miércoles, 8 de abril de 2020

Perlitas de coronavirus


Parece que hace mil años que no cuento perlitas de mis niños! En confinamiento también tenemos, no os creáis que eso ha variado. Han evolucionado un poco, han crecido y ya tienen otra edad, pero nos seguimos divirtiendo con sus ocurrencias.

La pequeña Xoubiña y yo leemos juntas cada noche. Estamos leyendo el misterio del loro tartamudo, recordáis ese libro de nuestra infancia? Todos los libros de los tres investigadores son muy recomendables, este es quizá el más famoso. Es un poco avanzado para ella así que lo leemos juntas, cada una de punto a punto. Ponemos voces a los personajes (las de los loros son muy divertidas) y hacemos nuestras conjeturas sobre el misterio.


Desde hace unos días mientras leemos me huele. No es que me guste mucho que me huelan así, a propósito. Por qué me hueles, cariño? Es que me gusta mucho como hueles. Y a qué huelo? A calentito. Y muero de amor con ella.

Parrulín progresa adecuadamente con el Fornite, somos un poco histéricos con la privacidad (que nunca está de más) y hasta hace muy poco no le dejábamos hablar con desconocidos. Hemos tenido que abrir un poco la mano pero está muy aleccionado que no puede decir su nombre ni dar ningún tipo de dato personal. Ayer le oigo decir: Hola tío, hablas español? Ah, vale. Me puedes llamar Séneca. Séneca! Me parto de risa con el nombre que se ha buscado!


Uno de los primeros días de este confinamiento os hablaba de nuestros amigos los peces. Uno de ellos parecía que perseguía mucho a otro, Parrulín estaba preocupado y decidió meterlo en la paridera para protegerlo de este supuesto acoso. A los dos días veo la paridera vacía. Parrulín, que el pez se ha saltado el confinamiento! Xoubiña pregunta si hay policía para peces, Parrulín se ríe y no, no lo ha sacado él, habrá saltado fuera. Se me ocurre que quizá estaba deseando que lo persiguieran, igual está en celo. Los peces tienen celo? No tengo ni idea, búscalo en google. Ah, pues sí mamá, dice que los peces siempre están en celo, como los humanos. Perdona???? Mamá, tú estás siempre en celo? Eh… no. Y tú? Se ríe, a esta edad le da vergüenza este tipo de conversaciones por mucho que nosotros lo tratemos con naturalidad. Xoubiña dice Yo sé dónde está el celo, mamá, te lo doy? Eh… no gracias, amor, no nos hace falta ahora mismo. Parrulín y y nos reímos mucho.


Ayer al levantarse me dice Xoubiña Mamá, me suena que dijiste que la Semana Santa era por la muerte y resurrección de alguien, pero no recuerdo de quien era. De Jesús, cariño, el que nació en el portal de Belén en Navidad. Esa historia se la sabe mejor. Ah, vale. Yo es que en eso no creo nada, porque soy una científica! Jajajaja!

Con la esperanza de que mañana sea mejor que hoy, que el futuro esté cerca, que os encontréis bien, y que os llegue este gran abrazo virtual, os dejo. Cuidaos mucho!
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

martes, 31 de marzo de 2020

Coronavirus día 21


Pues así, sin darnos cuenta nos hemos plantado en el día 21 desde que cerraron los colegios. Y me cuesta mucho decidir si a estas alturas ya nos hemos acostumbrado y estamos mejor o si la poca cordura que nos quedaba se ha perdido definitivamente.

Salimos cada tarde a aplaudir desde el balcón. Hartos ya de aplaudir con las manos, Xoubiña ha modificado la rutina y sale con panderetas, y lo mismo aplaude a los sanitarios y demás personal que continúa trabajando, que se canta un villancico. Ayer encontramos unos pomperos enooooormes y milagrosamente llenos, y además de aplaudir hacíamos pompas de jabón. Han intentado hacerlo a la vez, las pompas y el aplauso, pero no es buena idea, doy fe. La única buena idea de eso es que se caiga el pompero a la calle y tenga yo la excusa perfecta para bajar aunque sea un momento a recogerlo y volver a subir. Las pompas han sido buena idea, hacen menos ruido, pero es mucho más vistoso.

Los vecinos no nos saludan mucho, en nuestra calle no hacen vermuts en los balcones, ni nos ponen música, ni tenemos un vecino que cante ópera, ni ninguna de esas cosas que vemos en la tele. Nuestro barrio es aburrido, es una pena. Sólo una vecina nos saluda cada día: Buenas noches panderetera! le dice a Xoubiña, y ella sonríe encantada y agita su mano para saludarla. Algunas veces, supongo que depende de lo ocupados que estén, se suman algunos coches de policía que vemos pasar por la calle transversal.

En cuanto a los deberes del cole, Parrulín está trabajando bien por las mañanas, las tardes se las pasa casi enteras jugando al Fornite en línea con sus amigos. Y cada vez que le digo que pasa demasiado tiempo jugando me dice que necesita contacto social con sus amigos. Y no, no lo entiendo, porque contacto social para mí es preguntarnos cómo estamos, si lo estamos llevando bien o mal, o pasar un rato contándonos chorradas sin hablar del monotema, en fin, mantener una conversación con alguien. Para él, contacto social es "a la derecha, a la izquierda, donde la marca, jo tío, me han matado" etc. Conversaciones profundas de Fornite.

La reina de la casa sigue vagueando, Xoubiña termina hoy la tareas de la primera semana. De la primera! Y asumo mi parte de culpa en ello. Ella vaguea, sí, pero vamos posponiendo aquellas tareas que requieren más atención por mi parte y va haciendo las que puede realizar de forma más autónoma. Ni con el premio de una revista de Frozen si trabaja bien un día he conseguido que espabile! Los dos últimos es verdad que lo está haciendo algo mejor, pero no quiero cantar victoria antes de tiempo.

Yo teletrabajo, me bajo los archivos que necesito de la red e intento trabajar en local porque la conexión es muy mala y me desespera. Dos veces a la semana tengo clase de inglés por videoconferencia y a menudo hacemos reuniones también por videoconferencia. No hay vez que no aparezca Xoubiña con cualquier excusa para entrar en cámara. No sé si es que de mayor va a ser artista o necesidad de ver caras nuevas de vez en cuando. Igual el contacto social que su hermano dice que cubre con el Fornite lo cubre ella con mi profe de inglés, mis compañeros y mi jefe, no sé.

En 21 días desde que cerraron los colegios he salido dos veces a la farmacia, y en las dos ocasiones me he emocionado de ver a otro ser humano en persona. Estoy sensible, duermo mal por las noches, siempre sueño con confinamiento en diferentes condiciones, pero siempre está de fondo en todas mis tramas oníricas. He soñado que estaba confinada con mis padres, mi marido, y mi ex jefe, algo surrealista total, entre otras cosas porque mi padre murió hace más de veinte años, porque entonces no estaba con mi marido y porque no tenía muy buena relación con mi ex jefe. He soñado que estaba confinada en una habitación con mi marido llena de literas, todas ocupadas por sanitarios, que se iban a trabajar y mientras tanto yo quedaba sola, muerta de angustia por ellos y deseando su vuelta. Mil y un sueños sobre lo mismo. Venden pastillas para no soñar? Porque dormirme me duermo sin problemas, sólo me gustaría soñar con otras cosas, arco iris, unicornios y esas cosas con las que sueña mi niña, por ejemplo.

Con la esperanza de que mañana sea mejor que hoy, que el futuro esté cerca, que os encontréis bien, y que os llegue este gran abrazo virtual, os dejo. Cuidaos mucho!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

martes, 17 de marzo de 2020

Coronavirus día 7


Tarados completamente, así estamos, la poca cordura que teníamos antes de esta crisis ha debido de quedarse confinada también, pero no en mi casa precisamente. Aquí estamos mis hijos, mi santo, cinco peces y yo. Los peces son los más beneficiados de esta crisis, ahora nunca se nos olvida encenderles la luz o darles de comer. Lo malo es que no son paseables y no me sirven de excusa para salir a estirar las piernas.

El colegio nos mandó tareas y deberes de todas las asignaturas, bastante bien. Y digo que bastante bien porque las faltas de ortografía de la profesora de Xoubiña ya las conocía. Aunque al ver una lista de restas con llevadas y que tenga anotado al lado “Hacer la prueva” me han dolido un poco los ojos, lo reconozco. Y procuro encontrar una excusa, igual es disléxica o algo parecido, pero me cuesta encontrar una excusa para algo así.

Como ya tenemos tareas concretas hemos organizado un horario más o menos similar para los dos. Ya que se levantan temprano, a las 9 tienen que estar desayunados y con su superficie de trabajo lista. Dos asignaturas hasta las 11, media hora para relajarse y comer algo, y media hora para practicar idiomas en unas aplicaciones del teléfono, Parrulín francés y Xoubiña chino, que le gusta mucho. Luego otras dos asignaturas hasta las 14, y dibus en inglés una horita. A última hora de la tarde algo de ejercicio.

Xoubiña lo lleva regular, la verdad. Lo de estar encerrada no lo lleva muy mal, pero lo de hacer tareas en casa… eso es otra cosa. Amor, mamá también trabaja, no lo ves? “Ya, pero tú lo haces con ordenador y no tienes que escribir taaanto!” Pensaba que tenía una táctica infalible: Mira cariño, esto es como un entrenamiento para cuando vayas a la estación internacional, Valentina Tereshkova también tuvo que entrenar mucho! Sabes que allí no pueden salir a dar un paseo, verdad? “Obviamente, mamá, en el espacio no hay calles.” Obviamente cariño, (ejem) pero además tiene sus horas de trabajo, y tú aquí tienes que hacer lo mismo. “Mamá, ella también tenía ordenador y no tenía que escribir taaanto!” Vaya! Pues no va a ser tan infalible. Nota mental: Escribir a su profe y preguntar si puedo enseñarle a usar un power point y que trabaje más a gusto. Hemos estado hablando y me ha dicho que prefiere trabajar menos por la mañana y un poco más por la tarde, mañana cambiaremos de nuevo el horario.

Parrulín lo de estar encerrado lo lleva bien también y lo de hacer tareas más o menos. Lo malo es que toooodo lo que le han mandado es con ordenador. Y a él cualquier cosa que sea con ordenador, bien, aunque sea trabajar. Claro que encuentra excusas constantemente para jugar al minecraft. “Estoy descansando, mamá, si descanso un poco luego trabajo mejor.” No sabe nada este! O está con el ordenador o está con el móvil. Ay cuánto daño está haciendo esta crisis con el abuso de la tecnología! Ayer él y su padre subieron y bajaron las escaleras de casa dos veces, somos un quinto piso. La idea de hacer ejercicio no me parece mal, la legalidad de subir y bajar las escaleras bajo el estado de alerta no sé yo… Supongo que salir a zonas comunitarias tampoco debería valer.

El único que sale es mi santo, que es médico y debe seguir trabajando, y como sale, pues es el encargado también de salir a hacer a la compra. Cuando le veo salir a trabajar se me encoge un poquito el corazón, la verdad. Él está convencido que ya lo pasó, estuvo unos días malo, pero como no tenemos un análisis que demuestre (o no) si tiene anticuerpos a mí me preocupa cada vez que se va al ambulatorio, me parece que cada día suma más papeletas en esta lotería. Es su trabajo y es un héroe más de los muchos que nos cuidan en esta crisis. Se supone que es el 900 es el que se dedica a los casos de coronavirus pero en realidad acuden muchísimos al ambulatorio y los que allí trabajan están muy poco protegidos. Disimulo, ante él y ante los niños pero la verdad es que hasta sueño con el coronavirus! Todo el día preocupada, y las noches también.

Aquí parece que la única que lleva regular este encierro soy yo, y los peces, que se sienten tan encerrados en su acuario como yo en mi casa. Y se me ocurre que es un micromundo dentro del mundo, un acuario confinado, en una casa confinada, en una ciudad confinada… Yo estoy como loca por pisar la calle y los peces están como locos por salir del acuario o porque yo me vaya, que no me ha quedado claro, pero lo noto en su mirada. Me miran diciéndome “Quiero saliiiiir...” Con esa vocecilla susurradora que se gastan ellos. Y nadan y nadan en el acuario, mientras susurran “Quiero saliiiiir...” Y cuando creo que los tengo convencidos de la importancia de quedarse en casa ante esta pandemia global se dan media vuelta y se van, ignorándome y meneando la aleta. Y dicen que tienen poca memoria, y será por eso, al cabo de un rato vuelven a mirarme desde el cristal “Quiero saliiiiir...”

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Coronavirus día 1



Hoy ha sido el primer día en casa. No, no estamos infectados, ni en aislamiento, ni histéricos con este tema. Y no, tampoco hemos comprado toneladas de papel higiénico, vivimos al límite!

Lo que ocurre es que han cerrado los colegios y gracias a Dios en mi empresa nos han dado teletrabajo a los que tenemos menores de 16 años. Teletrabajo. Eso significa trabajar, y con el horario habitual, pero desde casa. Y sucede que mis hijos no han debido de entender todavía este concepto del teletrabajo.

La noticia del cierre de los colegios ha sido recibida en casa con mucha inquietud, mi santo es médico, tiene que seguir trabajando sí o sí, y no estaba claro que me permitieran teletrabajar. Finalmente, nos lo han concedido a los que tenemos hijos menores de 16 años. Ha sido un poco estresante hasta que me lo han confirmado, la verdad es que en mi caso era posible tecnológicamente, pero dudaba si me lo iban a permitir y no tenía ninguna otra alternativa posible salvo tirar de vacaciones, días libres, o permisos sin sueldo.

Parrulín, con 11 años y en primero de la ESO, ha recibido la noticia con mucha alegría, en su clase el cierre de los colegios ha sido muy celebrado, con la inconsciencia propia de esa edad. Está como unas castañuelas. En cambio, Xoubiña, que tiene 7 y está en segundo de primaria, es una niña mucho más sensible y está un poco más preocupada.

El año pasado diagnosticamos a Xoubiña, sabemos que las altas capacidades tienen un componente genético y que las niñas son más difíciles de detectar que los niños. Es muy diferente a su hermano, son perfiles distintos, más reflexiva, más perceptiva y más constante. Eran más algunas frases que nos decía que no nos parecían propias de su edad, porque ella no aprendió a leer sola ni son unas altas capacidades tan evidentes como lo son en Parrulín. Me preocupaba que no estuviéramos dándole las mismas oportunidades que a su hermano y me empeñé en hacerle el test. El resultado, de más de 150, nos sorprendió a todos, es un resultado superior al de su hermano, tenemos otra Ferrari en la familia.

Xoubiña es una niña artista, más sensible, más tierna, es perseverante en sus objetivos y muy trabajadora. A veces parece ensimismada y te dice Es que estoy hablando con mi cerebro. Canturrea, baila y pinta todo (toooodo) el rato. Prefiere pasar desapercibida y huye de los conflictos, esto es muy típico de las chicas de altas capacidades. Socialmente, se deja llevar por sus amigas, le cuesta decir que no, y esto le hace sufrir a veces. Su asignatura pendiente es la asertividad, que la trabajamos cada día.

Mamá, han cerrado el colegio? Sí, mi amor. Entonces esto es mucho más grave de lo que tú quieres hacerme creer. De lo que quieres hacerme creer, y esta frase suya me preocupa un poco también. Hay mucho alarmismo con el tema y he intentado contárselo rebajando el nivel de tensión. Me parece fundamental no mentir a los niños, es la base de la confianza y parece que en este caso la confianza se ha tambaleado un poco. He vuelto a explicarle que no somos un grupo de riesgo, que hay que prevenir, toser en el codo, no tocarse la cara, lavarse las manos, evitar los sitios con mucha gente, etc. Que vamos a intentar así no ponernos malos y no hacer que los demás se pongan malos, pero que si nos pusiéramos malos lo normal sería que nos recuperáramos en unos días.

Han suspendido también la clase de Astrofísica del sábado, cosa que Xoubiña lamenta profundamente. Y la sesión del PEAC del fin de semana siguiente, le tocaba la salida cultural y era al observatorio de Fuenlabrada. Xoubiña estaba muy emocionada, hace años que quiere ser astronauta y es la fan nº1 de Valentina Tereshkova, también lo ha lamentado mucho.

Y yo me enfrento a 14 días de teletrabajo, con los niños en casa, y mi santo trabajando fuera. Hemos superado el primero, pero tengo serias dudas de mi capacidad mental para aguantar otros 13. El coordinador de Alertas y Emergencias Sanitarias ha dicho esta mañana que las medidas tomadas ayer no se verán reflejadas en las estadísticas hasta dentro de 9/10 días. Entre que se vea un descenso de contagio y tomen las decisiones oportunas, me temo yo que esto va a durar unos dos meses. Al menos uno no nos lo quita nadie, como poco hasta el lunes de después de Semana Santa tendremos los colegios suspendidos, y si no, al tiempo.

A los diez minutos de empezar a trabajar aparece Xoubiña. Mamá, qué haces? Estoy trabajando, cielo. Me puedo sentar a tu lado? Si estás calladita sí. Y eso qué es? Un Excel, mi amor. No entiendo nada. Y a ti quien te ha entrenado para hacer eso? La vida, hija, la vida. Pero calladita! Desayunan, como prefieren la leche fría se sirven solos y después se va uno al ordenador de papá y el otro a la habitación con el móvil. Quedo tranquila y trabajando al menos un par de horas seguidas. Nota mental: El exceso de uso de móvil ya lo trataremos en otro momento. Nota mental 2: No había dicho el cole que les mandarían tareas por mail? Pues ya están tardando en enviar algo!

A media mañana aparece Xoubiña Mamá, Tato me está llamando niña calva! Pero tú eres calva? No. Entonces, dónde está el problema? Déjame trabajar porfi. Episodios parecidos se repiten en varias ocasiones.

Un poco más tarde les oigo discutiendo por el ordenador de papá. Ahí sí que me veo obligada a levantarme y establecer un poco de paz y de orden en el asunto, establecemos unos turnos rotatorios para su uso. Nota mental 3: Debo de hacer un horario de actividades y tiempo libre para ellos, con uso de ordenador y móvil incluido.

Me duele la espalda de estar trabajando desde el sofá, necesito estar cerca del router y de los enchufes. Tenía guardada desde hace mil años una bandeja de cama de madera, que había sido de mi abuela, una de esos proyectos aplazados que tenía la intención de lijar y pintar en algún momento. He estado trabajando con ella, tecnología del sXX sobre una bandeja de madera de mediados del sXIX. Ole! Nota mental 6: Debo de habilitarme un sitio cómodo para trabajar todos estos días, sean los que sean, igual debería cambiar los muebles de sitio y poner la mesa de comedor junto a la ventana.

Para comer deben que esperar, salgo a las 3:45 y no tengo descanso para comer, teletrabajando he de cumplir mi horario, por lo que ellos deben esperar a que termine de trabajar para comer. Y eso que llevan haciendo viajes a la cocina toda la mañana. Nota mental 7: Deberíamos hacer algo de ejercicio en esta crisis o terminaremos pareciendo la familia Botero. 

Desde la 1 más o menos hemos tenido el típico momento de Mamá tengo hambreeeee. Mamá cuándo comemooooos? Y no es que yo pretenda matarlos de hambre, sólo que comprendan que TELETRABAJO es tele, pero es TRABAJO. Ah, pues mira, les pongo la tele un rato. ¿Cuál es la peli más larga que tenemos? Decido ponerles Shrek, 1, 2, 3, 4 y 5. Aguantan 1 y medio. Nota mental 8: Hacer una búsqueda de películas muuuuuy largas.

Nota mental 9: Tanta histeria por el papel higiénico no la entiendo yo mucho. No sé si somos más cochinos que el resto de la gente, menos alarmistas o si saben algo que yo no sé. Igual debería comprar alguno, no?

Hasta aquí el primer día en casa por el coronavirus, hemos sobrevivido.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

jueves, 5 de marzo de 2020

Sigo siendo Mamá de Parrulín


El otro día una madre me preguntó ¿Eres Mamá de Parrulín?

Me quedé desconcertada, la verdad, tanto tiempo sin escribir y que me reconozcan por conversaciones de pasillo. Es increíble! Me dijo que era seguidora, que me encontró buscando información acerca de las altas capacidades, que le gustaba mi blog y que por qué ya no escribía.

La verdad es que no lo sé, supongo que todo tiene su momento en la vida. El blog lo creé en un momento en el que leía muchos blogs de maternidad y quería participar también de este mundillo, contar mis experiencias. Parrulín era pequeño, yo trabajaba, cuidaba de mi hijo, cambiaba pañales, preparaba papillas y biberones, compartía el mayor tiempo posible con mi madre y además escribía un blog!

Mi madre enfermó, Xoubiña nació y mi madre murió, algo que todavía no he podido superar. Me echaron del trabajo, demandé, gané y volví. Todo en el mismo año. Perdí el sentido del humor, demasiadas cosas por asumir, perdí las ganas de escribir, de compartir, en ocasiones incluso de respirar. Todos mis esfuerzos iban dirigidos en la misma dirección, mi único propósito era sobrevivir, levantarme un día más, simular una sonrisa… Han pasado siete años de aquello y no ha resultado fácil. Hay días en los que todavía hay que empeñarse en seguir adelante. Hay veces en las que un recuerdo suyo me hace sonreír, otras, en cambio, me sume en la melancolía durante días.

Antes estaba mucho más ocupada, los hijos eran pequeños, la demanda era mayor y aun así encontraba tiempo para este blog. Ahora son más independientes y tengo más tiempo, pero no encuentro el momento de ponerme a escribir o la inspiración para hacerlo.

Quizá deba de hacer un esfuerzo y retomar el blog, imagino que lo difícil será arrancar y en seguida recordaré lo bien que me sentía escribiendo…

Quizá deba escribir que Parrulín, mi primer Ferrari, empezó a suspender asignaturas, que ya está en la ESO…

Quizá deba contaros que Xoubiña es otro Ferrari, diferente al hermano, ella es una artista, canta, baila, pinta y vibra en la frecuencia del artista…

Quizá…

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices!
Otro día más. Quizá…

sábado, 29 de julio de 2017

Amanece...

Amanece... veo cada día amanecer, me despierto demasiado temprano, poco antes de que den las seis, dicen que por la medicación. Me gustaría levantarme tarde, que me trajeran el desayuno a la cama, un café, un croissant, un periódico y una rosa. Un beso, un abrazo y una sonrisa. Sería un hermoso despertar.

Amanece... es el único momento del día en el que todavía no estoy cansada y en el que estoy sola. Me voy al salón haciendo tiempo hasta que pueda bajar a tomar un café, un croissant, un periódico, no habrá rosa hoy tampoco.

Amanece... dentro de tres horas se despertará mis hijos. Primer beso del día, me dirá la rubia despeinada. Te quiero mucho, mamá, me dirá Parrulin. Despiertan siempre con abrazos, sonrisas y llenos de una energía que no tengo todavía.

Amanece... pronto nos iremos a Galicia, espero dormir más allí, con el aire fresco, el olor a mar, el sabor a sal, con las tardes de playa y las largas queimadas.

Amanece... tengo mucho tiempo para pensar, en la vida, en los años, en las ausencias, en los recuerdos. Los besos de madre que lo curaban todo, los abrazos que dejaron huella, las sonrisas que marcaron momentos, las miradas cómplices sin hablar, los te quiero de verdad.

Amanece... hoy es mi cumpleaños.

Amanece... que no es poco.

Mamá de Parrulin y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

martes, 11 de julio de 2017

Después de siete meses

Han pasado más de siete meses desde mi última entrada. Me impulsa a escribir de nuevo la necesidad de desahogarme emocionalmente de todo lo ocurrido en las últimas semanas. De algún modo, dejar constancia de lo que pienso y de lo que siento en estos momentos y, de algún modo también, dar la gracias a las personas que han estado a mi lado en los malos momentos. Este blog ha sido testigo y compañero de tantas cosas que no podía faltar esta entrada.

He estado ingresada diez días, más el tiempo que estuve mala antes de ingresar, más lo que me está costando recuperarme... Lo he pasado mal, muchos dolores, mucho tiempo sola, preocupada, dolorida, deprimida... He tenido mucho tiempo para pensar, para llorar, para valorar... Esta siendo esta enfermedad un tipo de catarsis emocional y afectiva.

Organizar una familia con la madre en el hospital ha sido... complicado, los niños han ido al campamento del cole y hemos contado con ayuda para cuidarlos cuando lo hemos necesitado. Mi santo ha hecho malabares, y sigue haciéndolos, para cuidarnos a todos. Siempre decimos que somos un equipo, estos días ha sido el capitán de la nave, cariñoso y preocupado a partes iguales, un amor de hombre que vuelve a sorprenderme en esta situación.

Los niños... niños son. Felices en el campamento y de casa en casa, siendo siempre el centro de atención, bien cuidados y atendidos en todo momento. No les apetecía demasiado venir a verme, la verdad, siempre tenían un plan mejor. Y es una tranquilidad saber que estaban bien. Las pocas veces que han venido ha sido duro sonreirles, fingir que estaba mejor, me fallaban las fuerzas y el ánimo, y me rompía el corazón ver que les daba miedo abrazarme.

He recibido ayuda que no esperaba, en especial una hermosa sonrisa azul, con nombre de reina también, que ha hecho que estar ingresada fuera más sencillo. No olvidaré su amabilidad y su cariño, ha sido un gran regalo. Este nombre de reina siempre resulta ser un regalo en mi vida.

La familia ha sido también un gran apoyo, pendientes de nosotros, de organizarse para cuidar a los niños y demostrando cada día su preocupación y cariño. Me ha sorprendido la ayuda de muchas madres del colegio, ofreciéndose a llevarse los niños a su casa, como si fueran de verdad familia. Aunque no lo hemos necesitado, de algún modo, el colegio se convierte en familia también.

Ha habido gente cercana que dudaba que realmente fueran a ayudarme en una ocasión así. Ha sido como pensaba, pero no me ha dolido, ya no. He aprendido que no puedo esperar de alguien lo que no puede darme, en realidad no lo he aprendido ahora, sólo me he dado cuenta que ya lo sabía, que lo aceptaba, y que ya no dolía, ya no. Una importante lección de vida.

Mi amiga de Galicia, que siempre me hace reír, tenía que ser ella la que estuviera de visita cuando la internista me dio por fin el diagnóstico. Ya sabemos lo que tienes, es el parvovirus B19. Ay, o mais parvo tiña que ser! Y la médico, que se ríe de mi comentario, y resulta ser de Orense! Otra gallega en mi vida, o somos muchos o es mucha casualidad!

Con el diagnóstico, controlados los dolores con nolotil y paracetamol, y con un análisis de sangre con tantos asteriscos que parece un árbol de navidad, he vuelto a casa. Lo tomo con calma, como una oportunidad para recuperar el tiempo perdido, para mejorar en todas aquellas cosas que me he dado cuenta que quiero cambiar, para volver a valorar que la vida no son las prisas, sino los pequeños instantes que te hacen sonreír. Qué estupidez tener que pasar por esto para recordarlo!

Me esperaban dos niños un poco descolocados con la situación, con una mezcla de rebeldía innecesaria, de necesidad de abrazos de madre, de temor a darme un abrazo o a que vuelva a marcharme, creo. Mi rubia despeinada se me ha hecho mayor en esos días, la noto muy cambiada, a veces todavía le da cierto miedo acercarse pero vamos mejorando. Parrulín comprende que necesito ayuda para muchas cosas, que necesito descansar, que no tengo fuerzas para nada, lo comprende pero se le olvida a menudo, es un niño.

Me esperaba también una carta, a Parrulín le han concedido finalmente el cambio de curso, ha terminado tercero, pero hacía matemáticas y lengua de cuarto, sacando notables en las de tercero y sobresalientes en las de cuarto. Supongo que por el reto que suponía para él, porque jamás había sacado notables. En septiembre empezará quinto completo. Mi pequeño ferrari, que tiene ya nueve años, él sí que se me hace mayor!

En mi trabajo la baja coincidió con el peor momento posible, mis compañeras de trabajo se han comportado como amigas, mi jefe como un señor. Agradezco que me lo hayan hecho más fácil.

Los que han estado a mi lado saben lo mucho que se lo agradezco, creo que me pasaba la vida dando las gracias por todo, y esforzándome en recordar nombres para poder dar las gracias por su nombre. 

Los que han estado en la distancia habéis sido también una gran compañía. Moniquiña, quéroche moito, xa sabes. Inmuchi querida, gracias por tu generosidad y tu punto de locura, echo de menos las taradas al completo, también he pensado mucho en ello. Primor, gracias a ti también, quiero que sonrías más a menudo. Trax, una sonrisa de tu bebé hace sonreír a cualquiera. Mo, tienes una sonrisa preciosa e imborrable.

Los que no han estado pero porque no lo sabían, que se lo he contado más tarde y les he dicho que les quiero en mi vida, lo decía en serio.

He salido de situaciones peores, y esta batalla se gana, pero me está costando. Imagino a mi madre diciéndome Espabila, nuni, espabila.Y estoy en ello, lo prometo.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.