jueves, 26 de febrero de 2015

Castigados sin postre por cuestionar la autoridad!



Una de mis múltiples virtudes y/o defectos (que es amplio el listado y delgada la línea de separación entre ellos) está el de no perder nunca la capacidad de sorprenderme, es sorprendente. No perder la capacidad de sorprenderme es un defecto o virtud que me caracteriza y que está ligado a no perder la capacidad de indignarme, polifacética que es una.


 “Es capaz de sacar rápidamente conclusiones y extrapolarlas a otros ámbitos igualmente válidos” Bonita frase, eh? Es mía! Me ha quedado guay, verdad? Me sorprende haber escrito esto en el las preguntas para la valoración de Altas Capacidades de Parrulín. Recuerdo haber pensado, joder vaya frasecita me ha salido, ahora le hacen el informe y añaden PD. La madre también. Jajaja! Nos mandaron un cuestionario previo a las pruebas que tenían que hacerle para confirmar si era de Altas Capacidades y tener el papelito de la Comunidad de Madrid que lo certifica y que sirve para… bueno no sabemos para qué sirve, creo que sirve para poder quejarte porque caso no te van a hacer ninguno ni aun teniéndolo.

Rellenamos el eterno cuestionario que siempre preguntaba lo mismo y lo firmamos madre y padre. Nos advierten que era importantísimo firmar la autorización para que le pudieran hacer las pruebas, lo firmamos madre y padre. El niño se lleva el cuestionario de vuelta al cole pero se nos olvida meter la autorización para hacerle las pruebas. Le hacen a mi hijo unas pruebas psicológicas sin autorización materna/paterna! Me sorprende y me indigna a partes iguales.

El lunes me llama una señora que dice ser la psicóloga que ha entrevistado a mi hijo en el colegio hace unos quince días. Ha elaborado el informe, corrobora el que habíamos hecho privado y, si aceptamos, le mete en la lista de espera para unas clases de matemáticas los sábados por la mañana… en el 2016! Esto no me sorprende porque ya lo sabía, me indigna directamente. Que si nos podemos reunir a las 9 de la mañana en el quinto pino, el martes. Mire, va a ser que no, primero porque me tengo que ir ahora mismo a Galicia en un viaje urgente y segundo porque a esas horas estoy trabajando. Ah, vale, pues ya dejamos el informe en el colegio. Lo recojo en secretaría? Y me dice… No, que se lo metan en la mochila al niño! Vale, esta tipa ya no quiere reunirse, le importa un pito, y la confidencialidad y privacidad del informe (que recuerdo que no tenía autorización para realizarlo!) se la pasa por donde yo sé. Sorprendida e indignada no sabía yo que la cosa aún podía mejorar.

De todas formas, puede usted llevarle a algún tipo de clases o talleres para altas capacidades de forma privada hasta el 2016. No me diga! Pues menos mal que me deja usted gastarme MI dinero en lo que me dé la gana. Hay cosas muy interesantes. Lo sé, lo sé. He visto que el niño cuestiona la autoridad y te recomiendo que te gastes el dinero en algún tipo de curso para mejorar eso. Perdón? En serio? Pero bueno! Cómo puede mi hijo cuestionar nada y mucho menos la autoridad con lo mal visto que está eso de cuestionarse nada hoy en día! Nada, nada, que esta noche le dejo sin postre para que aprenda a no cuestionar a la autoridad. Alucinante, sorprendente, indignante y todos los adjetivos que se me ocurran. No es un niño problemático, ni retador, ni que te meta en problemas, es un niño que pregunta el porqué de las cosas, incluido el porqué de las órdenes que recibe. Y eso Uuuuuuhhhh! da mucho susto! Desde la guardería que me decía el chiquillo Mamá, porque no no es ninguna razón. Y a mí no me parece mal, es más, si todos nos cuestionáramos las cosas en lugar de caminar como borregos mejor nos iría en todos los ámbitos de la vida. Ah, no, que para ellos igual representa un problema que algunos seamos capaces de hacernos o hacerles preguntas que es posible que no sepan contestar. Uuuuuuhhhh! da mucho susto!

Ayer por fin recibimos el informe, o más bien lo rescatamos de la mochila del niño, entre lápices, migas de la merienda y caramelos rechupados. La Comunidad de Madrid certifica que Parrulín es un niño de Altas Capacidades dando por buena la valoración privada que habíamos realizado el año pasado. Ole! Y lo hace mediante un informe copia y pega. Empieza diciendo que el motivo para hacerle la valoración es por solicitud de la tutora. Mec! Error! Mal empiezas colega, te apuntas un tanto que no es tuyo. Y continúa copiando y pegando frases exactas de mi cuestionario “Es capaz de sacar rápidamente conclusiones y extrapolarlas a otros ámbitos igualmente válidos” A que mola esta frase? Es mía! Entre mis frases y las del informe privado hace un potaje de garbanzos al que llaman informe y que incluso en algún momento se les ha colado el nombre del niño del informe anterior, un tal Alexander! Alucinante. Sigo sorprendida e indignada. Igual es que no está demasiado bien que yo me cuestione la autoridad del informe. Nada, nada, que hoy me quedo sin postre yo también! Castigada sin postre por cuestionar la autoridad!
 

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Un viaje diferente



Este ha sido un viaje exprés a Galicia, triste y agotador, que ha supuesto además para mí un viaje de despedida del ayer, de reconciliación con el presente y confianza en el porvenir. Con la cantidad de viajes que he hecho este ha sido diferente, por la soledad que he experimentado, por la rapidez, porque he reflexionado mucho, pero también por otras muchas cosas.

Ha sido el viaje más rápido que he hecho, cuando mi padre estaba ingresado allí iba todos los fines de semana en autobús el viernes por la noche y volvía el domingo por la noche, y era agotador. Una vez también acompañé a mi madre a un entierro y nos fuimos en coche el sábado y volvimos en coche el domingo, recuerdo que al aparcar en Madrid le dije Tenemos un problema. Cuál? Me he quedado cuadrada y no puedo salir del coche. Yo tampoco, dijo ella, nos tiramos hacia un lado y saldremos. Y recuerdo cómo nos reímos. Pero ir y volver sin descansar no recuerdo haberlo hecho nunca.

Generalmente me tocaba una monja como compañera de autobús, puede que decir generalmente sea un poco exagerar pero sí me ha ocurrido muchas veces. En esta ocasión era una chica funcionaria de prisiones, carcelera, vamos, y ha sido muy curioso las cosas que me iba contando. No deja de sorprenderme la capacidad de la gente para contar su vida a una total desconocida en determinadas circunstancias.

Tampoco me había ocurrido nunca que el autobús nos dejara tirados en mitad de camino. Oí que alguien decía Trata de arrancarlo, por Dios, trata de arrancarlo! Emulando la famosa situación de Carlos Sainz. Abrí un ojo y el conductor estaba girando la llave, pero nada, y me desperté del todo. Subiendo una cuesta, en curva, en carretera nacional y en plena noche, nos dejó tirados. El conductor se baja, pone luces de emergencias, triángulos y toda la pesca. Tendrá 60 chalecos reflectantes para nosotros? Los pasajeros esperábamos pacientemente mientras pedía una grúa y un autobús de repuesto. Qué ocurre? Y un abuelo me dice Inexperiencia del conductor, cree que se ha averiado, pero sólo ha ahogado el motor. Efectivamente, un buen rato después arrancó y continuamos la marcha sin problemas.

Dormí muy poco, hacía frío y estaba muy incómoda. Pero esta noche a la vuelta he disfrutado de un mega autobús de super lujo, un asiento individual, de cuero, con mi propia tele donde podía elegir entre un montón de pelis, series y documentales, aunque me dormí en seguida. En mi vida había visto algo así, era una pasada! Me había traído una manta y aunque no hacía tanto frío como a la ida, me envolví bien, estaba muy cansada y he dormido casi todo el camino.

En el pueblo me he visto sorprendida por la cantidad de gente que me ha parado por la calle, me ha dado el pésame, me ha preguntado por la hora del entierro y… me han invitado a comer a su casa! Gente que conozco de vista, que saludaban siempre a mi madre y a mi tía, pero que realmente me costaría hasta recordar el nombre. Un señor me ha dicho que podría ser mi padre, que no se casó con mi madre porque ella no quiso. Y me gustaría habérselo contado a la Nenina y sé que me contestaría con su característico Vaya señores, vaya! Y se habría reído mucho. Me han dicho varias veces que me parezco mucho a mi madre físicamente, y en lo personal también, que ella tampoco habría faltado al entierro de su prima y hubiera hecho lo que hiciera falta para estar allí.

He saludado a otra tía mía con la que no tengo trato muy a menudo, iba vestida de leopardo, como casi siempre. Hay que ver lo que le gusta a esta buena mujer ir vestida de animal! Incluso a un entierro! Se me ocurre pensar que abrir su armario debe de ser como entrar en un zoológico, leopardos, cebras, serpientes… y sólo verla me da la risa. Hablando de cebras también he visto una gaviota caminando por la calle y esperando en el paso de cebra a que cambiara el semáforo para cruzar. Ver para creer!

Una amiga de mi madre también me invitó a comer a su casa, la rechacé amablemente, y me dice que me trae unas croquetas y leche frita para llevar de vuelta a Madrid. Puede hacer casi 20 años que no como leche frita y recuerdo cómo me gustaba. Espero emocionada el tupper y me lo trae… crudo! Para que lo fría en Madrid! Vaya señores, vaya!

Ha sido extraño estar sola, he echado mucho de menos a mis niños. Esta mañana he pasado por casa para dejar la maleta e irme a trabajar. No he podido resistir entrar en la habitación de Parrulín mientras dormía y darle un montón de besos. He resistido a darle un besito a Xoubiña porque se me engancharía a una teta y no me soltaría durante horas. Parrulín me ha pedido que no volviera a marcharme nunca. Bueno, si es algo como esto, sí, pero si es por una tontería no vuelvas a marcharte que te he echado mucho de menos. No te preocupes, amor, no volverá a suceder, ya no me queda nadie. Y si se muere el señor que nos cuida la casa? El jardinero? No, no me iría cariño, ya no me marcharé nunca más, tranquilo.

Hoy queda atrás todo mi pasado. He viajado hasta allí, he recorrido mi infancia, he atravesado de puntillas por mi complicada adolescencia y he caminado en paz por todos los caminos del recuerdo. Puedo decir que sigo cumpliendo mi propósito para este año. No me he derrumbado, he cambiado la pena por el cariño, lo he superado, he ganado, estoy remontando. Ha sido difícil el sendero que he tenido que caminar desde que murió mi madre. He sufrido, he cedido, he admitido y finalmente he aceptado. Estoy contenta de haber ido a despedirme de la Nenina, ha sido bueno para mí, me ha servido para despedirme de todo, o casi todo. Mi futuro está delante, las puertas están abiertas para mí, y la compañía de mis hijos y de mi marido está asegurada, recorreremos juntos nuevos caminos.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

martes, 24 de febrero de 2015

Un viaje inesperado de despedida

Hoy escribo en el autobús, camino de Galicia. Las lágrimas empañan y emborronan estas letras que escribo. Hoy me voy a Galicia de forma inesperada, a despedir a mi tía, que fue como una segunda abuela y como una segunda madre para mi. Hoy me separo de mis hijos por primera vez. Vuelvo mañana, me perdonarán, pero yo no me perdonaría no ir a despedirme de la Nenina.

La Nenina era en realidad prima de mi madre, pero se criaron casi como hermanas, siempre juntas, siempre unidas. Se quedaron viudas con unos meses de diferencia y eso las unió todavía más si cabe. Se llamaban todos los días para contarse sus penas, sus alegrías, los últimos cotilleos del pueblo. Y hoy se han vuelto a encontrar allí en el cielo, o en la nube que decía mi madre que iría, o donde quiera que esté, pero estarán juntas de nuevo, riéndose.

Mi madre se reía poco, tuvo una vida dura, pero mi tía se reía siempre y no la tuvo fácil tampoco. Mi madre siempre se reía con mi tía. Una vez tuvieron tal ataque de risa en la plaza del pueblo que un señor les llamó la atención. Dos viudas riéndose! Y eso les hizo mas gracia todavía, no podían parar de reír. Nos lo contaban a menudo.

Mi tía era diez años mayor que mi madre y pocas veces había salido de Galicia. Cuando supimos que era el final vino a Madrid toda la noche en el tren para despedirse de su prima. Cuando llegó estaba inconsciente y le estaban dando la extremaunción, pero luego despertó y pasamos una buena tarde de risas compartidas. Aquella noche dormimos con mi madre en el hospital mi niña de tres meses, su prima y yo. Creo que al ver a su prima allí fue cuando verdaderamente supo que se moría. Y fue la primera vez en su vida que no lloró al despedirse de ella.

Hoy me toca a mí hacer ese camino de despedida. Y me toca hacerlo sola. Este camino tantas veces repetido, que siempre terminaba con un abrazo, con su sonrisa y con una sopa de fideos para la cena de mis hijos. Mis hijos la querían muchísimo, ella sabía hacerse querer, una de esas personas por las que los niños se sienten inmediatamente atraídos. Xoubiña la llamaba abuela Nenina.

Ya no me queda nadie en mi pueblo, ella era la última familia que tenía allí, que me hacía sentirme como en casa. Sabía que estaba malita, pero estaba mejorando. El viernes hablamos por teléfono y me dijo que nos veríamos en semana santa, estaba haciendo una chaquetita para mi niña. No esperaba tener que despedirme de ella de esta manera.

He venido toda la noche en el autobús, volveré esta misma noche en el autobús también y ya no recuerdo la última vez que viajé sola. Es la primera vez en seis años que tiene Parrulin que no he dormido con él, más me preocupa la pequeña Xoubiña, cómo lo estará pasando, cómo habrá dormido sin teta, qué pensará hoy cuando vaya mi amiga a recogerla a la guarde y cuando también le falte por la noche.

Estoy en Galicia, con el corazón desgarrado, con una maleta de pocoyo y un gran paraguas. Llueve. Y llueve también en mi corazón. Hoy me siento un poquito mas huérfana si cabe. Hoy hecho de menos a mis hijos. Hoy hecho de menos a mi madre y a mi tía, pero ellas no volverán.

Vengo a despedirme, a decirla que la quiero por última vez, a agradecerle todo lo que hizo por mi abuela, cómo la cuidó, lo que hizo por mi madre, cómo la hizo reír y lo que hizo por mí, cómo me hizo sentir. Gracias Nenina.

No te estoy diciendo que será fácil, te estoy diciendo que valdrá la pena. Ese es mi propósito para este año. Despedir a mi tía no me lo pone fácil, valdrá la pena esforzarme para curar todas mis heridas, pero tenía que venir.

Mamá de Parrulin y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices. 

miércoles, 18 de febrero de 2015

Los terribles dos



Dice Rosa Jové que “La etapa de las rabietas es buena y pobre del niño que no la pase, porque eso quiere decir que no tiene ideas propias o que le han machacado tanto que ya ha dejado de defenderlas” y tengo que recordármelo a menudo: Es una etapa buena, es una etapa buena, que lo dice Rosa Jové, y si lo dice ella yo me autoconvenzo de que es cierto y lo llevo mucho mejor, o no, pero como no me queda otra pues trato de superarlo lo mejor posible.

Xoubiña, procrastinadora como su madre, llega tarde a los terribles dos porque ya tiene dos y medio, y es una niña muy buena (y muy bonita), no tiene (tocamos madera) esas rabietas de ponerse a romper cosas, a pegar, a morder, o autolesionarse, no, ninguno de mis hijos ha tenido rabietas de esas (tocamos madera), pero las tienen a su manera y trato de superarlo lo mejor posible. Xoubiña, es muy teatrera, pero mucho, mucho, y si sumamos el drama que la caracteriza (esta va para artista, lo veo venir) con los terribles dos pues resulta que no quiere comer y me dice “Mamá, es que no ves la pena que tengo por comer?” Todo esto sin soltar una sola lágrima. Sí, cariño, lo veo, pero hay que comer. “Es que no ves la pena?” Quizá porque me reí la primera vez lo repite en cuanto hay algo que no quiere hacer. “Mamá, es que no ves la pena que tengo por dormir?” “Mamá, es que no ves la pena que tengo por cambiar el culo?” “Mamá, es que no ves la pena que tengo por poner el pijama?” y así podría seguir hasta el infinito. A veces contesto que no la veo, pero eso le sienta peor!

La semana pasada fuimos a ver una peli en las actividades gratuitas para niños que hacen en el Corte Inglés. Éramos muy poquitos, la mayoría de las madres dejaron a los niños allí y se fueron a la cafetería (desde donde no podían verlos). Los asientos eran circulares y de colores y los niños pasaban más tiempo jugando con ellos que sentados encima. Vino un niño de los terribles dos, en cuanto otro niño se levantó por error del asiento, Xoubiña y él fueron corriendo a cogerlo. Xoubiña llegó primero y el otro… la mordió en la cabeza! Bueno, casi, pero porque conseguí apartar a la niña justo a tiempo. Tuvo también un problema similar con Parrulín y le intentó morder una mano. La pobre madre se excusó, le riño, nos pidió perdón mil veces... me decía que llevaba así dos semanas y ya no sabía qué hacer.

Y qué hay que hacer? Pues no lo sé. Creo que a cada uno le funciona su propia forma de hacer las cosas, a cada uno que le funciona, claro, y no creo que exista una fórmula mágica que se pueda aplicar a todos los niños. Sé lo que me funciona a mí, lo que creo haber aprendido en mi experiencia y lo que yo creo que NO se debe de hacer.

Los terribles dos (terrible two) se puede alargar hasta los terribles tres (terrible three), en EEUU los llaman como a adolescentes en cuerpo de niños (threenager). Y en primer lugar tenemos que comprender por qué se producen estas rabietas. No están poniéndonos a prueba, aunque lo parezca, no tienen intención de fastidiarnos, ni siquiera tienen la intención de volver locos a sus padres, aunque también lo parezca. Lo único que les ocurre es que no saben bien qué les está pasando en ese momento y, aunque lo supieran, tampoco tienen el lenguaje tan desarrollado como para poder explicárnoslo. El niño que tiene una rabieta lo está pasando mal en ese momento y no sabe cómo manejar ese enfado o esa frustración.

Bajo mi punto de vista lo que considero que no se debería hacer nunca ante una rabieta, aunque lo recomienden ampliamente supuestos psicólogos, supernannys, abuelas cariñosas y vecinas impertinentes, es ignorar. Tienes un bebé que está dejando de serlo, que no entiende qué le ocurre y que además lo está pasando fatal en ese momento, yo entiendo que lo que hay que hacer es acompañarle, intentar entenderle, intentar reconducir la situación, y no dejarle tirado en el suelo sin hacerle caso hasta que se le pase y se canse de llorar. O es que acaso cuando nosotros lo estamos pasando mal no nos sentimos mejor con un abrazo y acompañados?

Ampliamente recomendado es también el noble acto de despistar, qué madre no lo ha hecho más de una vez! Como prevención, o en los primeros momentos de la rabieta puede que sirva pero cuando ya está en el suelo, en pleno acto melodramático creo que hay que ayudar antes que despistar. Imaginad la situación. Cariño, estoy preocupada por esto o por aquello. Anda, mira! Pero si hoy juega el Madrid! Qué guay, eh? Y se pone tu santo a dar palmaditas y poner cara de emoción. Qué pensaríais? Insultos aparte, pensaría que no le importa un pimiento lo que le estoy contando, nunca que esté intentando despistarme de mi preocupación.

La prevención es un paso previo importante. Si sabemos que pasar por el parque va a generar un conflicto por querer quedarse jugando siempre podemos cambiar de calle y anticiparnos a la rabieta, que para qué lo va a pasar mal sin necesidad.

Ceder en las pequeñas cosas, no merece la pena ponerse a negociar en cosas poco importantes, desgasta mucho tanta negociación. Que le pones un precioso plato de princesas que es su favorito pero ella, justo hoy, quiere cenar en un plato de peppa pig que la semana pasada no le gustaba nada. Se lo cambias sin más, es una tontería y lo importante es que coma.

Pero cuando un no es un no, mantenerse firme. Si no le dejamos hacer algo por el motivo que sea, y comienza un berrinche, no cedas. Si cedes le estás enseñando que si te monta el numerito consigue lo que quiere, y si a veces cedes y a veces no, le estás enseñando que para la próxima sólo tiene que armar un follón aún mayor que el que te ha armado hoy y lo conseguirá. Dejarle hacer algunas cosas a veces sí y a veces no, les confunde. No podemos cambiar de idea según nuestra conveniencia del momento o lo cansados que estemos.

Lo ideal sería intentar razonar, pero a esa edad, según el niño y según las circunstancias de su enfado, no siempre es posible. Yo recomiendo no decir nunca que no. Eso no significa que le deje hacer lo que le dé la gana, significa que si le digo no ya no escucha el resto de mi frase y se enrabieta más. Siempre es posible cambiar la frase para no decir que no. No se quiere poner el pijama. Ahora lo ponemos y mañana por la mañana nos lo quitamos. No se quiere ir a la cama porque no tiene sueño. Vale, yo tampoco, vamos a leer un cuento entonces. Quiere salir a la calle después de cenar. Bueno, esperamos a que venga papá y se lo preguntamos…

Es fundamental en todo momento recordar que el adulto eres tú, somos su ejemplo de comportamiento, de nosotros aprenden, somos su modelo. Para ayudarle a entender sus emociones hay que controlar las emociones propias manteniendo la calma y la serenidad, aunque desees ponerte a gritar como una energúmena y tirarte de los pelos, respira y recuerda que el adulto eres tú.

Recuerda también que tu objetivo es a largo plazo. Que no se trata de conseguir ponerle los zapatos y salir rápidamente de casa, que también, pero que tu objetivo es educar, enseñarle a controlar sus sentimientos, aceptar un no por respuesta, aprender a negociar, que exprese lo que le está sucediendo… y es un objetivo a largo plazo. Eso no se consigue con un par de gritos bien dados. Que oye, te quedas como nueva, no digo yo que no, pero lo único que le estás enseñando es a gritar como método para solucionar los conflictos.

Perdona y olvida lo más rápidamente que puedas. Si se ha puesto a recoger las piezas de construcción después de una tremenda pelotera, aunque aún te hierva la sangre, recuerda el punto anterior, tú eres la adulta, felicita el buen comportamiento. Finge una sonrisa pero dale un abrazo sincero.

Y aunque me parece que este tema da para mucho, hasta aquí hemos llegado por hoy!
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

lunes, 16 de febrero de 2015

En el país del ayer



En el país del ayer los hijos teníamos como banda sonora las cintas de casete y los vinilos de nuestros padres, su música preferida era la banda sonora de nuestra infancia, sus canciones las nuestras. Las viejas casetes que se rebobinaban a mano, o con un boli, y se pegaban con celo cuando se rompían, los vinilos acababan rayados de tanto repetir su canción favorita… En el país del ayer teníamos a Mocedades, a Sergio y Estíbaliz, a Juan Pardo, a M Dolores Pradera, a Jose Luis Perales, a Cecilia y otros similares. Esa era la banda sonora de mi infancia.

En el país del ayer la música de nuestros padres era la nuestra, y hoy en mi casa apenas se oye otra cosa que no sean cantajuegos o similares. Aquellos eternos viajes en coche oyendo la música de nuestros padres han sido sustituidos por insufribles dvd colgados de los cabeceros de los asientos que hacen más eterno el viaje, aunque se tarde mucho menos. De eso nos hemos librado, tras una larga y profunda deliberación marital “Compramos un dvd para el coche?” “Tú qué opinas?” “Yo opino que no, porque si no no oiremos otra cosa cada vez que vayamos en coche” “Pues tienes razón” Hala, decisión tomada! Pero no nos hemos librado de cenar con Peppa Pig para que Xoubiña no se vaya a la cama con la barriga vacía, aunque nos estamos quitando.

Este fin de semana ha muerto Sergio, y pienso que muchas de las referencias de mi niñez se están muriendo. Y me parece estar oyendo a mi padre decir con su sorna habitual “Si, sobre todo gente que no se había muerto nunca antes” y le recuerdo cantando “Cantinero de cuba”, recuerdo a mi madre oyendo sus cintas de Mocedades en el radiocasete de la cocina y a mi abuela poniendo el vinilo de Jose Luis Perales.

Mocedades, además de formar parte de mis recuerdos, forma parte de mi historia, no puedo contarlo aquí por privacidad, pero basta decir que mi nombre fue elegido por algún motivo relacionado con ellos que nunca adivinaréis porque no es fácil.

En el país del ayer, en el país de los recuerdos, en el país de la nostalgia y de la melancolía. En el país del ayer yo escuchaba esta canción:


 Si te vas al país del ayer,
Ramo de hierbabuena en flor,
Acuérdate de llevarle un mensaje,
A quien fue mi primer amor.

Dile que me haga un vestido de tul,
(Blanco de nieves, y de nubes azul)
Ramo de hierbabuena en flor,
(Donde el rocío se vuelve licor)
Que me lo ponga de madrugada,
(Cuando la luna parece cansada)
Y será mi único amor.
(Eternamente el único amor.)

Dile que siembre en el huerto del mar,
(Huerto de algas de salvia y azahar)
Ramo de hierbabuena en flor,
(Lluvia que riega con suave rumor)
Yo le ayudaré a coger la cosecha,
(Cosecha de perlas y murria)
Y será mi único amor.
(Y será mi único amor.)

Dile que atrape un rayo de sol,
(Rayo secreto en un claro del bosque)
Ramo de hierbabuena en flor,
(Ojos que olvidan su eterno temblor)
Que escriba mi nombre con polvo de estrellas,
(Será, y guárdalo de huella)
Y será mi único amor.
(Y será mi único amor)

Si te vas al país del ayer,
Ramo de hierbabuena en flor,
Acuérdate de llevarle un mensaje,
A quien fue mi primer amor.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.