Que mi santo esposo llegue de trabajar y me encuentre empantanada
entre la casa y los niños y medio histérica es algo habitual, pero que me
encuentre riñendo a la niña, remojando
su ropa interior y hablando por teléfono al mismo tiempo con la guardia civil ya
no es tan habitual. Así terminó el día de ayer, pero empezó de otra manera.
A media mañana, inconsciente yo de lo que se me avecinaba,
suena el teléfono, es el chico que me cuida la casa de Galicia. Tengo que darte
una mala noticia. QUÉ? Han entrado en casa. POR DÓNDE? Por la ventana de tu
habitación. Y QUÉ SE HAN LLEVADO? La lavadora… LA LAVADORA! El microondas… EL
MICROONDAS! El motor del pozo… EL MOTOR DEL POZO! El reproductor de cd… EL
REPRODUCTOR DE CD! Y creo que nada más, te envío fotos para que me lo confirmes
porque está de camino la guardia civil para abrir un atestado. JODER, JODER,
JODER! Otros daños? La contraventana, la ventana y el cristal por donde han
entrado y el candado del garaje. Y el candado de la puerta? Ese no, ese está
puesto. Y cómo coño se han llevado una lavadora sin abrir la puerta, por encima
del muro? Eso parece.
A tomar por culo el día de hoy, histérica perdida me ha
dejado. El disgusto ha sido muy grande, es la segunda vez que entran a robar en
mi casa, el año pasado entraron en esta misma época pero sólo se llevaron el
cortasetos y me pareció hasta poco, que podía darme con un canto en los
dientes, reparamos la ventana y me sentí agradecida porque sólo hubiera sido
eso.
Pero este robo ha sido mucho peor, y no es sólo por los
electrodomésticos que no sé cómo voy a comprar otros, ni por los daños, que
además han roto toda la instalación del motor arrancando incluso las tuberías,
sino que es la sensación de impotencia, de rabia, de no poder hacer nada.
Pensar que unos desconocidos se han paseado por mi habitación, por mi casa, por
mi santuario, ese lugar en el que me siento segura y protegida. El sitio donde
atesoro todos mis recuerdos, mis sueños y esperanzas. Es desolador.
Me permito un tiempo de histeria y de llanto mientras hablo con mi santo esposo. Y me digo a mí misma que esto no es lo peor
que me ha pasado, que he pasado cosas mucho más terribles, trato de
autoconvencerme de que sólo son cosas
materiales. Llamo al seguro, una panda de cabrones, que sólo me cubren el
cristal dicen, y me callo por no decirles por dónde se pueden meter el cristal.
Me compro la bolsa de chuches más grande del mundo por si me ayuda a borrar el
disgusto, que no me lo borra y además me deja dolor de barriga, consigo
terminar mi jornada laboral y me voy a recoger a los niños.
Parrulín ni hola qué tal, ni buenas tardes, ni un beso, ni
nada, que si se puede ir a casa de Fulanito. Hoy no, cariño, es que… Y se pone
a llorar, ahí aflora mi histeria mal contenida con chuches. Hijo, han entrado
en casa de Galicia, nos han roto la contraventana y la ventana, nos han robado
la lavadora, el microondas, el motor del pozo, el reproductor de cds… No te
parece que es motivo más que suficiente para no poder ir a casa de nadie y
marcharnos a la policía para poner una denuncia? Sí mamá. Hijo que sabes que
siempre te dejo, cuando no te dejo no te pongas a lloriquear, pregunta por el
motivo que será importante! Me he pasado, lo sé, y lo lamento, y se lo digo, y
le digo que estoy muy disgustada y muy nerviosa, que por favor intente
comprenderme y ayudarme. Nos vamos a poner la denuncia.
La espera es larga en comisaría, larga e inexplicable porque
es que además no hay nadie más que nosotros. Para entretener a los niños les
doy un sello con forma de pato que tenía en el bolso para emergencias como esta
aunque no me imaginaba que fuera a ser esta, y les permito estampar el dichoso
pato infinidad de veces en el único papel que dispongo, un informe urgente que
tengo que entregar mañana. A mi jefa le va a encantar el informe lleno de patos
con corazones, queda ideal. Cuando al fin entramos el policía va de colegueo
con los niños, contándoles que es amigo de los reyes magos. Déjate de pamplinas
que estos prefieren empatatar mi informe, al lío hijo, al lío. Hora y media
después salimos de allí con la denuncia que tengo que enviar al seguro.
Camino a casa tengo que comprar un cuaderno a Parrulín en el
chino, aprovecho para pasar por la tintorería a recoger un vestido y un abrigo
de Xoubiña, y por la costurera para recoger unas chaquetas de Parrulín, mi
vestido no está arreglado todavía. Que llevo pocas cosas en la mano? Pues
Xoubiña se empeña en ir al súper a por unas galletas de perrito, que parecen ser
indispensables para ella.
Ilusa de mí que creí que me iba a sentar. Suena el teléfono,
es la vecina de Galicia. Por la mañana había avisado a su hija, somos buenas
amigas, me ha pasado esto quizá debería ir alguien de confianza por vuestra
casa también. A la hora de comer me cuenta que les han robado también pero sólo
la tele, se ve que como no pudieron abrir la puerta sacar la nevera por la
ventana les debió parecer demasiado porque es lo único que les falta para
montar una casa completa! La desgracia compartida reconozco que me hizo sentir
algo mejor.
Me llama su madre, y me cuenta que la guardia civil que ha
ido a su casa les ha comentado que habían intervenido unos objetos robados y
que tenían un motor. Coño! El mío! Y no iría acompañado de una lavadora por
casualidad? Pues no sé, llama a la guardia civil. Mil gracias! Busco el tlf de
la guardia civil del pueblo al que pertenece la casa, me sale un pitido
espantoso de esos que te dejan sorda, busco el tlf de la guardia civil del
siguiente pueblo más cercano, después de oír un montón de opciones para marcar
consigo hablar con alguien, no tiene el tlf de sus compañeros de mi pueblo, que
llame al otro pueblo más cercano al otro lado, que ese tlf sí lo tiene. Llamo
al otro pueblo más cercano, después de oír un montón de opciones para marcar
consigo hablar con alguien, le cuento lo del robo y lo del motor pero no tiene
ni idea de lo que le estoy contando, me pone a la espera.
Viene Xoubiña mira mamá cuánta caca tengo aquí! NO!
Y por qué? Por qué decide precisamente hoy hacerse por primera vez en su vida
caca encima! Y sujetando el tlf con el hombro mientras estoy a la espera la
llevo al baño, le quito la ropa, la limpio, la riño, remojo la ropa manchada y…
llega al fin mi marido para ayudarme con el caos. Qué le ha pasado a la niña?
Que se ha cagado. Y a ti? Que parece que han encontrado el motor. Qué motor? El
motor de mi vida, hijo, el motor de mi vida.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña,
Sean buen@s y felices.
Otro día más.