yo solito, con mis pensamientos” Ah… ¿Y qué son los pensamientos? “Pues… las cosas que piensas mamá!” Ah, ¿y no es una flor también? “Nooo, cómo va a ser una flor? Me parece a mí que estás hoy un poco turuleta mamá” Claro, eso me pasa por vacilarlo… (Por cierto, no confundir vacilar con bacilar, perteneciente o relativo a los bacilos, un tipo de bacteria. Me descojono cuando la gente lo confunde, mucha gente.)
Tolón, tolón: Parrulín sabe que cayó un meteorito y por eso se murieron los dinosaurios, bueno, todos menos el dinosaurio que entró el otro día en la carnicería, claro. Le enseña a su padre un libro nuevo del espacio que estamos leyendo y tiene una página en la que explica los meteoritos. “Mira papá, este es un meteorito, como el que cayó y mató a los dinosauros, sabes?” Ah, si, ya veo. “Papá, y qué pasa si cae otro meteorito grande?” Pues… “Ah, claro, ya sé, que las vacas dejarían de hacer tolón, tolón” Papá me mira, yo le miro, y nos morimos de risa con sus ocurrencias.
Regalos: Se acerca la navidad y Parrulín anda mirando los catálogos de juguetes, cuando algo le gusta le hace una cruz para que lo sepan los reyes, os podéis imaginar que el catálogo a estas alturas parece más un camposanto satánico que un muestrario de juguetes, pero bueno, todo sea para que los reyes no se equivoquen. Me hace recordar cuando iba a cumplir los dos añitos, era tan dulce y tan bueno… Hablaba ya muchísimo y cuando le preguntaban qué quería de regalo de cumpleaños decía “Mmmm… leche!” Ay qué tiempos aquellos! Snif! Si os lo preguntáis, si, entre los regalos envolvimos un cartón de leche, por hacer el chiste, pero ganó un Pocoyo gigante que le regaló su tía y le hizo mucha más ilusión. Cosas que pasan.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Perlitas del niño

Ay que se me acumulan las perlitas! Vamos allá.
Un generador: Venía hablándome de no sé qué bichos de la gasolina, le expliqué que la gasolina no eran bichitos, sino un líquido que servía para que funcionaran los coches, y los autobuses, y las grúas… “Pero mamá, tú me contaste que también había coches con pilas” Si, cariño, con baterías, se llaman coches eléctricos, pero hay pocos. “Y por qué?” Pues porque si lo tienes que enchufar para que funcione, como el teléfono, y estás en la carretera a lo mejor no encuentras un enchufe. “Ah… pues puedes usar un generador!” Ehhhh (Se le habrá ocurrido a los fabricantes de coches eléctricos? Copyright de Parrulín, que conste) ¿Y tú cómo sabes lo que es un generador? “Pues porque el otro día vimos uno en una obra, y me lo explicaste, que era para enchufar el martillo de mano y otras máquinas porque por la calle no hay enchufes” Pues tienes razón, eres muy listo!
En el metro: Hoy tocaba llevarnos un libro de la biblioteca de su clase, era el primer día e iba muy contento con su libro, el gusano naranja, cogimos el metro y de repente se pone de pie y empieza a gritar “Atención tooodos los pasajeros!!!” Y yo Shh, calla, y tirándole del abrigo para que se sentara, con poco éxito porque sigue “Señoooras y señooores!!! Les voy contar un cueeento!!!” La gente descojonada, abre el libro, lo pone de cara a los pasajeros y va contando el cuento enseñándoles los dibujos. Yo en plan tierra trágame, muerta de vergüenza, la gente muerta de risa. Al terminar el cuento le aplauden los pasajeros. Yo no sabía si salir corriendo de la vergüenza o ponerme a pasar la gorra para que me dieran una propina.
Paul Klee: Al salir del cole me dice que han visto una casa amarilla que era de… y corre a preguntarle a su profe cómo se llamaba el señor. Van Gogh, le dice la profe. “Ah, pues eso, mamá, un dibujo de Van Gogh” y después del baño le pregunté para ver si se acordaba cómo se llamaba el señor que pintó la casa amarilla y me dice “No sé, creo que Paul Klee” ¿Perdón? ¿Has dicho Paul Klee? (Por favor, que yo lo conocí en primero de carrera y me pareció que no pintaba más que parvadas!) ¿Cómo sabes quién es Paul Klee? “Pues… no sé, lo he aprendido yo solito” Ah, pues eres muy listo. Está claro que si no se lo he enseñado yo se lo han enseñado en el cole, pero oír hablar a un enano de tres años de Paul Klee impresiona.
Aviones: Le habían regalado unas pegatinas de aviones, y el amigo que se las había regalado le decía mira, este se llama JK 359, este es un CXF 278… o algo así, porque yo no conozco los nombres de los aviones, nunca me han presentado a uno oficialmente. Cuando llega su padre saca las pegatinas, se las enseña y empieza a preguntarle cómo se llaman. Papá le dice que no sabe nada de aviones y Parrulín le contesta: “Hombre, papá, al menos sabrás que tienen una puertecita por donde entran los pasajeros, no?” Y su padre y yo nos moríamos de risa.
Manzana: La abuela le da una manzana, y el niño le dice “Abuela, esa no, que es roja, a ver si va a estar envenenada!” Ay Blancanieves, qué daño has hecho en nuestras vidas!!!
Un saltarín: Me cuenta que su amigo M se sabe una canción muy bonita de un saltamontes que se llama saltarín le digo que me la cante, que yo esa no me la sé y se pone a cantar ♫Yo tengo un saltarín, que se mueve por aquí, que se mueve por allá, todo pegoteado…♫ De verdad creí que me daba algo de la risa! (Tengo que explicar que en realidad cantaba El Tallarín de los cantajuegos?)
Otro día más.
Sean buen@s y felices.