El carpintero Shih iba caminando
al reino Ch´i. En el camino vio un gran árbol junto a un templete.
Era tan grande que podía cobijar varios miles de bueyes bajo su
copa. El perímetro de su tronco era enorme. Con él se podrían
hacer decenas de barcas. Todo un pueblo cercano utilizaba su sombra
para merendar los días de fiesta.
El carpintero ni siquiera lo miró,
y pasó de largo sin detenerse. Su aprendiz, después de hartarse de
mirarlo, fue a su maestro Shih y le dijo: desde que yo manejo el
hacha y la azuela y ando con usted, nunca he visto un árbol tan
bueno como éste. El maestro ni siquiera se ha dignado mirarlo, y ha
pasado de largo. ¿por qué eso?.
El maestro Shih contestó: Déjalo,
no me hables de él. Es mala madera. Si haces barcas con ella, se
hunden. Si haces ataudes, se pudren rápidamente. Si haces puertas y
ventanas, te estarán siempre destilando resina. Si haces columnas,
la polilla las comerá y destruirá. No es de buena madera. Ese árbol
no vale para nada.
Cuando el carpintero volvió a
casa, el árbol se le apareció en sueños y le dijo: Hombrecillo
inútil y condenado a morir en unos años; ¿cómo te atreves tú a
juzgar que soy de mala madera? A los árboles nobles su propia valía
les ha hecho dolorosa su vida. Son cortados y mueren antes de tiempo.
Yo hace mucho que busco ser inútil para todo. He estado en peligro de
morir, pero al final he logrado lo que pretendía. Esta es mi mayor
utildad. Si hubiese sido útil, ¿cómo podría llevar mil años
dando sombra a todo un pueblo y contibuyendo a hacerles felices?
¿Aprendereis alguna vez a respetar la naturaleza propia de todas las
cosas, en vez de juzgarlas?
Adaptado
del Libro de Chuang-Tzu.
Por Papá de Parrulín y Xoubiña.
Jeje qué chulo, Papá de Parrulín :)
ResponderEliminarCualquier día escribe él en el blog xD
interesante cuento papá de parrulin! bonito bonito! muak!
ResponderEliminarEs uno de los males de nuestra sociedad: juzgamos sin respetar!!!
ResponderEliminarLa imagen del árbol es preciosa!!
Un abrazo