No me he olvidado de
mi blog, mi espacio personal donde desahogarme, contar mis aventuras y anotar
recuerdos para que perduren a través de los tiempos. Es sólo falta de tiempo, y
la verdad es que lo echo de menos, pero no me da la vida para tanto como quiero
hacer. Y quiero seguir escribiendo y buscar un hueco, pero no lo encuentro por
ningún sitio.
El sábado comentaba
con una amiga que me da mucha pena ver que, al menos para mí, la maternidad se
ha convertido más en una supervivencia del día a día que en la experiencia
maravillosa que debería ser. Que sí, que lo es, pero que a menudo se me olvida
disfrutarla y me encuentro en el círculo vicioso de las extraescolares, los
tediosos deberes, los temibles piojos, el baño salpicando y mojándolo todo, la
cena insistiendo come, come, come, las noches despertándome cada rato porque
reclama teta, etc…
Me imagino que
cuando sea mayor recordaré esta etapa de mi vida y la tendré idealizada, qué
bonitos eran mis niños, cuánto me gustaba! Y no recordaré que no lo estoy
disfrutando lo suficiente, que su vida se me escapa de las manos, cada vez
están más mayores y crecen por momentos mientras yo estoy pensando qué ropa se
van a poner mañana, qué producto nuevo utilizar para matar otra nueva oleada de
piojos, si le cabrá el disfraz de chulap@ del año pasado que no tengo tiempo
para comprar otro, que no se me olvide que la semana que viene han cambiado el
baloncesto de día o cualquiera de los miles de asuntos pendientes que se me
acumulan.
Estoy siempre
acelerada de acá para allá, corriendo, nerviosa, irascible, que mi temple no es
el que era, que no quiero ser así, no quiero ser una madre así. Cuanto más
nerviosa me pongo más nerviosos se ponen ellos, peor se portan, y se convierte
en un círculo vicioso del que no encuentro la salida tan fácilmente.
La solución es
fácil, tengo que echar el freno, vivir más lentamente, disfrutar de lo poco que
me queda de Xoubiña bebé y aprender de Parrulín su forma de ver la vida y
comprenderle mejor. En teoría es fácil, sí, lo difícil es aplicarlo. Me levanto
a las seis de la mañana, corriendo al trabajo, malcomo sentada en mi sitio para
poder salir a las cuatro, salgo corriendo, recojo a una, la llevo al parque
media hora mientras espero que salga el otro de la extraescolar de turno,
corriendo a casa, los deberes corriendo, el baño corriendo, la cena tarifando y
la noche… la noche tetando.
Y quiero hacer mil
cosas, mi cabeza no deja de pensar en diferentes cosas que me gustaría hacer
pero nunca encuentro el tiempo para realizarlas. No quiero tiempo para mí, o
quizá sí, pero estaría haciendo cosas y perdiendo tiempo de estar con ellos. En
realidad no es que necesite tiempo para estar sola, lo que sí necesito es vivir
con más calma, estirar las horas del día sé que no es posible, dormir menos
tampoco, hacerme budista… quizá.
Las aguas volverán a
su cauce, será una racha que hay que pasar, imagino, pero últimamente me siento
bastante estresada y agotada. Estoy bien de ánimos, al menos he conseguido eso,
sigo cumpliendo mi propósito de año nuevo… en abril! Quién lo iba a decir! Tal
vez pueda hacer un propósito cuatrimestral, no? Cincomestral más bien. Cómo se
dice cincomestral y medio? Bueno, los propósitos se pueden hacer cuando
queramos.
Hoy 14 de mayo me
hago el propósito de vivir más lentamente, fijándome en lo que ocurre, tomarme
un segundo para respirar, intentar disfrutar de cada momento y no perderme los
buenos momentos de la vida. Sonríe, canta, baila, disfruta, salta, vive, siente, escucha,llora, comprende, aprende, cae, levántate, recuerda cómo llegasta aquí y vuelve a sonreír.
Y dicho esto me
planto un clavel en la cabeza y me voy corriendo a recoger a mis chulapones
queridos. No, mal vamos. Mejor primero respiro profundamente y luego me marcho,
sin prisa pero sin pausa, y respirando.
Mamá de Parrulín y
de Xoubiña
Otro día más
Sean buen@s y
felices.