Chupi lerendi

Tras todo un día de ansiedad, pensando si estaría pasándolo mal, cómo se adaptaría, si comería bien, si le gustaría su profe y demás cuestiones que se plantea una madre el primer día de cole, se acabó mi jornada laboral. Camino de casa tengo que confesar que di un pequeño rodeo para pasar por la puerta del cole y ver si veía a mi pequeño. La valla es muy alta, aunque a él le haya subido este verano en varias ocasiones me daba vergüenza subirme a la valla para intentar verlo, así que me fui a comer a casa para ir a buscarlo a las cinco.

Cinco menos diez y la mamá como un clavo en la puerta del cole. A las cinco abren la puerta, no sé ni dónde tengo que recogerlo, pregunto a la chica de la puerta y me dice que los de tres años han pasado la tarde en la zona de juegos de la guardería. Me acerco y veo al niño feliz, subido en una moto e intentando meterse con la moto incluida dentro de una de las casitas de plástico.

Hola Parrulín! Ni caso. Parrulin, hola! Ni caso. Que ha venido mamá! Ni caso. Al cabo de un rato al fin me mira. “Espera un momentito que voy a meter la moto en el garaje” Bueno. Parrulín ¿nos vamos? “Espera un momentito que se ha pinchado una rueda”…

Mientras se terminan los “espera un momentito” voy hablando con su profe, que me dice que se ha adaptado fenomenal, que no ha extrañado nada, que ha estado muy contento, le ha parecido bien todo lo que han hecho y ha sido el primero en decir animales, en jugar, y en cualquier cosa que propusiera hacer. Algunos han llorado camino del comedor, extrañados por cambiar de aula, pero Parrulín ni eso. Ha comido bien incluso (ya sabía yo que este niño sólo me torea a mí a la hora de comer). Me cuenta que la llama “La profe nueva”, que ella le contesta que se llama R, y entonces Parrulín ha pasado a llamarla “R, profe nueva”, ja, ja, pero que no pasa nada porque a ella se la ha metido en la cabeza que se llama Javi, le llama Javi y el niño no le hace caso, hasta que se da cuenta que se llama de otra forma, le llama por su nombre y sí que le hace caso.

Al final viene conmigo. ¿Qué tal el cole de mayores, cariño? “Lo he pasado chupi lerendi” Toma ya! ¿Y que has hecho hoy? “Pos, he hecho el animal” ¿Has hecho el animal? Pero hombre… “No, he hecho DE animal” Ah (menos mal!) ¿y qué animal has hecho tú? “Pos… el león, el elefante, y… el mosquito!” Genial, qué divertido! ¿Qué es lo que más te ha gustado del cole de mayores? “Mmmm…. la pera del postre!” Ja, ja!

¿Y qué has comido? Esto lo pregunto por preguntar, porque jamás me ha dicho qué ha comido al salir de la guarde, como mucho un bocadillo de nada, dice, refiriéndose a la merienda, pero jamás me dice la comida. “He comido macarrones, carne con patatas y una pera!” Fenomenal! ¿Y te han dado leche con galletas a las 10:30? “No, tú me dijiste que sí, pero no me lo han dado” Vaya! Tendré que preguntarlo mañana.

Camino de casa de la abuela me ha contado que han jugado mucho, que han hecho sonidos de animales, ha conocido a muchos niños, me ha dicho incluso el nombre de alguno de ellos, les han contado un cuento de una cebra que se había perdido, han ido al comedor con una profe de comida y de siesta, que no es R, pero no sabe cómo se llama, que han puesto camitas en otra clase, no en la suya, les han contado un cuento de una bruja buena, ha dormido la siesta y después han ido a jugar al corralito de la guardería de pequeños. Que su profe es muy buena, que la directora grita mucho (pero esta es la de la guarde, se ha liado) y que tienen en clase unos pantalones llenos de pelotas ¿…? colgados detrás de la segunda puerta, la segunda, no la primera ¿…?

“Y dónde está eso negro que llevaba yo?” El qué negro? “Eso, que llevaba encima” ¿El baby? No es negro, es de cuadros azules. “Pero tiene un botón negro” Es verdad, cielo, se ha quedado en la clase, lo guardan allí. “Pero yo quiero llevarlo yo!” Bueno, cariño, es que te lo guarda tu profe para que no lo pierdas y para que no se te olvide, mañana te lo pone, no te preocupes. “No me gusta que lo guarden en el cole, quiero llevarlo yo!” Bueno, mañana le preguntamos a tu profe, tranquilo.

¿Has tenido un día duro? “No, he tenido un día blandito ¿y tú, mamá?” Pues… blandito también.

Llegamos a casa de la abuela y le ha contado todo lo que ha hecho, hemos llamado a la yaya y se lo ha contado también, a alguna amiga que también ha llamado preguntando y algunos mensajes del whatsapp más tarde, nos hemos ido a casa, a bañar, a dar cremita, a cenar, a lavar los dientes, a leer un cuento (de la sirenita, qué raro! Un cuento sin excavadoras ni vehículos, es rarísimo, pero lo ha elegido él) y a dormir!

Esta mañana empezaba la ruta en autobús, le irá bien, supongo, sólo me preocupa que lo manden de vuelta, porque sólo va a hacer la ida, me imagino que le voy a recoger al cole y se lo han llevado en autobús! Yo corriendo, cruzando todo Madrid, qué pesadilla!

Digo yo que debe de ser el único niño que no sólo no ha llorado el primer día de cole, sino que ni siquiera quiere venirse conmigo cuando le voy a recoger. Ciertamente me tranquiliza, sé que lo pasa bien y está contento pero… soy su madre! Le he echado mucho de menos! Estaba preocupada! Un abrazo por lo menos, no? Ya es independiente? Que tiene tres años!

Otro día más.

Sean buen@s y felices!