sábado, 1 de octubre de 2011

Un día de junio (II)


Dia 2
A las seis de la mañana traen la cunita, te dejan junto a la pared donde no llego a cogerte, muy inteligentes las enfermeras, vienes dormidito como papá, vienes roncando como papá. Al oírte roncar me da la risa (y duele) pensando qué suerte la mía que me ha salido otro roncador más. Papá se despierta con mi risa y se acerca corriendo para ver si sigues teniendo la marca de boli. Si, eres el nuestro, sin duda, aunque el ronquido ya me había dado pistas y tu carita es inolvidable.
Me duele un costado. Cada vez más. Me duele mucho. Empiezo a preguntarme si algo habrá salido mal y me preocupo mucho, me duele muchísimo. Cuando viene una enfermera se lo digo y me contesta que es dolor de huesos por estar tanto tiempo tumbada, que ya me puedo incorporar. Me suena raro, con lo mucho que me duele, pero es cierto y se me va pasando, aunque aún no me dejan levantarme al menos estoy mejor incorporada. Viene una auxiliar a lavarme, lo cual me da una vergüenza espantosa pero es realmente gratificante sentirse limpia y me paso todo el rato dándole las gracias.
Por supuesto que hoy tampoco me darán de comer. Con la teoría de papá que la naturaleza es sabia y que si quiero comer, que coma, le pido un sándwich de jamón y queso de la cafetería, me como el resto del chocolate de ayer y pico jamón, lomo y chorizo. En realidad me paso el día entero picoteando un poco de todo lo que encuentro.
Por la tarde ya me dejan levantarme y sentarme en una silla. Joder cómo duele el levantarse! Lo controlo con la respiración. Mira, al final me ha servido para algo aprender la respiración. No para parir, pero sí para soportar la cesárea. Me paso la tarde en la silla con mi hermoso bebé en brazos. Me coges la manito todo el rato, me miras embobado y yo a ti también. Este niño es muy raro, sujeta la cabeza! Pero si acaba de nacer! Supongo que 15 días más en la barriga se nota.
Las enfermeras me dicen que como no tengo leche te tengo que dar un biberón y así lo hago. Qué mal hice todo el tema de la lactancia, qué poco informada estaba, cómo me dejé convencer de todo, qué lástima. Te doy biberones, te cambio un montón de veces de pañal, te doy masajitos con aceite, te hablo, te canto y te miro sin parar.
A las doce de la noche viene una enfermera y me dice que como no tengo leche te llevan al nido. Paseamos los recientes papás por el pasillo a partir de las doce de la noche. De día me da vergüenza pasear en bata y camisón, aunque ya es el mío y no es del hospital. Duele, pero se puede aguantar bien. Sólo quedan seis horas para volver a verte.
Dia 3
Al día siguiente me puedo duchar por fin y me parece la mejor ducha de toda mi vida, qué placer! La cesárea duele bastante al levantarme y al sentarme, pero una vez estoy de pie ya no duele, una vez estoy sentada ya no duele. Y los bajos me han quedado como nuevos, algo bueno tendría que tener!
Hoy me traen la comida, o lo que llaman comida, porque es un caldito y nada más. Con la teoría de papá que la naturaleza es sabia y que si quiero comer, que coma, vuelvo a pasar el día a base de sándwiches de la cafetería, jamón, lomo, chorizo, chocolate y albaricoques que me ha traído papá que sabe que son mi debilidad. En realidad me paso otra vez el día entero picoteando un poco de todo lo que encuentro.
Pasamos el día en brazos y recibiendo visitas varias. Me encanta contemplarte, hijo mío, cómo me miras, cómo me agarras la mano. Por cierto ¿dónde está el antojo que no lo he visto? Te desnudo, lo busco, lo rebusco y no lo encuentro por ningún lado. Cuando viene el pediatra y me enseña dónde está es como una finísima red de venitas en el muslo que hay que mirar con lupa y fijándose mucho. ¿Para eso me asustaron tanto en quirófano? Que se te pasará con el tiempo, dijo. Hoy no lo tienes ya.
El mejor momento del día vuelve a ser el último, antes de llevarte al nido, cuando estamos los tres juntos. Ya somos una familia! A partir de las 12 de la noche te llevan al nido otra vez y papá y yo empezamos a dar paseos por la planta para recuperarme. Sólo quedan seis horas para volver a verte.
Dia 4
Me muevo perfectamente, aunque me duela el arrancar se controla bien con la respiración. Cuando viene la ginecóloga me dice que si he ido al baño. Con todo el morro del mundo le digo “Pues no, ¿cómo voy a ir al baño si no me dais de comer? Tráeme comida!” (Ay, rica, si tú supieras…) y por fin me traen de comer. Me dice que si voy al baño me puedo ir a casa mañana.
Con la comida me traen un calmante, pero ya no me hace falta y no lo quiero. “Pues te lo tienes que tomar, que si no después nos lo pedirás a gritos” De acuerdo, maja, y al cajón de la mesilla se fue.
Cojo fuerzas y esperando no marearme de lo hipocondríaca que soy consigo mirarme la tripa en el espejo. Madre de mi vida, la de grapas que lleva esto. Y son grapas de verdad! Yo alucino. Fijo que pitan en el aeropuerto, tengo muchísimas!
Pasamos el día mimándote, acariciándote, oliéndote y conociéndonos, nuevo miembro de la familia. Debes de ser el bebé más querido del mundo! Tienes suerte, pequeñin. Vienes al mundo rodeado de amor. Aún no tienes nombre.
Seguimos intentando la lactancia, además de no tener leche me dicen las enfermeras no se qué de los pezones, que aunque yo los veo perfectamente normales debo de utilizar pezoneras. Obviamente no soy experta en pezones ni en pezoneras, pero a mí me parecen normales. Me las traen y ni por esas, dicen que no tengo leche, así que seguimos con los biberones.
Dia 5
A media mañana me dan el alta y nos podemos ir a casa los tres. Salgo andando contigo en brazos ¿lo llevas tú o lo llevo yo? Lo llevo yo! Y me caían unos lagrimones impresionantes de emoción. Nos íbamos a casa! Salí del hospital contigo en brazos y llorando sin parar. Imagino que la gente que nos vio pensaría que te pasaba algo malo, pero sólo era emoción.
Ya estaba montada la maxi cosi en el coche pero esto de atarlo es más complicado de lo que parece, tardamos un rato en salir. Por el camino se te va cayendo la cabeza hacia un lado, pobre, y yo inclinada sobre tí para sujetártela. Menos mal que estamos cerca porque no es la mejor postura para los puntos de la cesárea. A los pocos días mi cuñada me enseñaría que estaba poco reclinada la maxi cosi y lo soluciona.
Al llegar están todos nuestros amigos en el bar de la esquina esperándonos. Vamos a tomar una caña? De acuerdo! Bueno, yo un zumito, claro. Y la reciente familia se fue de cañas un ratito. Así, para estrenarnos, del hospital al bar, como debe de ser. Pero sólo fue un ratito. El resto del día creo que lo pasé entero durmiendo en mi cama, mi cómoda cama. Digo creo porque no lo recuerdo, sólo recuerdo que estaba muy cansada, que no tenía leche, que el reciente papá lo hacía todo y yo dormía, dormía y dormía.
Soñé que llevabas ya días en casa y yo aún no te había alimentado, iba corriendo a tu cuna y te encontraba vestido de rosa, pobre papá, no habrá encontrado otra ropa limpia! Y te ha dado de comer todos estos días! Qué mala madre debo de ser. Era un sueño.
Durante días y meses estaré soñando que te perdía en un centro comercial, o recordaba en qué planta, en el metro y no recordaba en qué parada te había dejado… Lo pasaba fatal en aquellos sueños, claramente era la traducción en sueños del miedo a perderte.

15 comentarios:

  1. Ays niña, no se que decirte, la verdad, porque por lo que cuentas en ese hospital lo que es tacto, delicadeza y respeto por la embarazada- recién parida- madre el justo y mínimo, por qué se llevaban a tu niño al nido? por qué te decían qu8e no tenías leche? A mí se siguen pareciendo increíbles que hagan ciertas cosas, y que ofrezcan tan poca ayuda en momentos tan delicados.
    Lo qe no te han podido quiar es el recuerdo del olor de tu bebé, el tacto y el calor de su piel, y seguro que todo lo que no te dejaron en el hospital lo recuperaste con creces en la intimidad de tu casa. Si no hay más que ver a Parrulín, que es un amor! besotes

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  2. Esos sueños yo también los tenía, tenía un miedo horrible a que le pasara algo... Que alegría llegar a casa, verdad?? Yo lo recuerdo como uno de los mejores momentos de mi vida, entrando con la gordita en brazos y mi cama... Que penita que te tuvieras que separar del peque por las noches. Que suerte la de Parrulin de nacer en una familia con tanto amor... Un beso y gracias, de verdad por compartirlo...

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  3. Cómo siento que tú tbn tuvieras que pasar por una cesárea...
    Yo también tuve una y entiendo cada palabra que describes. Los dolores insoportables, las lágrimas, la ducha del primer día que te deja como nueva, el biberón de leche artificial que nos meten hasta con embudo (justamente hablo de ello en mi otro blog. Te lo dejo por si quieres echarle un vistazo: http://mimenusinleche.blogspot.com/2011/10/herencia-genetico-y-exposicion-temprada.html).

    Yo al menos estuve sólo 3 días en el hospital (como no había camas me mandaron para casa antes de tiempo) y no tuve que sufrir la falta de tacto y sensibilidad que cuentas.
    Un besito!

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  4. Las del hospital se merecen un premio a la simpatía, eh?
    Me hace muchísimas gracia que tardarais tantos días en elegir nombre, y como le llamabais en el hospital?

    Besos!

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  5. Me has emocionado y entristecido a la vez... Es tan bonito lo que cuentas y a la vez siento tanta rabia cuando veo cómo la siguen cagando en los hospitales con el tema lactancia, separación...
    Yo también quiero saber cómo le llamábais en el hospital! Un abrazo preciosa!

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  6. Todo el amor que sentís hacia ese pequeñín, disminuyó el trato del hospital. La verdad, que para ser privado (con lo que cuestan), qué poca atención!!
    Cuanto tardasteis en ponerle el nombre!! Qué deciais cuando os preguntaban??
    Besitos

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  7. yo me quedo con la pechá de chorizo y lomo que te metiste..jajaja ¡lo extraño es que no fueras al baño!
    ¿Y por qué se lo llevaban al nido?
    M. fue una cesárea y lo tuve conmigo todo el rato. Y no hacían más que ponérmelo al pecho y se enganchó fenomenal. Fue un bendito (voy a tratar de recordarlo hoy que tengo ganas de asesinarlo...).
    Y a mí la cesárea me molestó muchísimo menos que las episiotomías.
    ¿y pa cuando le pusísteis nombre a la criatura?
    Esperaremos la tercera parte.

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  8. Hermoso relato!!! Me encantó como detallaste todo, es algo hermoso de leer.
    Besos

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  9. Como??? Nuestro Parrulin no tenia nombre???... Si nosotros hubiesemos tenido niño en lugar d niña creo q tb estariamos igual!!!
    Nena, siento decirlo pero: QUE ASCO DE HOSPITAL!! seran bordes!!!!
    Aqui aunq no tengas leche, sea cesarea o parto natural no llevan al bebe al nido... De hecho en el hospital dnd voy a ir no tienen nido...
    Y lo del dolor... No quiero pensarlo! Aaaah!!! Pero lo dicho: premio a la estupidez!!!

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  10. Nereida, no me sentí mal tratada, la verdad, sólo incomprensión por mi parte de lo que estaba pasando.

    Maria, también soñabas! Qué curioso.

    Silvia, le echaré un vistazo a tu entrada, gracias.

    Drew, te contesto en la entrada de hoy.

    Trax, a ti también te contesto en la entrada de hoy.

    Porfinyomisma, comí una barbaridad aquellos días! Ja, ja!

    Seco, gracias guapo.

    Juliete, espero que leas también la de hoy.

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  11. Qué duras han tenido que ser las noches sin tu pequeño... no entiendo porque lo separaban de ti aunque comiera bibe, aqui me suena que no lo hacen asi.

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  12. Parrulina, la verdad es que sobre todo en los privados.. lo de la LM brilla por su ausencia.. yo es que estaba obsesionada con ello y por eso pude darle, porque si es por el hospital.. tambien se llevaron a pitufo al nido... tambien tuve cesarea, su argumento fue que despues de una cesarea tenia que descansar, yo les decia que no, que queria darle el pecho que no se le llevaran, y ellas me decian que estaba loca?? tienes una cesarea reciente y tienes que descansar. Menos mal que me tire todo el dia con el pitufo al pecho y nada mas traermelo igual... claro que tuve mucho apoyo y ayuda de mi hermana.
    besos¡

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  13. vaya experiencia! un poco desagradable en momentos pero bueno, en Barcelona por lo menos ahora no separan al niño de las madres.
    Me hizo mucha gracia lo del nombre (ahora leeré tu entrada de hoy) porque a nosotros nos pasó igual,jajajja, pero en el paritorio lo decidimos, bueno, una vez nacido y la comadrona para apun tarlon en el libro y yo decia el nombre k keria el padre y el padre decia el k keria yo! jajjaja pa matarnos.....y la comadrona flipaba....

    besiños y te sigo leyendo.

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  14. Ese olor y esas primeras miradas creo que es algo que nunca vamos a olvidar... Qué emoción, ya estáis en casa, vuestro espacio, vuestro hogar...
    Felicidades! Un fuerte abrazo

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  15. Irene, la verdad que supongo que depende de cada hospital, o quizá de lo que diga la madre y yo no estaba muy informada.

    Annie, ese apoyo familiar del que hablas es el que a mí me faltó. O la información necesaria.

    Yaiza, la gine le llamaba gordito, y las enfermeras lo apuntaron como Niño y Apellidos.

    Cocolina, parece que todo comienza realmente cuando llegas a casa, a tu hogar, el hospital es como un sueño.

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