lunes, 25 de enero de 2016

¿Podemos elegir los amigos de nuestros hijos?


No podemos elegir los amigos de nuestros hijos, ellos tendrán sus afectos y sus amistades al margen de lo que nosotros podamos pensar o desear para ellos, al margen de lo que les digamos respecto a esos supuestos amigos, y en ocasiones incluso por rebeldía y llevarnos la contraria cuando sean adolescentes. Son importantes esos primeros vínculos afectivos que se establecen fuera del ámbito de la familia, es parte fundamental de su desarrollo social y emocional. Soy consciente que no puedo elegir a sus amigos, pero el viernes no le dejé ir a casa de un amigo suyo que no me gusta. Le expliqué claramente a mi hijo el por qué no quería que fuera y por asombroso que parezca lo entendió perfectamente.

Una vez me contó que su amigo L y otros cuantos de su clase se burlaban de una niña de tres años que casualmente está en clase de Xoubiña y nació sin mano, la llaman monstruo y huyen riéndose de ella. Por supuesto lo conté en el colegio para que tomaran medidas, aunque no sé si las tomaron. Estuve hablando con mi hijo sobre ello, le dije que preferiría mil veces tener una niña sin mano que unos hijos tan crueles como sus amigos.

Una vez que le dejé ir a su casa de este niño hicieron los deberes juntos, Parrulín me dijo que se los había revisado ya la madre y no los miré. Días después veo en el cuaderno Meses con r: Enero, Febrero… Meses sin r: Todos los demás. Se me caía la cara de vergüenza. ¿Esto no te lo había mirado la madre de L? ¿Y no te dijo nada? Si, se rió y me dijo Ay Parrulín, cómo eres!

Este niño es también el tonto que jaleaba al otro para que le rompiera las gafas a la niña, aunque no fuera el autor material tiene tanta culpa o más que el que se las rompió, de hecho la tutora llamó a las madres de los dos tontos para una reunión urgente. Cuando nos contaron lo sucedido en la reunión de padres no querían dar nombres de los niños. Sin embargo la madre del niño que se las rompió confesó todo. El que le ha roto las gafas ha sido mi hijo, he hablado con la madre de la niña, estoy profundamente avergonzada, es algo que no debería haber sucedido nunca, hemos tomado medidas… La verdad que se veía que lo estaba pasando mal. Entonces la madre de L se debió de ver obligada por las circunstancias y dijo Bueno… el que jaleaba era el mío… yo te quería haber llamado… no tenía tu teléfono… Excusas, está en el grupo de wachap y aunque no hubiera sido así hay mil maneras de conseguirlo. Llega haber sido mi hijo el implicado, él se la carga pero en lo que a mí se refiere estaría lo que me queda de vida disculpándome.

Desde la reunión de padres hablo a menudo con la madre de la niña, entre otras cosas le dije que no podía entender cómo esta madre no había hablado con ella. Me dijo que ella tampoco lo entendía pero que había visto ya muchas cosas de ella que no le gustaban, como hablar mal de los niños, incluido el mío. ¿El mío? ¿Y qué ha dicho de mi hijo? Dijo que había niños en la clase que eran más torpes y retrasaban el aprendizaje del resto, como por ejemplo Parrulín. Venga ya! ¿Me lo estás diciendo en serio? Parrulín es superdotado, pero no porque lo diga yo, sino que lo dice su CI, la orientadora de estudios, la Comunidad de Madrid… Además es un niño que por mucho que se aburra no tiene problemas de comportamiento que sí podrían retrasar el ritmo de la clase, pero al menos de momento no los tiene. No es importante este comentario, pero me jode, por injusto, por incierto y por otras muchas razones, ya tengo cruzada a esta madre, además de a este niño.

La gota que colma el vaso fue el viernes. Bajo con Xoubiña al patio a buscar a Parrulín y está hablando con este amigo y con otros, Xoubiña emocionada por ver a su hermano que no lo ve desde las nueve de la mañana sale corriendo a darle un abrazo y pisa un abrigo que estaba en el suelo. El abrigo era de L y reacciona de muy malas maneras ¿Pero por qué me pisa el abrigo tu hermana? Eran más las formas y la agresividad verbal que transmitía que las palabras en sí. Parrulín le dijo que no tratara así a su hermana. ¿Pero es que no lo ha visto o qué le pasa? Ahí intervine yo, pues no, no lo ha visto, tiene tres años y está muy contenta de ver a su hermano. ¿Puedo ir a su casa? No hijo, no puedes ir a su casa. Se acabó, nos vamos.

Entonces fue cuando tuve la conversación con mi hijo. Mira cariño, yo no puedo decirte quien debe de ser tu amigo y quien no, y no voy a impedir que seas amigo suyo, pero no te dejo ir a casa de un niño tan desagradable como este porque no es la educación que nosotros te damos en casa ni la educación que queremos para ti. ¿A ti te parece bien cómo ha tratado a tu hermana? No, y la he defendido! Ya lo he visto, ha estado muy bien y me he sentido orgullosa de ti. ¿Te parece bien cómo trata este niño a A? No, y si veo que se mete con ella siempre intervengo en la pelea. ¿Y te parece bien cómo se burla de la niña sin mano? No, mamá, tampoco me parece bien eso. ¿Entiendes que no te deje ir a su casa? Sí mamá, tienes toda la razón. Es asombroso que me monte una rabieta si no le dejo ir a casa de un amigo porque tenemos médico y entienda perfectamente que no va porque no me gusta. Debe de estar madurando.

No podemos elegir los amigos de nuestros hijos, no, y mi hijo tendrá mayor o menor afinidad con sus compañeros de clase, pero es importante explicarle lo que no nos gusta de ellos y, como siempre, los motivos por los que le dejamos, o no, hacer alguna cosa. Es la primera vez que no le dejo ir a casa de un amigo, no ha sido una decisión fácil pero creo que era la decisión acertada. Después de la conversación que hemos tenido tampoco Parrulín quería ir a su casa, porque ha sido capaz de verlo desde otro punto de vista y de valorar personalmente si quería ser amigo de un niño como L.

No podemos elegir los amigos de nuestros hijos, no, pero podemos enseñarles a juzgar y tomar sus propias decisiones acerca de sus amigos. Es tan importante que elijan a sus amigos como respetar a los que no lo son tanto. Y lo más importante es que entienda que los que pegan o insultan son unos cobardes, que los valientes solucionan sus problemas hablando. Y en ello estamos.

Estoy segura que tod@s nos hemos enfrentado a una situación parecida, un amigo de nuestr@s hij@s que no nos gusta. ¿Cómo lo habéis gestionado? Me interesa mucho vuestra opinión porque no será la última vez que me ocurra algo así.

Mamá de Parrulín y de Xoubiña,
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

viernes, 22 de enero de 2016

Los que consienten el acoso también forman parte del problema

Tenía la reunión de padres del segundo trimestre de la clase de Parrulín, me sobraba tiempo y me tomé un café antes de entrar. Sobre la barra del bar un periódico y en la portada el suicidio de Diego, un niño de sólo once años, por acoso escolar. Dicen que el cole no sabía nada, que nadie sabía nada. No puede ser cierto, por cada niño acosado hay uno o varios acosadores y el resto son consentidores. Los que consienten el acoso también forman parte del problema, yo no quiero que mi hijo consienta estas situaciones. Se me pone un peso enorme en el corazón, pobre niño, pobres padres, qué dolor, no puedo imaginarlo… o quizá sí. Y lo que todavía no sabía era que me iba a tocar de cerca en unos minutos.

Comienza la reunión de padres y nos cuentan que van a aprender las horas en digital, que van a restar con llevadas en las decenas, que es muy difícil… Uuuuuhh! Qué difícil! Otro trimestre perdido para Parrulín que ya sabe todo esto. Tanta chorrada hace que me pregunte por qué me empeño yo en ir a estas reuniones de padres. Y bueno, si alguien quiere decir algo o preguntar algo…

Entonces una madre nos cuenta un incidente de la semana pasada de su hija, un tonto le dice a otro tonto que le tire al suelo las gafas de A, el otro tonto lo hace, un tonto jalea, el otro tonto lo repite, hasta que el tonto le dice ahora rómpeselas y el otro tonto se las rompe, a propósito. Nos cuenta que su hija lleva dos años teniendo un acoso generalizado por parte de todos los niños de la clase, que la llaman gorda, le patean la mochila, le rompen los deberes, le esconden el estuche… La niña lo está pasando fatal, lo muestra todo en casa con unas rabietas y un comportamiento terrible, tiene pesadillas cada noche, fatal, fatal. Esta niña se lleva muñequitos de casa para regalárselos a sus compañeros, para que la quieran, qué tristeza. Que sólo tienen siete años!

Me quedo asombrada y asustada. ¿Y por qué no sabíamos nada de esto? ¿No habrá sido mi hijo? En el colegio han llamado siempre a los padres de los niños implicados, no me han llamado nunca y me siento un poco aliviada, no mucho más. Consigo hablar con la madre a solas y me dice que Parrulín nunca le ha hecho nada, que no ha recibido quejas de él. Más le vale! Me extrañaba, la verdad, no va con su carácter ni con lo que le enseñamos en casa, pero quién sabe! No es que sean íntimos pero les he visto a veces en el parque jugando, hemos ido juntos una vez a un cumple en el metro, y no he visto yo un comportamiento de mi hijo que me haya hecho ni siquiera sospechar un poco que pudiera estar pasando algo tan grave.

Bien, al menos mi hijo no le ha roto las gafas y no se mete con ella, pero si esto es general significa que mi hijo está viendo y consintiendo esta situación y tampoco es esa la educación que le damos en casa. Si lleva dos años ocurriendo no entiendo que no lo hayamos sabido antes. El colegio ha intervenido en muchas ocasiones con los padres cuando ha habido conflictos y la madre dice que no contaba nada en el wachap porque considera que los niños son niños y es el cole el que debe hacerse cargo hasta que han admitido que no son capaces de solucionarlo y le han pedido que nos lo cuente en la reunión de padres.

He tenido serias conversaciones con mi hijo, A es una niña muy grandona, con gafas, unos preciosos ojos azules y un carácter bastante fuerte. Me cuenta mi hijo que cuando A era más pequeña era pegona, cogía cosas, mentía... Pero que ya no lo hace y a algunos niños les cuesta olvidar y perdonar y por eso la tratan así. Creo que mi hijo en realidad no era consciente de lo que sucedía hasta que lo hemos hablado. Es como que los problemas de chicas no van con él y ni se entera. Seguimos intentando trabajar este tema en casa, que se ponga en el lugar de la niña, que me explique cómo se sentiría, qué le gustaría que hicieran por ella los demás niños de la clase, tanto los que la acosan como los que no… Los que consienten el acoso también forman parte del problema, yo no quiero que mi hijo consienta estas situaciones. Estoy muy preocupada.

Detrás de cada preocupación, del nivel al que ponemos esa preocupación, están las experiencias vitales de cada uno de nosotros. Cuando yo tenía 16 o 17 años una niña de la otra clase se cayó por la ventana, nunca se dijo en público la palabra suicidio, se cayó por la ventana de un sexto. M era una niña con bastantes problemas físicos y algún tipo de retraso, llevaba toda la vida en el colegio y yo jamás vi que se burlaran de ella, todo el mundo cuidaba de ella al menos aparentemente. Es cierto que amigas, amigas, no tenía, probablemente porque sus limitaciones la hacían demasiado diferente a las demás. Nunca estuvo en mi clase, era de la clase de al lado, por lo que es posible que yo esté equivocada y realmente sí sufría acoso, no puedo saberlo.

Fue algo que me dejó profundamente impactada aunque no la conociera mucho. Desde entonces en la oración de la mañana se pedía todos los días por ella. La monja, que sólo había una, se dedicó a machacarnos con este tema, a hacernos sentir culpables al curso entero, a sus supuestas amigas y a todas las demás. Pasamos un curso horroroso. Teníamos dos recreos, en el primero yo me encargaba del bar, en el segundo querían que fuéramos al oratorio a una misa por M, voluntariamente, pero si no ibas te perseguía la monja para preguntarte por qué no habías ido. Mire madre, yo apenas la conocía, rezo por ella todas las noches en mi casa, no le hace ninguna falta tanto rezo y si me encargo del bar en el primer recreo no tengo un segundo libre en todo el día. No le valía. Se proponía esta monja el hacernos sentir culpables en cada momento, nos machacó y explotó la situación hasta límites insospechados. Nunca olvidé a M, aunque no la conociera mucho me he hecho muchas preguntas sobre ella a lo largo de mi vida. ¿Realmente se suicidó? Supongo que sí. ¿La acosaban? Creo que no, aunque no lo podría asegurar. ¿Podía yo haber hecho algo? Pues no lo sé, la monja consiguió en efecto que me sintiera culpable, pero todavía no sé realmente de qué. Veinte años después las cosas se ven desde otra perspectiva, quizá sí podía haber hecho algo, quizá debería haber sabido mirar con otros ojos lo que entonces nunca ví.

Esa es mi experiencia, no quiero que esto suceda en el colegio de mi hijo, ni en ningún otro colegio. Mi compañera M tenía 16 o 17, Diego, el niño del periódico, tenía once, y no son los únicos. A tiene sólo siete. ¿Podemos hacer algo? Sí, rotundamente sí. Los que consienten el acoso también forman parte del problema, yo no quiero que mi hijo consienta estas situaciones. Quiero que se haga consciente de lo que sucede a su alrededor, que comprenda que no pude quedarse mirando, que el yo no he sido no es suficiente en los casos de acoso. Tenemos todavía muchas conversaciones pendientes mi hijo y yo.

Os recomiendo el libro El club de los valientes, cuenta una historia en la que hay un niño que pega en el colegio. Dicen que pega porque es un cobarde, porque los valientes solucionan los problemas hablando. Se forma el club de los valientes entre los compañeros que solucionan los conflictos hablando y cada vez son más los valientes. Tengo que llevarlo al cole a ver si su profesora se lo deja leer y les entra a todos un poco en la mollera. Creo que es algo que todos los padres debemos trabajar en casa, al menos en eso estuvimos de acuerdo en la reunión.




Mamá de Parrulín y de Xoubiña,
Sean buen@s y felices.
Otro día más.

lunes, 18 de enero de 2016

Des-propósitos de año nuevo

Hoy, que dicen que es el blue Monday, o el día más triste del año, hoy volvemos de nuevo después de este larguísimo período navideño. Que hay que ver lo que duran estos días! Este año se me ha hecho más largo que de costumbre, no sé si por el exceso de vacaciones o por el exceso de azúcar que tenía los niños (y servidora), todo el día acelerados y emocionados, todos los días algún plan que hacer. Por mucho que adore a mis hijos estaba deseando que comenzara el colegio. Bendito colegio! Tanta cabalgata, tantas luces, tantos regalos, tantas reuniones familiares… Ahora entiendo que sólo sea una vez al año!

Si hago un balance exprés del año pasado tengo que decir que cumplí mi propósito de ser un poquito más feliz en lo que estaba en mi mano, aunque siempre me dolerá la muerte de mi madre ya no me paraliza ni me hunde en el abismo. Las Navidades son difíciles y su aniversario es un día muy malo para mí, pero lo llevo mejor, ha merecido la pena el esfuerzo.

Y en cuanto a mi lista de propósitos de año nuevo… se ha convertido ya en lista de despropósitos y sólo han pasado 18 días! Aún estoy a tiempo de rehacerla o retomarla pero más bien será de iniciarla. Para mí el año nuevo comienza cuando comienza la normalidad y la rutina, no el día 1 estrictamente hablando. Y nunca es mal momento para hacer una lista de buenos propósitos! En el blue Monday, que es el día en el que te das cuenta de que ya no vas a lograr tus propósitos, yo los comienzo. Ahí va mi lista sin orden de prioridad, porque todas son prioritarias, aunque algunas son más:

Me propuse cuidar y mantener el blog, que tantas satisfacciones y desahogos me ha dado… y he tardado 18 días en hacer mi primera entrada! A ver si consigo planificarme mejor porque son muchos los temas pendientes sobre los que escribir.

Me propuse cuidarme más a mí misma, me compré crema exfoliante, crema hidratante, tónico facial… todo lo que vendieron, y todavía no sé en qué orden tengo que ponérmelas ni para qué sirve cada una exactamente! Eso sí, son monísimas las cajitas, pero si alguien conoce el orden que comente. Mientras tanto me las seguiré poniendo según el día. Esto lo estoy cumpliendo, igual lo estoy haciendo mal, pero lo estoy cumpliendo y la intención es lo que cuenta.

Me propuse arreglarme más… y he hecho el enésimo intento fallido de ondas imperfectas donde lo único que consigo es la imperfección más absoluta! He buscado videos, he leído consejos, pero nada. Decidida a abandonar la lucha de alisarme el pelo creí que esta era mi opción, tengo un pelo que no es ni liso ni rizado, pero va a ser que tampoco las ondas, seguiremos intentando porque ya no sé qué otra opción me queda.

Me propuse vestirme mejor… y el día en el que no dudo si las medias que llevo son negras o azules me hago una carrera a los diez minutos de ponérmelas!

Me propuse continuar y terminar si puede ser la novela que escribo hace tiempo… y lo único que ha hecho ha sido imprimirla! Eso sí, he organizado los temas, el índice, las fichas de cada personaje, he recopilado los diferentes cuadernos donde escribí diferentes cosas... La verdad es que es una historia preciosa y merece la pena escribirla, en mi imaginación ya está, sólo tengo que sacarla.

Me propuse aprender a coser con la máquina que me regalaron el año pasado… y sigue cogiendo polvo en el mismo sitio donde la dejé hace un año! He hecho varios vestidos el año pasado y todos a mano, he hecho un delfín este año y también a mano. Claro que la falta de tiempo es el motivo, pero intentaré sacarlo de donde no hay, tardaría menos en hacerlo a máquina de lo que tardo en hacerlo en el metro.

Me propuse subir y bajar las escaleras andando… y cada día pienso que si Dios inventó los ascensores por algo sería!

Me propuse hacer ejercicio… y me he bajado una aplicación del móvil de 7 minutos de ejercicios diarios, 7 es asumible, pero me la he bajado hace unos días y todavía no la he estrenado, ya os contaré!

Me propuse comer más sano… pero si el cuerpo me pide chocolate sus razones tendrá. Todo el mundo dice que el cuerpo es sabio, pues el mío es sabio y chocolatero, qué le vamos a hacer! Total, tengo infinidad de ropa que me queda grande en el armario. Que cuatro kilitos menos me sentarían divinamente, pero si engordo un poquillo pues mira, vuelvo a ponerme ropa de hace años, todo tiene su ventaja!

Me propuse beber más agua… y a estas horas de la mañana llevo un vaso, lo que es todo un record para mí! No bebo agua ni a tiros, a mí que me ofrezcan una cañita y no diré de no, pero el agua no me entra, qué le vamos a hacer! Aun así tengo que hacerlo, este propósito es de los imprescindibles.

Me propuse ser más organizada… y me he impreso un montón de planificadores mensuales, semanales y diarios que por falta de organización no tengo ni idea de dónde los he dejado! Los encontré este fin de semana, así que por eso comienzo hoy la semana de organización y de buenos propósitos. Este también es de los imprescindibles.

Me propuse tener un rato para mí… y si os cuento es caos y el estrés de finde que he pasado ni os lo creéis. Tengo una tarjeta de abono del corte inglés que aún no he podido gastar en las rebajas, al menos eso tengo que conseguirlo!

Mi propósito más importante es encontrar la tranquilidad, volverme más zen, tener más paciencia con los niños… y he comenzado una escuela de padres en el cole donde se supone que nos van a enseñar todas las herramientas para resolver conflictos desde la inteligencia emocional. Espero muchas cosas buenas de esta escuela de padres, la verdad que estoy emocionada con la oportunidad de hacerlo, mañana tengo la segunda sesión. Si el año pasado conseguí al menos ser un poco más feliz este año conseguiré al menos estar un poco más tranquila. Este propósito es en realidad el nº1 y el imprescindible de este año.

En resumen, que los imprescindibles son: Tranquilidad, Organización e Hidratación. Parece poco así contado! Parece incluso fácil!

Lo bueno es que todavía no he abandonado las mejores intenciones que me impulsaron a esta lista de propósitos, lo malo es que todavía no he empezado. Pero siempre es un buen día para comenzar, no? Hoy que es lunes! Me queda una duda: Puedo abandonar ya el propósito de subir por las escaleras? Si Dios inventó los ascensores por algo sería!

Y tú ¿eres más de propósitos o de des-propósitos?

Por cierto, feliz año para todos!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña,
Sean buen@s y felices.
Otro día más.