Cosas bonitas: Abuela, poni y mariposa

Ayer Parrulín vino encantado de su excursión a la granja de los cuentos, la verdad es que tiene una pinta fenomenal la web, os la dejo por si os apetece echarle un vistazo: http://www.lagranjadeloscuentos.com/

Lo que más le ha gustado, montar en poni y que había palas y rastrillos para jugar en la arena. “Y que había siesta! Y los macarrones y salchichas, por supuesto!”. Montar en poni ha sido genial, aunque no recuerda el nombre del poni pero sí el de una burrita que se llama Lola “como la amiga de la abuela” estaba agotado y feliz de la experiencia. No me imagino al poco valiente de Parrulín subido a un poni, para haberlo visto, imagino que ver a los demás niños subir le animaría. Esta es una foto de la web de un niño de su edad subiendo en el poni.

 Estábamos ya en la camita, a punto de dormirnos, y le veo muy pensativo. Le pregunto en qué piensa y me dice que no piensa nada, pero que piensa. Ah, de acuerdo, pues voy a pensar yo también, y hago el mismo gesto que hace él con los dedos en los labios para pensar (gesto adorable, por cierto) ¿Y en qué pensamos Parrulín? “Pues, no sé, vamos a pensar en cosas bonitas para dormirnos” Qué buena idea! Por ejemplo… “Por ejemplo, la abuela!” Y se me cae la lágrima ante tanta ternura, agarro el móvil y llamo a la abuela para contárselo. Hablamos un ratito con ella, le damos las buenas noches y volvemos a pensar en cosas bonitas, por ejemplo… “Por ejemplo, un poni!” Genial! A ver otra cosa bonita para pensar, por ejemplo… “Por ejemplo, una mariposa!” Perfecto, me encanta.

“¿Y si me lees el cuento de excavadoras?” ¿Y qué te parece si nos inventamos un cuento lleno de cosas bonitas? ¿Un cuento donde haya una abuela, un poni y una mariposa? “Muy buena idea, así me gustan a mí las mamás!” Y mientras sonrío y respiro aliviada por librarme de las excavadoras, voy inventando un cuento de una abuela, un poni y una mariposa.

Había una vez una abuela muy buena, muy buena, muy buena que se llamaba… “I, como la mía!” y tenía dos nietos, uno era ya mayor, tenía por lo menos, por lo menos 3 años, y se llamaba… “Parrulín” y otro era pequeñito, pequeñito, y se llamaba… “A, como mi primo!” Esta abuela quería muchísimo a sus nietos, y los cuidaba mucho, les regalaba chuches y eran todos muy amigos. Un día que la abuela estaba con sus dos nietos apareció una bruja mala y le dijo que le regalara un nieto, que ella también quería ser abuela, pero la abuela no quiso regalarle ninguno de los nietos, porque eran suyos y los quería muchísimo. Entonces la bruja mala sacó la varita mágica y dijo chis, chis, chis garabís y convirtió al nieto mayor en un poni! y se fue trotando. Y luego dijo, chis, chis, chis garabás y convirtió al nieto pequeño en una mariposa! y se fue volando.

Entonces la abuela pensó que sus nietos ya no eran humanos, pero que los iba a cuidar igual, porque los quería muchísimo. Y todos los días iba al super y compraba paja y heno para que comiera el poni y traía flores del campo para que comiera la mariposa. Cuando la abuela se hizo mayor la pobre se cansaba un poco, y entonces se montaba en su poni y se iba a todos los sitios montada en su poni y con una mariposa volando alrededor. La abuela iba al super montada en un poni, y a comprar el pan, y a tomar un café, a todas partes iba la abuela montada en su poni y con la mariposa volando alrededor.

Pero un día la abuela pensó que si sus nietos no eran humanos no podían hablar, no podían aprender a leer, no podían aprender a escribir, no podían aprender canciones nuevas… Y pensó que iba a llamar a una bruja buena a ver si la ayudaba a convertir a los nietos en humanos. Hola bruja buena, podrías venir a mi casa? Claro, encantada. Y vino una bruja buena a tomar café a casa de la abuela. La abuela le contó lo que había pasado con la bruja mala y que quería que le ayudara a convertir a sus nietos otra vez en humanos. La bruja buena le contestó que si, pero que quería algo a cambio. ¿Y qué quieres? Quiero que me prometas que estos niños van a cenar siempre verduras, para que crezcan mucho cuando sean humanos. Ah, pues de acuerdo, le dijo la abuela. Y la bruja buena cogió la varita y dijo chis, chis, chis garabís y convirtió al nieto mayor en humano! y luego dijo chis, chis, chis garabás y convirtió al nieto pequeño en humano!

Y fueron todos muy felices, la abuela y sus nietos, y desde entonces siempre, siempre, cenaban verduras sin protestar.

Colorin, colorado, este cuanto se ha acabado.

“Colorín, colorete, por la chimenea sale un cohete!”

Me ha encantado esta experiencia, creo que voy a pintar este cuento para que lo tenga para siempre, podía ser hermoso. Por las noches podíamos inventar un cuento con tres palabras que eligiera él. Además a ver si cuela para que coma verduras, ja, ja! Espero que os haya gustado tanto como a mi.

Otro día más.

Sean buen@s y felices.