viernes, 21 de marzo de 2014

Primavera que todo lo altera



Bienvenida, al fin has llegado, te esperaba hace días. Hace días que florecieron los almendros y ya se han llenado de hojas verdes. Hace días que llego a trabajar con mucha más luz de lo habitual. Hace días que oigo pajaritos revoloteando entre los árboles, cantando a todas horas. Bienvenida primavera! Este año llegas un día antes, tenías tantas ganas de vernos como nosotros a tí. 

Llega la primavera y queda atrás el largo invierno, comienza a prepararse el verano, tenemos más luz durante el día, podemos dejar los abrigos en casa, podemos ir más tiempo al parque, las hormonas se revolucionan, la sangre se altera… una maravilla esto de la primavera!

Y digo yo… ¿lo celebramos? Que yo con tal de celebrar… He buscado en la red diferentes tipos de celebraciones del equinoccio de primavera para darme ideas y he leído cosas muy interesantes que no sabía.

Los celtas y las culturas paganas decían que ayer al amanecer aparecía en los bosques un conejo blanco y enterraba huevos de oro en los huecos de los árboles. Y el que lo encontrara tendría abundancia para todo el año. Toma ya! De ahí viene lo de los huevos de pascua! Es celta! A mí esto siempre me ha sonado como muy de americanos… Y hago un inciso, si llega a ser el conejo blanco de Alicia, llegaría tarde, ¿cuándo? ¿en verano ya?

Ya que hablamos de huevos, “Easter”, que es pascua en inglés, es el nombre de una diosa lunar, Eostre, que era la diosa de la fertilidad y también de Eostre viene el nombre de los estrógenos. Esto sí que es curioso! Jamás se me habría ocurrido. ¿Pascua y estrógenos relacionados? Qué locura!

La fiesta de la primavera se celebraba siempre con la luna llena, como el Domingo de Pascua de la Semana Santa. Mmmm… qué curioso, otra fiesta de la iglesia que casualmente coincide con una antigua celebración pagana! Esto no me convence, porque la Semana Santa cambia de sitio en función de la luna, pero el equinoccio es siempre el 20 o el 21 de marzo. Algo de verdad tendrá, como San Juan y el verano, que también coincide, casualmente.

En cuanto a celebrar, lo que se dice celebrar, ya desde la Prehistoria se celebraba la llegada de la primavera con diferentes rituales de fertilidad para las cosechas, la fertilidad como sinónimo de abundancia, la fertilidad en hijos… Dicen que las mujeres recorrían los campos llevando máscaras, bailando y gritando obscenidades para herir a la diosa y que esta llorara en forma de lluvia. Mola, me pregunto cuántas de estas mujeres habrían terminado en la hoguera en los tiempos de la inquisición. Y yo que soy de ciudad me imagino cantando por los campos, en pelotas y diciendo barbaridades y estoy segura que sería divertidísmo, pero no me veo. Huy, lo de pelotas me lo he inventado yo, pero no me extrañaría.

Una vez en el cole celebramos la llegada de la primavera, debía de tener la edad de Parrulín ahora. Espero que no haya ninguna foto de aquello. Tuve que disfrazarme de pollito amarillo, con unas mallas amarillas con un montón de plumas cosidas a las mallas ¡una a una! No, no lo hizo mi madre, lo hizo la monja de aquel año que era muy maja. Me tocó el papel de pollito para la canción que cantamos en el salón de actos. “De colores” De colores, de colores se visten los campos en la primavera, de colores, de colores son los pajaritos que vienen de afuera… ¿Os acordáis? 



Los pajaritos que vienen de afuera… eso me recuerda que aún no han venido las golondrinas a mi calle, llegan tarde como el conejo blanco de Alicia, también me recuerda la poesía de Becquer, hoy que es el día de la poesía.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
nadie así te amará.

Yo me sabía la primera estrofa, pero no recordaba las demás, y menos aún que fuera tan triste! Qué lástima! También la primavera es época de melancolía ¿no?
En fin, que vamos a vivir la primavera, y que salga como pueda.


Mamá de Parrulín y de Xoubiña
Otro día más
Sean buen@s y felices

4 comentarios:

  1. Celebremos pues! Que cualquier motivo es bueno. Y con esto de la primavera, la sangre alterada, estrógenos y fertilidad, estoy yo por ponerme a correr por el monte gritando barbaridades, y en pelotas si hace falta jaja. No para que llueva, claro.
    Muaks

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  2. Pedazo de post, me encanta. Porque yo también noto que algo cambia en mí (para bien) cuando llega la primavera. Algo nos conecta con los cambios de este planeta nuestro de una forma primitiva y universal. Mola. Y aunque triste, me encanta el poema de Becquer (nunca lo había leído entero).
    Un besote, y feliz primavera!

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  3. A mi personalmente, la primavera me altera!!!! :-) y me apunto a la celebracion!

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  4. Uff la primavera...en casa nunca ha sido buena época, ha sido momento de cambios, de alergias, de congestión y noches sin dormir...de catarros a destiempo con los cambios de temperatura.
    En primavera me reincorporé al trabajo tras mi primera maternidad...en primavera nació mi niña...
    Para mí la primavera sólo es el preludio del verano, tiempo de calor, de piscina, de tardes libres para pasar con mis niños.

    Buena semana!

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