Empieza un curso nuevo e inevitablemente también se reanuda
el viejo debate acerca de los deberes, deberes sí o deberes no. En el colegio
de mis hijos sí hay deberes. A partir de primaria tienen deberes todos los
días, un día una hoja de lengua y otro día una hoja de mates. La verdad es que
a Parrulín no le cuesta más de 10-15 minutos, son muy, muy fáciles, aunque no
sé cuánto le lleva a otros niños que no tienen su capacidad. Puede que luego se
compliquen pero sólo está en tercero de primaria, bueno, y en cuarto a la vez.
(Qué raro es esto, no me acostumbro! Qué curso hace tu hijo? Eh… tercuarto?)
En mi colegio había deberes, no recuerdo desde cuándo, pero
sí recuerdo que eran mucho más variados que los de mi hijo, unos días tenía
deberes de una cosa y otros días de otra, o de varias, o de ninguna. Tampoco lo
recuerdo como algo traumático. Teníamos una profesora o una monja de cada
asignatura, ahora tienen la misma profesora para casi todo y se controla mejor
la cantidad de deberes. Lo que sí recuerdo traumático eran los castigos que se
estilaban en mi época. Escribir en casa “No debo hablar en clase” 200 veces!
Unos deberes rancios y poco educativos al más puro estilo Bart Simpson.
Yo trabajo de 8 a 4, mis hijos están en el colegio de 9 a 5.
Ellos tienen más tiempo de recreo y de comida que yo, pero son las mismas
horas. Lo normal es que yo no me lleve trabajo a casa salvo contadísimas
excepciones, considero que el colegio debería de ser exactamente igual. Si no
fuera capaz de hacer mi trabajo en mis horas algo estaría fallando, en
planificación o en gestión del tiempo. Si no les da tiempo a hacer las tareas
de clase, me parece bien que lo hagan en casa. Si necesitan refuerzo en alguna
materia en la que vayan un poco flojos, me parece bien que lo hagan en casa.
Pero hasta ahí.
Nos dieron a elegir a los padres en una encuesta, entre
otras preguntas, si queríamos deberes, desconozco el resultado de dicha
encuesta y si era vinculante. Una de las preguntas era acerca del horario
escolar en Bachillerato y sí lo modificaron. También preguntaron si sustituir
el día del padre y el día de la madre por el día de la familia, que no han
cambiado, y otras cosas más que no recuerdo. Me parece genial que decisiones
como estas las tomen los padres de forma democrática. Minipunto para el cole al
menos por preguntar! (Sabéis lo que no preguntaron pero yo sí cambiaría? El día
de San Isidro lo haría el día internacional, tantos niños de otras comunidades
y otras nacionalidades y qué enriquecedor sería que pudieran explicar características
de su país! El gallego bailando una muñeira, el vasco el aurresku, el brasileño
la samba, el argentino un tango… que aprendieran a comer empanada, tacos,
cebiches, ratatouille… y no ponerles a todos el mismo disfraz barato y
espantoso comprado en el chino!)
Como quiero pensar que la encuesta era vinculante, supongo
que salió deberes sí. Tampoco entiendo las familias que defienden los deberes a
capa y espada. Hay millones de cosas divertidas para hacer con los niños y
millones de cosas que enseñarles, si les faltan ideas no tienen más que ver el
nuevo anuncio de Ikea. Minipunto también para el anuncio de Ikea! Si quieres
deberes en el sentido estricto, pónselos tú! Hay infinidad de páginas con recursos
educativos de todo tipo, del tipo cuadernillo de Anaya o del tipo
lúdico-matemático. Tampoco entiendo los deberes del tipo: Leer 15 minutos. Si fuera
simplemente leer… pero leer 15 minutos! Te dejas el cuento a la mitad? No lo
entiendo.
Es por inculcarles el hábito, dicen los defensores de los
deberes. El hábito se hace cuando haya que hacerlo, no veo necesario entrenar
el hábito. No tuve el hábito de limpiar cada noche el aparato o las lentillas
hasta que no tuve, como no tuve el hábito de pasarme toda la noche dibujando
hasta que no entré en la carrera o como no tuve el hábito de comprobar si mis
hijos respiraban cada noche hasta que no los tuve!
El otro día estuve hablando con una madre del cole, su hijo
es de altas capacidades aunque no tiene el mismo perfil que Parrulín, no es un
niño escolarmente brillante, que también hay de todo en las altas capacidades!
Hablábamos precisamente de los deberes. “Yo he decidido que mi hijo no hace
deberes, el año pasado ya no hizo y este año acabo de comunicárselo a su tutor
y tampoco ha habido ningún problema.” Andá! No sabía que se pudiera hacer eso!
Pero… por qué no?
La educación que yo he recibido en mi colegio de monjas y la
que he recibido en casa era que no se cuestionaba de lo que dijeran en el
colegio, salvo que nos dijeran barbaridades como que si copiábamos en un examen
y moríamos esa noche iríamos al infierno porque estábamos en pecado mortal. (Sí,
en aquella época nos decían esas cosas, que en casa nos desmentían.
Increíblemente tampoco lo recuerdo como algo traumático.) Esta herencia hace
que, aunque ahora esté en el otro lado, sigo manteniendo un respeto y cierto
temor a las profesoras. En la vida se me ocurriría decir que mi hijo no va a
hacer deberes. Pero… por qué no? Una vez sí lo hice, fuimos a despedir a un
amigo de la familia, a darle el último adiós. Me parecía mucho más importante
que hacer tres sumas, escribí una nota a su profe y no pasó nada. Recuerdo cómo
envidiaba a una amiga mía porque su madre le hacía un justificante para que no
hiciera los castigos de escribir 200 veces. La mía se sentaba conmigo a
escribirlo, me animaba y me traía chocolate para hacerlo más llevadero. (Y tengo
un surrealista recuerdo de pequeña con mi padre ayudándome a colorear a San
Pedro, pero me parece tan rarísimo este recuerdo que no sé si es real, debo de
haberlo soñado.)
Cuando estaba en BUP tenía una profesora de matemáticas que
nos ponía deberes voluntarios y casi todas los hacíamos! Obligatorios 3/5 como
mucho y una hoja con 100 integrales y 100 derivadas extra para el que quiera
hacerlas durante la semana. Me lo pasaba fenomenal! Sí, supongo que acabo de
echar por tierra mi imagen y me hace parecer una empollona o una friki con gafas.
No sé si lo era, y tampoco sería malo, pero realmente disfrutaba muchísimo
haciendo integrales y derivadas, me parecía súper divertido, era como un
pasatiempo, me picaba hasta hallar la solución. Derivadas, integrales,
matrices, límites… me encantaba hacerlos mientras veía a un jovencísimo Jesús
Vázquez en Hablando se entiende la basca!
Ains! Lo que ha llovido desde entonces!
¿Deberes sí o deberes no? Yo elijo deberes de forma
voluntaria y cada uno que haga lo que quiera. Lo que necesitamos no es meternos
en discusiones, ni convencer a nadie, ni recopilar firmas, ni llevarlo al
parlamento. Lo que realmente necesitamos es que se nos reconozca la capacidad
de decidir si queremos hacerlos o no. Decidir cómo queremos pasar las tardes en
familia, que se comprenda que educar a
los hijos es mucho más que hacer deberes.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.