Otro genial libro de Gerald Durrell, y con un título que también me
viene al pelo para contar cómo ha sido este verano, por segunda vez, en este
caso lo referente a los bichos.
Comencé el viaje a Galicia con dos niños, un marido y dos bichos
palo. El bicho palo inicialmente se llamaba Adolfo, pero su nombre evolucionó a
Palito porque unos días antes del viaje nació Palito-Palito y a los pocos días
de llegar nació Palito-Palito-Palito. Esperábamos con ansiedad el nacimiento
del siguiente, que sería… ¿adivináis? Siiii!!! Palito-Uve, pero ese nacimiento
todavía no se ha producido. Están todavía los huevos en el hábitat, por si sale
alguno atrasado, pero la verdad ya no creo que salga. Como decía que podían
tardar hasta dos meses en salir seguimos esperando.
Esto me recuerda al larguísimo viaje de ida, Parrulín descontando
los kilómetros que quedaban en números romanos, desde el 256! Uf! Qué estrés
por Dios! Es lo que tiene un niño de altas capacidades, que cambias el veo-veo
de toda la vida por descontar los kilómetros en romano. El viaje de vuelta fue en romano también, si, y si alguien lo dudaba los bichos palo
volvieron a Madrid, no pudimos convencerle para dejarlos en libertad.
Dejábamos los bichos palo en la habitación de Parrulín y cuando
hacía bueno sacábamos el hábitat a la ventana. Un día dice Parrulín “Papá, echa
por favor en mi habitación el flush de las moscas, que hay muchas. Recuerda que
debes sacar los bichos palo antes, no vaya a ser que se mueran.” Mi santo y yo
nos miramos con cara de Oh, oh! Ya habíamos usado el flush otros días sin
acordarnos de los bichos palo. Cuando el niño salió al jardín corrí a comprobar
si estaban vivos, al menos dos sí lo están, el tercero nunca consigo
encontrarlo, puede que muriera con el flush, o que se esconda muy bien, no sé, porque
tampoco encontré el cadáver. Puedo decir que, afortunadamente, todavía tenemos
al menos dos. Y me pregunto varias cosas ¿El flush matará de verdad a moscas y
mosquitos o sólo los ahuyenta para que se vayan? ¿Y entonces por qué no ha
matado a los bichos palo?¿Serán inmunes los bichos palo al flush? ¿No deberían
advertirlo en la etiqueta? Atención: Este insecticida sirve para todo excepto
para bichos palo. Algún ciempiés intruso sí hemos matado con flush. ¿Cuántos
pies tiene un ciempies? Bueno, yo es que soy mucho de preguntarme cosas. Así me
va.
El siguiente en darse de alta en la familia fue Rodolfo, muy majo,
era un escarabajo de la patata que hizo ponerse histérico a Parrulín al
encontrarlo en su bañador, pero que luego hicieron amistad y se volvieron
inseparables durante unas cuantas horas. Jugaron juntos con la arena, Parrulín
lo enterraba y el otro salía airoso de la prueba. Ese día ni siquiera se bañó
de lo entretenido que estaba con Rodolfo. Le causó un gran pesar tener que
despedirse de él, y un gran disgusto que yo le obligara a dejarlo en libertad.
Un día Parrulín encontró un cangrejito en la playa, chiquitito,
estuvo jugando con él toda la mañana hasta que le obligué a dejarlo en libertad
también. Momento en el que viene llorando desde la orilla, lleno de pena porque
sin querer le había arrancado dos patitas y cómo iba a sobrevivir sin dos
patitas! Se lo comería otro cangrejo más grande! Cómo iba a enterrarse en la
arena si le había arrancado las patitas de atrás! Mi santo le convenció de que
le volverían a salir pero estuvo ahí unos días preocupado por su cangrejo cojo.
De este no recuerdo el nombre, lo siento.
Otro día fuimos a las rocas y Parrulín se empeñó en traerse un
montón de cangrejos a casa en un cubo. Algunos eran considerablemente grandes,
algunos de los grandes para mí que eran nécoras, pero eran pequeñas para
comerlas y tampoco nos vamos a arriesgar. Accedí con dos condiciones, una era
devolver inmediatamente al agua las que fueran hembras y tuvieran huevos y la
otra que el resto se quedaban sólo un día en casa, al día siguiente los
dejábamos en libertad. Bueno, pues allí los tuvimos en un barreño con agua de
mar en el jardín. A la mañana siguiente alguno había muerto, pero en general su
estado de salud era bastante aceptable.
Xoubiña se acercaba al barreño a curiosear pero con cierto respeto.
Cuando no se movían les gritaba: “Despieta cangejo!” Frase que también repetía cada
vez que veía unas nécoras, bueyes de mar o centollos en la vitrina de un bar.
Se ponía a mirarlos y les gritaba “Despieta cangejo!” Estaba muy graciosa.
Aquel día bajé el barreño grande a la playa para devolver a los
cangrejos, a partir de entonces Xoubiña decidió que era mucha mejor idea
sentarse dentro del barreño lleno de agua que meterse en el mar, y tuve que ir
siempre a la playa con barreño incluido. Sí, sí, además de las toallas, crema,
cubos, palas, rastrillos, carretilla, flotadores y todo lo que se les
ocurriera.
Al ir a tomar un café encontramos un caracol. Oh, maravilla, un
caracol! Cómo se emocionan a veces los niños con las cosas más simples. Todo el
día observando al caracol. Parrulín no dejaba acercarse a la niña por si acaso
lo estrujaba sin querer. Se llamaba Tomás el caracol. El pobre también tuvo un
final dramático bajo un pisotón involuntario de Parrulín. En realidad creo que
de involuntario tuvo poco, pero en fin, prefiero creer que sí.
Un día de noche encontramos un ciervo volador. Dios qué grima! Un
asco terrible me dan a mí estos bichos. Aunque nunca los había visto en Galicia
había muchos cuando iba de campamento a Comillas y desde entonces que me dan
pavor. Es como una cucaracha a lo bestia, pero con cuernos. Se lo enseñamos a
una amiguita de Parrulín que nos dijo que allí les llamaban vacaloura. Conseguí
que lo abandonara allí y no llevarlo a casa con la amenaza de “O el bicho o
yo!” Menos mal que gané yo! Uf! Nota mental: A la próxima, no te arriesgues con
esta frase, por si acaso.
Consulté la wikipedia en gallego, que sí, que hay una
gl.wikipedia, (yo flipo) y descubrí que las vacalouras o ciervos voladores eran
muy usados para protegerse de las meigas y del mal de ollo, colgados sobre el
pecho en una bolsiña creían incluso que los protegía contra el raquitismo (y
flipo más todavía). También echan el cuerno en el agua en la que se amasa el
pan a modo de levadura, para que suba más, (aggggg!), si pones un cuerno de
estos en una sortija y le das de comer a los cerdos con la sortija puesta no
enfermarán, (sí hombre!), el agua de cocerla cura la mordedura de una cobra o
cualquier animal ponzoñoso (mira, cuéntaselo a Frank de la Jungla) y si la
cueces con ruda y otras plantas se obtiene un hechizo de amor (para mí no haría
efecto). Vamos que parece muy útil el ciervo volador, vale para casi todo, pero
a mí me sigue dando una grima terrible.
Cada vez que Parrulín encontraba un bicho llamaba a su padre a
gritos que conoce a todos los bichos por su nombre, lo que come cada uno y todo
eso. Pero yo no llego a tanto, ni quiero. Si me tocaba a mí responder le decía
que era un coleóptero si era tipo escarabajo o un miriápodo si era tipo
lombriz. Al principio le convencía, pero luego ya no. ”Pero si es diferente del
que ayer me dijiste que era un coleóptero!” Bueno, hijo, pero es de la familia.
“Y no sabes decirme nada más?” Mmmmm… que es asqueroso? que te prohíbo
terminantemente meterlo en casa?
Creo que con este muestrario de bichos, y el de ayer, hemos
terminado con las altas y bajas animalarias producidas este verano en nuestra
familia. Unos salieron mejor parados que otros, pero los niños disfrutaron de
los animales y algo habrán aprendido de ellos. Yo no soy muy de bichos, la verdad, procuro llegar a un acuerdo amistoso con ellos y que no entren en casa.
Nos queda una duda, nadie ha sido capaz de decirnos a qué animal
corresponde esta aleta encontrada en la playa. Tiene como unas uñitas
retráctiles. Sé que sólo es una aleta y no da muchas pistas pero ni los
habitantes de allí supieron darnos respuesta. A unos diez metros de allí había
lo que parecía una manta raya y puede pertenecer (o no) al mismo bicho,
creemos que no.
Sabios bloguer@s ¿alguien sabe de qué animal es esto, con esos garfios o uñas raras que tiene?
Mamá de Parrulín y de Xoubiña, coleóptera.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.
Solo te puedo decir... Ojú qué bicho más feo jajaja
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