jueves, 17 de octubre de 2013

Vergüenza para el que la tenga!


Ayer terminaba el post diciendo… Hala! Vergüenza para el que la tenga! Y me quedé pensando sobre la vergüenza, la falta de ella, la de sinvergüenzas que hay por el mundo, si la vergüenza se nace o se hace, la vergüenza propia, la vergüenza ajena… Y pensé, voy a hacer un post de las veces que he pasado vergüenza. Me voy a limitar a tres, a las tres últimas, por ejemplo, que son suficientes. Así que allá va.

Y mientras pensaba en esto y hacía la compra con los dos niños, polifacética que es una, entro en una droguería buscando una cosa que necesito y no encuentro para el disfraz de Halloween (estoy organizando una que ya veréis, ya) y ocurrió. Quería recordar ocasiones vergonzantes? Pues toma otra para el post! Tendrán que ser cuatro!

En una droguería, enorme y de renombre... Nada más entrar, una torre grandísima de papel higiénico decorando el lugar. Estoy preguntando al encargado por lo que necesito cuando de repente veo que se cae la torre de papel higiénico entera. Mi primer pensamiento de madre: Esto ha sido mi hijo! El encargado y yo vamos para allá corriendo, él a recoger y yo a reñir a mi hijo, porque estaba segura que había sido él. No le veo en el lugar de los hechos. Respiro aliviada al saber que mi hijo no ha sido, por una vez. Con un poco de remordimiento de lo mal pensada que soy con lo santo que es mi hijo, que nunca toca nada, léase con ironía, lo busco por la droguería pero no le encuentro. Cuando veo que el encargado levanta uno de los paquetes tirados y ahí estaba mi hijo! Había sido él! Si ya lo pensé yo como primera opción! No le encontraba porque había quedado enterrado bajo el papel higiénico. Parrulín ahí, espatarrado y muerto de risa. Creo que porque se asustó pero sintió alivio al ver que no se había hecho daño. Menos mal que no eran latas, que me lo hubieran descalabrado. Qué vergüenza pasé!

En el metro… “Mamá, tu sabes lo que es una cópula?” Así me lo suelta, sin preliminares ni nada. Los pasajeros del metro me miran como pensando a ver lo que responde esta, y sonriendo más o menos disimuladamente. Eh… creo recordarlo, Parrulín, hace tiempo lo sabía, ahora ya, sólo lo recuerdo vagamente. “Ah, pues yo te lo explico entonces!” Noooooo, no hace falta, corazón, en casa mejor. Los pasajeros no sonríen disimuladamente, sonríen o se ríen directamente, sin disimulo ninguno. “Es como un circulo muy grande encima de tu cabeza” Ah, hombre, una cúpula! “Siiiiiiiii, eso!” Los pasajeros se ríen a carcajadas y yo también, hasta me cayó alguna lágrima de risa. Cuánto tiempo hacía que no lloraba de la risa. Pasé vergüenza pero terminó bien la cosa.

Cenando de tapas en un bar cercano... El dueño del bar le gusta mucho cantar y casi todos los días se pone a tocar el órgano (qué frase más desafortunada, jajaja) y a cantar en la terraza. A Parrulín le gusta que le deje cantar a él de vez en cuando. Suele ser divertido porque la gente le aplaude al terminar y él, feliz de la vida. Esta vez se prepara, se sienta en la silla, canta su canción con el micrófono, termina, y le aplauden. Viene a mi lado y me dice “Mamá, esa señora no me ha aplaudido” y le digo que eso es de muy mala educación. Mala respuesta la mía, porque se va directo a hablar con la señora. “Señora, es de muy mala educación no aplaudir al artista!” Y yo pensando Tierra, trágame!

Me enteré que había un desembarco vikingo... Le encantan los vikingos! Le despierto y le digo Parrulín, que me han dicho que vienen los vikingos! Quieres que vayamos a verlo? Me mira sorprendido, se lo piensa, y me dice: “No, no podemos ir, mamá” Por qué no? Si va a ser divertido. “No podemos porque no tenemos un diccionario gallego-vikingo y no podremos hablar con ellos!” Jajaja! Buena respuesta, qué listo eres Parrulín, pero no será que te da un poco de miedo? “Bueno, eso también” Estuvimos hablando y decidimos que era mejor ir a ver a los vikingos disfrazados y bien armados. No teníamos un disfraz de vikingo, pero sí uno de indio, y se lo puso, el tocado de plumas, el hacha de plástico y la lanza de plástico, y así se sentía más seguro. El muelle del puerto abarrotado de chiquillos para ver a los vikingos. Hasta que llegan y desembarcan blandiendo sus armas y entonando gritos de guerra, que salen todos los chiquillos corriendo asustados. Todos menos el mío, que al grito de “No os preocupéis, yo defenderé Galicia de los vikingos!” se lía a dar mandobles con el hacha de plástico como un desesperado. Pobres vikingos! Le dice un vikingo a otro “Coidado con este neno, que pegoume un machadazo caralludo!” y yo corriendo detrás gritándole Parrulín, Parrulín, que son de mentira!

Y tú? Cuándo has pasado más vergüenza? Cuéntamelo!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

5 comentarios:

  1. Jaaaaaaaaaaaaaajajajajajaja! La verdad es que los cuatro momentos son épicos!!! Menos mal que no te dio por explicar lo que es una cópula, porque el niño habría flipado, jajajajaja!
    Creo que una de las veces que pasé corte del bueno fue cuando Peque empezó a señalar la enorme verruga que un señor mayor tenia en la nariz...No le hizo ni puñetera gracia al hombre!
    Muas!

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  2. meee rio!! parrulin es un artista y merece ser aplaudido!!!

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  3. jajjajajja me encanta parrulin!! de hecho soy fan jajajaj besitos

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  4. Con las anecdotas de parrulin tienes para escribir un libro!!!

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  5. Me parto con vosotros!! Menos mal, que no se te ocurrió explicarle, delante de todo el metro, lo que era una cópula, jajajaj.
    Lo de los vikingos lo vi por la tele, mira que si sale parrullín pegando sablazos, jaja.
    Un besote reina!

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