viernes, 29 de noviembre de 2013

Cuento de Adviento


En mi casa era tradición que mi padre comprara un calendario de Adviento, de esos de ir abriendo ventanitas. Cada año lo elegía más bonito, o eso me parecía a mí, y me encantaba. Es una de esas tradiciones que he querido repetir con mis hijos. Hace un par de años le hice a Parrulín su primer calendario, pero de regalitos, y fue todo un éxito. El año pasado lo tenía ya todo comprado pero con el ingreso de mi madre no me dio tiempo a prepararlo e hice algo tan cutre como ir dándole un regalito cada día sin envolver ni nada. Este año estoy preparando un calendario de Adviento chuli, chuli, ya veremos como queda.

Me gusta adelantarle los acontecimientos, o por eso o por mi reconocida incapacidad para guardar un secreto se lo solté ayer en el metro. Parrulín, el domingo comienza el Adviento y empiezas a abrir los regalos del calendario! "Y qué es el Adviento?"

Para explicarle el Adviento empecé a contarle un cuento sobre el tema. Lo pasamos fenomenal, fue muy divertido. Hala, pues ya tengo post! Que ando falta de inspiración últimamente.

"Y qué es el Adviento?" El Adviento es un tiempo de preparación para el nacimiento de Jesús. Te acuerdas que nació en el portal de Belén? "Si, en Pakistán nació!" No, AllíNoEstán! Jajajaja! De dónde has sacado eso? “Me acuerdo del año pasado, a mí me parece que era Pakistán” Pues va a ser que no. Quieres que te cuente la historia?

Estaba la Virgen María, que tenía ya la tripa muy gorda, muy gorda, muy gorda cuando… Sabes lo que le pasó? Que se tuvo que ir de viaje! Tuvo que ir a la ciudad a apuntarse en un papel. Y se fue con San José, montada en un burro. Todo el mundo tenía que ir a apuntarse en aquel papel y estaba la ciudad llena de gente. Los hoteles llenos, las casas llenas, tiendas de campaña en la plaza, debajo de los puentes… todo abarrotado de gente. Y claro, no encontraban sitio para quedarse.

Entonces la Virgen María empezó a tirarle de la túnica a San José “San José, san José” porque en su casa le llamaban así siempre, san José, san José. Pero san José no se enteraba mucho. Me da a mí la impresión de que san José no se enteraba mucho de las cosas que hacía su mujer, pero bueno. Hasta que le dijo “San José, que va a nacer el niño!” Y san José le dijo ¿Ahora? “Si, si, busca un sitio para que nazca”

Y encontraron un establo donde había una mula y un buey y allí nació Jesús. Y me pregunta Parrulín “Y el burro?” Qué burro? “En el que iba sentada la Virgen!” Pues mira, ese burro era un desagradecido porque nunca más se supo de él. “Igual conoció a una burra” Pues igual, sí. “Y se fueron a hacer burritos” Burritos de animalitos, porque la comida mexicana no la conocían en esa época. Pues igual se fueron a hacer burritos, sí. El caso es que la mula y el buey le daban calorcito al bebé. “Y la Virgen le daba una teta?” Eh… las dos… supongo. Qué cosas más raras se les ocurren a los chiquillos, nunca pensé en eso, pero en esa época no había leche de fórmula.

Por allí cerca había unos pastorcitos cuidando de sus ovejitas. Y sabes qué pasó? Que se les apareció un ángel cantando un rap: “Oidme pastorcitos lo que os vengo a contar, ha nacido el Niño y ha nacido en un portal, oídme pastorcitos lo que os vengo a contar, id a conocerle y lo podréis adorar, oídme pastorcitos lo que os vengo a contar, llevadle regalitos que le vayan a gustar” Yo ahí, rapeando, muy metida en el papel, y Parrulín muerto de risa, los demás pasajeros también.

Total, que cada uno cogió algo para regalarle y se fueron a conocer a Jesús. “Y los reyes magos también!” Bueno, sí, pero esos vinieron de más lejos, de Oriente. “Y los avisó un ángel también?” Eh… no… no tenían cobertura para los ángeles allí. Vieron una estrella muy grande en el cielo y como eran muy sabios sabían que eso significaba que había nacido el niño Jesús se fueron a conocerle.

Tenían un camino muy largo. Pero sabes qué les pasó? Que se perdieron! “Y por qué se perdieron?” Pues… porque no les funcionaba el GPS del camello. Y cuando sabían que ya estaba cerca, aunque eran hombres y a los hombres en general lo de preguntar no les gusta nada, pues decidieron ir a preguntarle al rey Herodes. El año pasado tú le llamabas el rey Errores. Jajajaja! Bueno, pues allí se fueron, al castillo a buscar al rey Herodes.

Hola rey Herodes! Mira colega, que estamos buscando al niño Jesús para conocerle, que sabemos que está cerca de aquí pero nos hemos perdido un poquillo. Y Herodes les dijo que no tenía ni idea, pero que a él también le apetecía conocerle, que cuando le encontraran que volvieran por el castillo para decirle dónde estaba. Vale, vale, adiós colega. Gracias por venir. Y se marcharon.

Y al final, encontraron al niño Jesús en el portal, le dieron un par de besos y los regalitos que habían llevado y se marcharon. Peeero cuando se iban a marchar sabes qué les pasó? Que leyeron en el twitter que Herodes en realidad no quería conocer al niño Jesús, sino que lo que quería hacer era matarlo! Y se marcharon a su casa pero por otro camino.

Y entonces el rey Herodes se enfadó muchísimo y sabes lo que hizo? Mandó a su ejército que mataran a todos los niños menores de dos años. “Y mataron a Jesús” No, a Jesús no lo mataron. “Por qué?” Pues mira, porque… lo filtraron unos romanoleaks y se escaparon a Egipto. “Pero de mayor sí lo mataron” Eh… si, pero esa es otra historia, cariño.

Quieres que te cuente la primera vez que te llevé a ver a los reyes magos? Pues mira, eras tú chiquitito, chiquitito, y los reyes magos iban a mi trabajo y te llevé para que los conocieras. Te dejé preparada una ropa preciosa para que fueras bien guapo y bien vestido. Y cuando fui a recogerte a la guardería sabes qué pasó? Que papá no te había puesto la ropa que yo le había dejado, sino un chándal de m…, un chándal hijo, un chándal. La abuela dijo que así no podías ir a ver a los reyes y te compró un pantalón y un jersey muy bonito, te cambiamos y nos fuimos tú y yo a ver a los reyes.

Estábamos allí con mis amigas y con sus hijos, en la cola, esperando para ver a los reyes. Y cuando por fin nos tocó ir a hablar con ellos te acercaste a Melchor y zaca! Le diste una hostia! Y yo pensé, mejor con Gaspar. Te acercaste a Gaspar y le diste un tirón en la barba que casi le dejas sin ella! A todo esto Parrulín, en el metro, a carcajadas. Y yo pensé, pues menos mal que aún nos queda uno, y nos fuimos a ver a Baltasar. Y sabes qué pasó? Que te quedaste muy quieto, muy quieto, muy quieto, con la boca abierta. Yo creo que asombrado porque nunca habías visto un negro de cerca. Y te dio un peluche que era un gatito y nos fuimos a casa.

Fin de la historia. Que nos bajamos aquíííí! Corre!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.

Otro día más.

Sean buen@s y felices.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Niños lectores


Ayer fuimos a una biblioteca para hacerle a Parrulín un carnet y que pudiera sacar libros prestados, porque ni mi bolsillo ni la estantería de su habitación soportaban seguir comprando libros nuevos. Está encantado con eso de la biblioteca, con tener un carnet y con poder llevarse libros a casa. Sólo le preocupan dos cosas, una es que si le voy a permitir leer caminando por la calle, que va a ser que no, y otra es qué va a pasar cuando termine de leer todos los libros de la biblioteca! Jajaja!
 


He elegido una biblioteca pública pequeñita, de barrio, que tiene muchas ventajas y un sólo inconveniente, las escaleras no accesibles a mamás con carritos, pero con buena voluntad y a trompicones conseguimos llegar arriba. La zona infantil está fenomenal, con mesitas y sillas chiquitas para que se sienten, con un montón de libros y de audiovisuales.

Además de poder sacar tres libros durante un mes, aunque se los terminará antes, seguro, también puedes sacar dos audiovisuales, pelis, juegos o música, durante quince días. Y puede tener acceso al material de la biblioteca disponible en internet, pero a eso todavía no hemos llegado, que es pequeño todavía. Y he elegido esa biblioteca porque es de las pocas que abre los sábados por la mañana, que para mí es indispensable.

A Parrulín ya no le interesan los libros de narrativa infantil, que son hasta 5 años y prefiere centrarse en la narrativa juvenil. Escoge dos libros de Bat-Bat y otro de Gerónimo Stilton. Le lleva un montón de tiempo decidirse al pobre, que por él se los llevaría todos. Lee una barbaridad este chiquillo. Desde que aprendió a leer solito se ha abierto para él todo un mundo por descubrir y está emocionado. Es el único de su clase que sabe leer, cosa que me preocupaba. Desde el inicio del curso los niños de su clase han aprendido la L y la M. Tienen una cartilla, en lugar del clásico “mi mamá me mima”, tiene la frase “la mula lame” que me suena raro, raro! Mientras los demás aprenden a leer, Parrulín tiene permiso para coger cualquier libro de la biblioteca de clase. Lo que no sé es qué hará la profe cuando se los termine.

Xoubiña, mientras Parrulín elige, se entretiene con los libros de prelectura. No imaginaba yo que tuvieran libros también para la chiquitilla, tienen un montón de libros con texturas, formas... Se lo pasa genial hasta que le cojo uno que podía meter el dedo por un agujerito y le hace tanta, tanta gracia, que sus carcajadas se oyen en toda la biblioteca. Como hay que guardar silencio, pues me saco una teta! Jajaja!

Siempre me ha parecido difícil clasificar libros, algunos de ellos no debe de ser nada fácil encuadrarlos en una temática concreta, y quizá con los de los niños me parece más difícil todavía. Dónde buscarías un libro de piratas? En la sección de historia. Y un libro de dragones? En zoología. Es muy divertido simplemente curiosear. También tienen una sección de comics, con Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, los super humor, ay, cómo me gustaban a mí los super humor! Cuando nos íbamos los tres hermanos a Galicia a pasar todo el verano completo y mi padre trabajaba en Madrid nos solía mandar cartas con comics. Nos encantaba y nos llevábamos una enorme alegría cada vez que recibíamos una carta de esas, si lo que enviaba era un super humor ya era la leche! Jajaja!

Cuando yo tenía su edad, o quizá un poco más mayor, también iba a la biblioteca, también iba a ESA biblioteca. Recuerdo que iba con mis hermanos los sábados por la mañana, recuerdo que cada uno podía llevarse tres libros y recuerdo que antes de empezar el cole el lunes yo ya me había leído los míos y los de mis hermanos. Nueve libros en un fin de semana! Bueno, nueve cuentos, más bien, pero sigue pareciéndome mucho. Claro que de eso han pasado ya… uf! Casi treinta años? Ay Dios mío!

Y como han pasado tantos años desde que iba yo a la biblioteca y me hago mayor, os voy a dejar con una perlita que me soltó ayer el muchacho.

“Mamá, me gustan mucho esas arrugas que te salen cuando te ríes o te enfadas, parece que tu frente está llena de pajaritos.” Arrugas? Pajaritos? “Si, mira, las arrugas de la frente, hacen clin, clin, como cuando dibujas un pajarito a lo lejos.” (Lo de los pajaritos ya lo he pillado, aunque nunca se me habría ocurrido pero… Arrugas? Arrugas?)  Niño, eso se llaman líneas de expresión, líneas de expresión!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Enésima odisea


Cada vez que me voy sola de viaje con los niños termino arrepintiéndome. ¿Pero quién me manda a mí meterme en semejante lío de maletas y responsabilidades? Luego pasa el tiempo, se me van borrando los malos recuerdos y a la siguiente oportunidad que tengo de marcharme de Madrid allí que voy. No voy a decir “nunca mais”, pero no por falta de ganas, sino por realismo y autoconocimiento.

La odisea comenzó el día de Halloween, mis niños preciosos disfrazados de monstruos SA y yo de zombi. Los niños en el cole, yo trabajando, pero aún con un montón de cosas que hacer, de hecho… ni siquiera tenía los billetes todavía! En lugar de desayunar utilicé el descanso del curro para ir a comprar los billetes y tres kilos de mandarinas. Parrulín me había pedido que le llevara al cole mandarinas pintadas de Halloween, que ya son un clásico en la familia.

Había entrado un poco antes para salir un poco antes, que tenía muchas cosas que hacer. Salgo corriendo y con un rotulador y en el metro, voy pintando caras de Halloween en las 30 mandarinas, si, 30. ¿Pero quién me manda a mí meterme en semejante lío de mandarinas?

Llego corriendo a recoger a la niña en la guarde, yo corriendo y con mucha prisa. Me encuentro dos sorpresas, una que había ganado el premio al disfraz más original, premio que digo yo que sería honorífico, porque la factura de final de mes la tuve que pagar igual, la otra sorpresa, que al colgar la bolsa de mandarinas del carrito… se rompe el carrito!

Con la prisa que tengo, que tengo que recoger a Parrulín, que mañana me voy a Galicia, y yo con el carrito roto! Encontré la avería, faltaba una tuerca que no encontré y un tornillo que sí encontré. En la guarde me prestaron un destornillador y le hice un apaño. Rezando para que durara al menos hasta el cole nos marchamos corriendo.

Recogemos a Parrulín, estamos un ratito en su fiesta, reparte mandarinas de Halloween, los dos juntos disfrazados eran la caña, las profesoras y las niñas mayores todas babeando con la niña y nos vamos a la ferretería a ver si hacemos otro apaño. El ferretero muy majo me da la tuerca que necesitaba y se empeña en colocarla él. Muy majo pero un poquito torpe el pobre, deja, atiende a esta señora que ya la coloco yo. Carrito como nuevo!

Que me voy mañana a Galicia! Que no es que no tenga hecha maleta, que por supuesto que no… Es que ni siquiera tengo maleta que en el último viaje se me rompió. Pero estoy tan, tan cansada de tanto coser disfraces, de tanto correr, de los 3 kg de mandarinas que… ya lo pensaré mañana que no salgo hasta las 2. Scarlett O’Hara debía de ser familia mía, porque eso de ya lo pensaré mañana es una de mis especialidades.

Al día siguiente mi santo esposo se ocupa de los niños y yo me permito el lujo de comprar una maleta y hacerla con total tranquilidad. Nos lleva a la estación y nos despedimos hasta dentro de una semana.

El viaje en tren… Mal, mal, mal, muy mal. Son demasiadas horas, los niños, el resto de los pasajeros, y yo incluida, terminamos hartos de tanto viaje. Parrulín se ha llevado tres libros para toda la semana, se los ha leído todos en el tren de ida. Xoubiña ha saludado a todos los pasajeros del vagón, lo menos cinco veces… en la primera media hora! Se empeñaba en bajarme la mesita del respaldo del asiento y yo la subía y le decía A guardar! Le gustó el asunto y se pasó la mitad del viaje saludando a los pasajeros, subiéndoles la mesita y diciéndoles A guardar! Descansamos un poco, todos, algo más de una horita que se quedó dormida.

En Galicia, la típica pregunta. ¿Qué tal el tiempo? Pues hemos tenido un poco de todo. Lluvia finita, lluvia a mala leche y lluvia con viento. No ha parado de llover en toda la semana. El carrito siempre con el plástico, el manillar acolchado del carrito no se secaba jamás, yo me miraba las manos esperando que me salieran algas. Parrulín tenía botas de agua y ha chapoteado en todos los charcos. Y yo, he tenido que comprarme unas botas de agua y si, también he chapoteado con él.

¿Qué tal se han portado? Mmmmm… Voy a ser generosa y a decir que regular, porque si fuera realista diría que FA-TAL, todo el día liándola, solos o acompañados, porque estos dos ya empiezan a hacer pandilla a la hora de idear maldades y van a la par, que la niña no se queda atrás.

Xoubiña encontró el cajón de los cubiertos y nada le divertía más que ir tirándolos al suelo de uno en uno Clin, Clin, Clin… También le divertía abrir la nevera y robar un yogur, se apañaba para abrirlo y me la encontraba sentadita en el suelo comiendo yogur con las manos, con las manos y con la ropa, claro, incluso untando el dedo en la mancha del suelo. Le ha gustado mucho meterse dentro del armario de los juguetes, y a Parrulín cerrarle la puerta y dejarla dentro, cosa que al principio le hacía gracia pero luego ya no tanto. Cuando intentaba dormirla por la noche, se escapaba a la habitación del hermano a asustarlo Pa! porque le dices Bu! y ella responde Pa! Cuando hacía algo mal el hermano la jaleaba. Cuando no se le ocurría nada el hermano le daba ideas.

Se han peleado por la comida, se han peleado por los cuentos, se han peleado por el peluche que nos acompañó, el burrito Pepe, tienen en común que a los dos les gustan más los juguetes del otro que los suyos propios.

Parrulín ha sido muy protestón, muy quejica, muy contestón, muy enfadón y muy desobediente. Parrulín, no metas la mano en la fuente! Hasta el hombro, no se metió de cabeza de milagro. Parrulín, no chapotees en ese charco que es muy profundo! Hasta el culo, porque además se cayó dentro. Parrulín, vístete por favor! Al menos ocho veces había que repetírselo. Parrulín, no hagas eso! Pues ahí que iba. Luego lloraba y me decía que se sentía mal por haber desobedecido, y yo tenía que respirar hondo, tranquilizarle y decirle que era un niño muy bueno y yo sabía que podía portarse mejor.

En fin, que he estado triste por las fechas, estresada por tanto niño que a veces parece que dos son muchos, es como si se multiplicaran, he estado acelerada por las comidas, por la casa, por la ropa, he estado harta por la lluvia y aún asi… repetiremos. ¿Cuándo? No sé, ya lo pensaré mañana.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña
Otro día más.
Sean buen@s y felices.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Tradición

“Porque a verdadeira tradición non emana do pasado nin está no presente nin se albisca no porvir. Non é serva do tempo. A tradición é a alma eterna que vive no instinto popular e nas entrañas do chan. A tradición non é a historia, a tradición é a eternidade“, esto dice una cantante gallega que acabo de descubrir de la mano de Yaiza. Se llama Sés, y esta canción es Canto aquí, canto na Habana. Orgullosa de sus raíces, Sés adora decir, “eu non escollín ser muller e galega; simplemente tiven sorte”.

La tradición era viajar a Galicia con mi madre para ponerle flores a mi padre, que murió un día de difuntos, hace ya 16 años. Sólo dejamos de ir cuando se iniciaron los ciclos de quimioterapia. Hoy cumplo sola con la tradición.

Tantos viajes juntas con mi madre, tantas conversaciones en el restaurante del tren, tantas risas en el compartimiento, tanta complicidad juntas. Hoy cumplo sola la tradición.

Recordar, la recuerdo todos los días. La recuerdo y la añoro todos los días y la lloro todas las noches. La festividad de difuntos es una tradición para honrar su memoria. Hoy cumplo sola la tradición.

Le pido que me de fuerzas, que su recuerdo me acompañe siempre, que su amor permanezca en mí, que sus enseñanzas perduren en mi corazón, que su sabiduría guíe mis pasos como madre. Pero por favor, por favor, por favor, que dejen de dolerme las entrañas, que deje de costarme respirar, que encuentre la paz en mi alma.

Tengo el corazón destrozado y mi madre se marchó con el pegamento para arreglarlo. Tienes que espabilar, cariño. Eso me estaría diciendo. Sin ti no sé, sin ti no puedo, pero seguiré intentándolo, te lo prometo.

Su recuerdo, su amor, sus enseñanzas y su sabiduría vive en mis entrañas. Sus tradiciones también. Hoy cumplo sola la tradición.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.