martes, 31 de marzo de 2015

Aprendiendo a volar



Mi pequeño Parrulín se ha ido a un curso de enriquecimiento estival, aunque él coloquialmente dice que está en un campamento, pero es mucho más que eso. Son cinco días, y es nuestra primera separación. Sí, el día de nuestra boda se quedó a dormir con mi madre, pero aquella también era su casa, y eso no cuenta. Ya os contaré dónde ha ido y lo que ha hecho cuando vuelva, hoy sólo quería desahogar un poco mis sentimientos de madre primeriza, que sí, que las madres también tenemos derecho a tener angustia de separación.

El sábado camino del autobús me dice, ay qué perlita la suya: “Mamá, estoy deseando explorar ese sentimiento de estar a la vez contento por marcharme y triste por dejarte” y yo sonreía, mal disimulando mi angustia de madre primeriza, y le decía que me parecía muy bien que explorara el sentimiento pero que ganaría la alegría, que se lo iba a pasar fenomenal, que tenía que disfrutar de cada momento de esa experiencia única y que ya tendríamos tiempo el resto de los días para estar juntos.

Al arrancar el autobús está tan emocionado que ni me mira, yo estoy en la acera agitando la mano eufóricamente, pero no me dedica una última mirada. Recuerdo a mi madre cuando nos enviaba de campamento, ella y yo no dejábamos de mirarnos hasta que dejábamos de vernos por la distancia, incluso cogía un taxi para adelantar al autobús que sabía tenía que salir por la carretera de la Coruña, para decirme un último adiós desde la última acera. Mi madre era única y especial, y nuestra relación también, incluso en eso. Pienso lo sola que debía de quedar aquellos meses, atrapada en aquel horror de matrimonio y sin sus hijos cerca. Entiendo ahora que llegara al aeropuerto con varias horas de antelación cuando volvíamos de Irlanda, con un libro para la espera y un bocadillo de jamón para la bienvenida. Imagino su pena y su desgarro disimulado y se me encoge el corazón viéndolo ahora desde el punto de vista de una madre.

Soy emocional y dramática por naturaleza, y se me cae una lagrimilla cuando veo partir el autobús, contenta porque sé que va a ser una experiencia fantástica, pero con un poco de autocompasión por su ausencia y por el regusto amargo que me deja no haber tenido una última mirada por su parte. Xoubiña también se lleva un gran disgusto, sabía que el hermano se iba a ir pero creo que no lo ha entendido hasta que lo ha visto marcharse.

Mi santo me abraza y me dice que Parrulín tiene que aprender a volar. Y yo lo entiendo y lo comparto, pero él no es su madre. Y Xoubiña no lo entiende pero afirma muy seria “Yo tamén voy a ir a un pampamento a apender a volar cuando sea grande!” Y se sienta en un banco a esperar a que vuelva su hermano del pampamento. Nos cuesta que lo comprenda, aún se sienta en cada banco de la calle a esperar a que vuelva su hermano del pampamento.

Sé que no podía haberlo dejado en mejores manos, que va a ser una gran experiencia para él pasar cinco días con otros niños de altas capacidades, en un entorno maravilloso, con una mujer que pone todo su cariño, su sonrisa perenne, su conocimiento y su buen hacer en organizar estos cursos de enriquecimiento buscando los mejores expertos en altas capacidades para llenar estos cinco días de magia, maravillas, hechizos, efectos especiales y experiencias únicas para ellos. Esperaba mucho de ellos, pero no deja de sorprenderme cómo lo están pasando de bien y cómo cada día superan mis expectativas.

Puedo hablar con Parrulín cada noche. Ayer me di cuenta por sus prisas que estaba deseando colgarme el teléfono para ir a no sé qué actividad nocturna con linternas. Ayer me di cuenta de que mi hijo ha crecido mucho en estos días. Ayer entendí que era verdad, le habían salido las alas, Parrulín está aprendiendo a volar, y yo... tengo miedo.


Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

6 comentarios:

  1. Que maravilla de oportunidad!! En el cole organizan una salida con 5 años. Se van 2 dias a una granja escuela. Hay madres que lloran al despedirse en el autobus. A mi no me cabe la sonrisa en la cara. No me importa si no duermen, si no comen, si no son felices esas 48 horas. Será una grandisima experiencia, una oportunidad unica de crecer! Aunque la casa parezca vacia... En el caso de Parrulin, será doblemente enriquecedora, mágica y potente!! Que ilusión!! Aprovecha para llenar a Xoubiña de besos.

    Amaya y su libreta

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  2. Hola. es una experiencia enriquecedora para tu parrulín. Ya verás lo cambiado que regresa... también me daría pena separarme aunque fueran 5 días de mis hijos pero es lo mejor para ellos. Ya comrpuebas cuando hablas con él que está feliz... ese es nuestro consuelo... seguimos en contacto

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  3. Ay, que penica...pero seguro que se lo pasa fenomenal y no nos queda otra que dejarles volar y que sepan que siempre estaremos ahí esperándoles..
    Por cierto, hoy sale en el Pais un especial de superdotados:
    http://politica.elpais.com/politica/2015/03/31/actualidad/1427823813_191693.html
    http://politica.elpais.com/politica/2015/03/31/actualidad/1427824793_300481.html

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  4. Muero con Xoubiña esperando en el banco :(
    Creo que es una oportunidad maravillosa para el peque, no hay mas que ver lo emocionado que está. Besitos guapa

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  5. Muero con Xoubiña esperando en el banco :(
    Creo que es una oportunidad maravillosa para el peque, no hay mas que ver lo emocionado que está. Besitos guapa

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  6. Flipante la frase de Parrulin... qué fuerte, lo ha expresado a la perfección.
    Claro que sientes miedo... poquito a poco preciosa.
    Muas!

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