Esa gran mujer

Hoy hace 69 años, en un lugar de Galicia, probablemente en un día lluvioso, vino al mundo una linda niña a la que pusieron nombre de reina. Vino antes de lo esperado, era muy pequeñita, era muy delicada. La metieron en una cajita, llena de algodones, con luces encendidas para que le dieran calor. Su madre supo improvisar algo parecido a una incubadora. Era tan chiquita que se ganó el apodo de Xoubiña.

Creció también entre algodones, fue querida y mimada. Como hija única de buena familia, nunca le faltó de nada. Ambos padres trabajaban, su padre trabajaba en un banco, su madre dirigía una fábrica de madera y tenía la carrera de piano. La familia era querida y respetada en el pueblo. Y ella era una niña feliz.

Pasaron los años y se convirtió en una chica muy guapa, delgada, bastante alta y con un estilo propio a la hora de vestir. Una chica moderna que, para sorpresa de todos, fue la primera en llevar pantalones en ese pequeño pueblo. Los estudios no se le dieron bien, aunque no por falta de inteligencia. Cuanto se arrepentiría después de no haber estudiado! Suele decir que ninguna mujer debería casarse sin tener un trabajo que le proporcione independencia económica. Sus padres le inculcaron el amor por la lectura, a pesar de que ellos no leían demasiado. Y ella devoraba los libros y aún sigue haciéndolo.

Iban a los bailes del casino, le gustaba la música y le gustaba arreglarse. Se ponía la mantilla para ir en procesión. Llamaba la atención con su belleza y su estilo, como su madre. Conoció a un hombre, se hicieron novios. Era del mismo pueblo, trabajaba en Madrid y ella pasaba en la capital algunas temporadas, conviviendo con una familia que, pese a ser un parentesco lejano, se convirtieron en una segunda familia para ella y los hijos, en los hermanos que no tenía. Le gustaba venir a Madrid, ir al teatro, pasear por las tiendas… Llegó el día de su boda, abandonó el pueblo que la vio nacer y fueron a Madrid a formar su propia familia.

La mujer joven y guapa, criada con mucho mimo, sobreprotegida quizá, descubrió pronto que no todo era de color de rosa. Tuvo tres hijos a los que se dedicó en cuerpo y alma. Supo protegerlos frente a las adversidades, supo educarlos y darles cariño siempre por encima de sus propias necesidades. Se abandonó a sí misma, pero nunca a sus hijos. No fue feliz, pero intentó con todas sus fuerzas que sus hijos lo fueran. Cuando le faltó el marido supo tirar adelante con sus tres hijos, supo sacar fuerzas de donde no había.

Pasaron los años y sus heridas sanaron. Empezó a disfrutar de la vida, de la compañía de su hija, hicieron juntas los mil y un planes que antes no había podido realizar. Fueron a conciertos, a teatros, de viaje, a manifestaciones, a firmas de libros… Cada vez que había un plan que su hija pensaba que le podría apetecer se tiraban juntas de cabeza.

Con el tiempo se convirtió en abuela. Su nieto le hacía sonreír cada día, una sonrisa que hacía muchos años que no tenía. Su nieto ha crecido con ella, siente su amor, su cariño. Su nieto la adora! Ha sacado muchas cosas buenas de ella, le ha enseñado tantas cosas a su nieto como a sus hijos, pero además con la sabiduría de una abuela y acompañado de sonrisas.

Es una gran mujer, siempre tiene una palabra amable, siempre tiene una disculpa para los que le hicieron daño, siempre tiene un buen consejo para ofrecer si se lo piden. Siempre está dispuesta a escuchar y a perdonar.

Esa mujer… es mi madre! Feliz cumpleaños mamá! Feliz cumpleaños y muchas gracias. Gracias por todas y cada una de las cosas que has hecho por mí, sin ti no sería lo que soy ahora. Gracias por todo lo que me has enseñado. Gracias porque contigo aprendo cada día a ser mejor persona. Te quiero mami!

Espero que la suerte, la vida, la ciencia o lo que sea, nos permita celebrar juntas al menos otro año más. Uno a uno, y despacito.

Otro día más.

Sean buen@s y felices.