miércoles, 1 de enero de 2014

El año pasado

El año pasado fue el más duro de mi vida, en todos los aspectos, en lo personal, en lo afectivo y también en lo profesional.

Empecé el año en un hospital, allí mi madre tomó su última uva. Estaba ya muy malita pero quiso comerse al menos una. Al día siguiente su corazón dejó de latir dentro de su cuerpo para empezar a latir dentro del mío.

Desde entonces siento un peso enorme en el corazón, un dolor inmenso. La pena, la rabia y las lágrimas siempre contenidas forman parte de mi.

Me quedo con su sabiduría, sus enseñanzas, sus consejos y su ejemplo. Me quedo con su amor incondicional de madre. Me quedo con el profundo agradecimiento a su entrega.

Dicen que el duelo dura un año y que a partir de ahora me dolerá un poquito menos. Llevo todo un año esperando a que se mitigue un poco el dolor que siento pero aún es muy profunda mi herida.

Lo último que le pedí es que cuidara de mis hijos y también eso lo está haciendo desde su nube. Han crecido mucho, están sanos, son felices y su abuela les protege desde donde esté.

Gracias mamá. Sigue cuidando de mis hijos. Te quiero. Descansa en paz.