jueves, 14 de noviembre de 2013

Enésima odisea


Cada vez que me voy sola de viaje con los niños termino arrepintiéndome. ¿Pero quién me manda a mí meterme en semejante lío de maletas y responsabilidades? Luego pasa el tiempo, se me van borrando los malos recuerdos y a la siguiente oportunidad que tengo de marcharme de Madrid allí que voy. No voy a decir “nunca mais”, pero no por falta de ganas, sino por realismo y autoconocimiento.

La odisea comenzó el día de Halloween, mis niños preciosos disfrazados de monstruos SA y yo de zombi. Los niños en el cole, yo trabajando, pero aún con un montón de cosas que hacer, de hecho… ni siquiera tenía los billetes todavía! En lugar de desayunar utilicé el descanso del curro para ir a comprar los billetes y tres kilos de mandarinas. Parrulín me había pedido que le llevara al cole mandarinas pintadas de Halloween, que ya son un clásico en la familia.

Había entrado un poco antes para salir un poco antes, que tenía muchas cosas que hacer. Salgo corriendo y con un rotulador y en el metro, voy pintando caras de Halloween en las 30 mandarinas, si, 30. ¿Pero quién me manda a mí meterme en semejante lío de mandarinas?

Llego corriendo a recoger a la niña en la guarde, yo corriendo y con mucha prisa. Me encuentro dos sorpresas, una que había ganado el premio al disfraz más original, premio que digo yo que sería honorífico, porque la factura de final de mes la tuve que pagar igual, la otra sorpresa, que al colgar la bolsa de mandarinas del carrito… se rompe el carrito!

Con la prisa que tengo, que tengo que recoger a Parrulín, que mañana me voy a Galicia, y yo con el carrito roto! Encontré la avería, faltaba una tuerca que no encontré y un tornillo que sí encontré. En la guarde me prestaron un destornillador y le hice un apaño. Rezando para que durara al menos hasta el cole nos marchamos corriendo.

Recogemos a Parrulín, estamos un ratito en su fiesta, reparte mandarinas de Halloween, los dos juntos disfrazados eran la caña, las profesoras y las niñas mayores todas babeando con la niña y nos vamos a la ferretería a ver si hacemos otro apaño. El ferretero muy majo me da la tuerca que necesitaba y se empeña en colocarla él. Muy majo pero un poquito torpe el pobre, deja, atiende a esta señora que ya la coloco yo. Carrito como nuevo!

Que me voy mañana a Galicia! Que no es que no tenga hecha maleta, que por supuesto que no… Es que ni siquiera tengo maleta que en el último viaje se me rompió. Pero estoy tan, tan cansada de tanto coser disfraces, de tanto correr, de los 3 kg de mandarinas que… ya lo pensaré mañana que no salgo hasta las 2. Scarlett O’Hara debía de ser familia mía, porque eso de ya lo pensaré mañana es una de mis especialidades.

Al día siguiente mi santo esposo se ocupa de los niños y yo me permito el lujo de comprar una maleta y hacerla con total tranquilidad. Nos lleva a la estación y nos despedimos hasta dentro de una semana.

El viaje en tren… Mal, mal, mal, muy mal. Son demasiadas horas, los niños, el resto de los pasajeros, y yo incluida, terminamos hartos de tanto viaje. Parrulín se ha llevado tres libros para toda la semana, se los ha leído todos en el tren de ida. Xoubiña ha saludado a todos los pasajeros del vagón, lo menos cinco veces… en la primera media hora! Se empeñaba en bajarme la mesita del respaldo del asiento y yo la subía y le decía A guardar! Le gustó el asunto y se pasó la mitad del viaje saludando a los pasajeros, subiéndoles la mesita y diciéndoles A guardar! Descansamos un poco, todos, algo más de una horita que se quedó dormida.

En Galicia, la típica pregunta. ¿Qué tal el tiempo? Pues hemos tenido un poco de todo. Lluvia finita, lluvia a mala leche y lluvia con viento. No ha parado de llover en toda la semana. El carrito siempre con el plástico, el manillar acolchado del carrito no se secaba jamás, yo me miraba las manos esperando que me salieran algas. Parrulín tenía botas de agua y ha chapoteado en todos los charcos. Y yo, he tenido que comprarme unas botas de agua y si, también he chapoteado con él.

¿Qué tal se han portado? Mmmmm… Voy a ser generosa y a decir que regular, porque si fuera realista diría que FA-TAL, todo el día liándola, solos o acompañados, porque estos dos ya empiezan a hacer pandilla a la hora de idear maldades y van a la par, que la niña no se queda atrás.

Xoubiña encontró el cajón de los cubiertos y nada le divertía más que ir tirándolos al suelo de uno en uno Clin, Clin, Clin… También le divertía abrir la nevera y robar un yogur, se apañaba para abrirlo y me la encontraba sentadita en el suelo comiendo yogur con las manos, con las manos y con la ropa, claro, incluso untando el dedo en la mancha del suelo. Le ha gustado mucho meterse dentro del armario de los juguetes, y a Parrulín cerrarle la puerta y dejarla dentro, cosa que al principio le hacía gracia pero luego ya no tanto. Cuando intentaba dormirla por la noche, se escapaba a la habitación del hermano a asustarlo Pa! porque le dices Bu! y ella responde Pa! Cuando hacía algo mal el hermano la jaleaba. Cuando no se le ocurría nada el hermano le daba ideas.

Se han peleado por la comida, se han peleado por los cuentos, se han peleado por el peluche que nos acompañó, el burrito Pepe, tienen en común que a los dos les gustan más los juguetes del otro que los suyos propios.

Parrulín ha sido muy protestón, muy quejica, muy contestón, muy enfadón y muy desobediente. Parrulín, no metas la mano en la fuente! Hasta el hombro, no se metió de cabeza de milagro. Parrulín, no chapotees en ese charco que es muy profundo! Hasta el culo, porque además se cayó dentro. Parrulín, vístete por favor! Al menos ocho veces había que repetírselo. Parrulín, no hagas eso! Pues ahí que iba. Luego lloraba y me decía que se sentía mal por haber desobedecido, y yo tenía que respirar hondo, tranquilizarle y decirle que era un niño muy bueno y yo sabía que podía portarse mejor.

En fin, que he estado triste por las fechas, estresada por tanto niño que a veces parece que dos son muchos, es como si se multiplicaran, he estado acelerada por las comidas, por la casa, por la ropa, he estado harta por la lluvia y aún asi… repetiremos. ¿Cuándo? No sé, ya lo pensaré mañana.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña
Otro día más.
Sean buen@s y felices.


6 comentarios:

  1. Eres una mami increíble. Vaya odisea, pero si repites es porque pesa más lo bueno que lo malo. Descansa todo lo que puedas

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  2. Pues a mi me pareces una madre muy valiente y me das mucha envidia, espero atreverme igual que tu, aunque luego las cosas no sean ideales. Besos

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  3. Una valiente y una campeona!!
    Yo, ya para el momento silla, me hubiera sentado a llorar y hubiera mandado a la mierda el viaje y todo. Y tú? ahí vas! y es que encima, sé que vas a volver!!
    Y sí, será duro y estresante. Pero y lo bonito que es verles hacer equipo??
    Un beso!

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  4. ains parrulina! si es que te metes en unos saraos!! no me extraña que le dieran premio a xoubiña! :-) en fin, que lo de viajar con niños da mucho de si! pero ellos crecen TAN rapido que ya veras como para la proxima vez sera diferente (ojo, no he dicho mas facil, pero diferente, jejejeje! que si mujer, mas facil!) besitos

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  5. Repetirás, repetirás, jejejeje...
    Las crónicas de tus viajes siempre son aceleradas, con contratiempos divertidos (para los demás, claro) y mucho amor por tu tierra. Me encantan.
    Besotes.

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