Seguimos en el hospital. Un sitio no muy habitual para pasar las fiestas, no muy alegre, no muy familiar, no muy navideño. Pero es lo que nos ha tocado.
Qué distintas son estas navidades de las pasadas! Las navidades pasadas fueron agridulces, nos habían dicho que mi madre no llegaría, pero con la quimio y con peluca, pasamos las fiestas en casa de mi hermana, dando las gracias por tenerla entre nosotros y dando las gracias también por mi embarazo.
En realidad este año no fue tan malo, la quimio semanal experimental no le daba efectos secundarios y como a todo te acostumbras en esta vida se puede decir que estábamos bien. Y, por supuesto, el nacimiento de la Xoubiña nos llenó a todos de alegría.
El día que cumplía tres meses, el 29 de noviembre, no veía yo muy bien a mi madre, hablé con su doctora y me dijo que la llevara al hospital para hidratarla 24 horas. En lugar de 24 horas fueron 26 días, hasta la nochebuena. Todo se fue complicando, todo le iba fallando.
Nos convencieron para irnos a casa, estaba estable dentro de la gravedad. El mismo día 24 nos fuimos a casa en una ambulancia, cada hermano trajo de su casa lo que encontró y organizamos una cena improvisada. El 25 estaba peor, el 26 aún más, el 27 volvimos al hospital en otra ambulancia.
Le hicieron varias pruebas y nos dijeron que era el final, que fallaba el riñón, los pulmones y el corazón, su situación es incompatible con la vida. Esas fueron las palabras textuales. Y desde entonces no salimos del hospital.
La niña y yo nos quedamos todas las noches, mis hermanos se quedan también, un día uno y otro día el otro. Dos veces me he ido a duchar a casa y volver corriendo. Pero mi madre me coge la mano y me pide por favor que no la deje. Es lo único que puedo hacer por ella y no voy a negárselo.
Estamos a su lado, la cogemos de la mano y la acompañamos. Nos sentimos abrumados, tristes e impotentes. Es tan injusto todo! Estaba bien del cáncer, ha luchado mucho y que se vaya a morir por un fracaso renal era algo inimaginable.
Hoy tomaremos todos juntos las uvas. Será la última vez.
Espero que tengáis una buena noche, que disfrutéis con la familia, de estar unidos y no dejéis de decirles a los seres queridos lo mucho que les queréis.
Si alguna se acuerda de mi en esta noche, por favor, que abrace fuerte a su madre. Que disfrute de tenerla.
Como dice Isabel Allende... Madre sólo hay una porque nadie resistiría el dolor de perderla dos veces.