Madrid, 9 de junio de 2008

Hoy hace seis años que estaba embarazadísima, había salido de cuentas hacía ya más de quince días, y acudía a provocar el parto debatiéndome entre el miedo y la ilusión. Acudía en secreto, con el futuro papá, no se lo habíamos dicho a nadie por no preocupar a la familia, para tener tranquilidad ese día, para poder disfrutar de la intimidad que se necesitaba en aquel momento tan importante de nuestras vidas.

Hoy hace seis años que nació mi pequeñín, era un bebé precioso, de ojos grandísimos, que se cogió inmediatamente de mi dedo y no lo soltaba, que me encogió el corazón para siempre, de ternura y también de miedo a que le pudiera pasar algo. Mi pequeño Parrulín, qué lindo era, qué lindo es!

Hoy hace seis años que me convirtió en mamá, que vino a cambiar nuestro mundo, a convertirlo en un caos maravilloso, a hacerme descubrir el amor infinito, a despertar toda mi dulzura y ansia de protección. Con él aprendí a ser mamá, aprendí lo que es el miedo, aprendí a atesorar recuerdos, aprendí a emocionarme e ilusionarme, aprendí a ver la vida a través de sus ojos.

Hoy hace seis años que convirtió a mi madre en abuela, en la abuela más maravillosa del mundo. Parrulín vino a alegrar sus últimos años de vida, nada le gustaba más que estar con su nieto. Mamá, cuánto me duele tu ausencia, cuánto me gustaría estar contigo hoy, que vieras crecer a tus nietos!

Estaba yo ayer escribiendo este post de su cumpleaños, intentando evitar que me invadiera la melancolía y la tristeza, reprimiendo alguna lágrima que empezaba a florecer, cuando recibo una llamada del colegio.

Yo recibo una llamada del colegio y me da un vuelco el corazón, y no lo puedo evitar, me pongo siempre en lo peor y descuelgo preguntado directamente ¿Qué ha pasado? “Mira, es que Parrulín se ha caído y se ha dado un tremendo golpe en la cabeza” Calma, calma, calma, hiperventilando no arreglas nada, me recuerdo a mí misma. ¿Qué se ha hecho? ¿Una brecha? “No, sólo un chichón muy grande pero está muy nervioso, lleva muy nervioso todo el día, entre su cumpleaños, los cupcakes que ha traído y la excursión al Museo del Prado… Se ha caído a la salida del Museo.” Conocimientos básicos aprendidos de mi marido ¿Ha vomitado? ¿Se ha mareado? ¿Tiene sueño? “No, no, no, sólo que está muy nervioso ¿puedes venir a buscarlo?” Estoy de trabajo hasta arriba, nada me gustaría más, pero salgo dentro de dos horas y si es un chichón… ay no sé qué hacer.

Hablé con él por teléfono, lloraba el pobre “Mamá, ven a buscarme por favor!” Cariño, es que estoy trabajando, voy en un ratito, mi amor, lo siento. ¿Qué te parece si te voy a buscar con una corona de cumpleañero para tapar el chichón? “De acuerdo, me parece bien, pero ven lo antes posible.” 

Ay, si estuviera mi madre, volaría a recogerle y  yo me sentiría tranquila sabiendo que estaba con ella. mi madre sabría cómo consolarle y darle cariño, cómo entretenerlo y hacerle reír. Al final llamé a una amiga de mi madre para que lo recogiera y se lo llevara a su casa a comer helado. Cuando llegué el niño estaba feliz y contento, iba por el segundo plato de helado. Llegué con un gorro de cumpleañero, porque no había coronas, pero le encantó y se lo puso inmediatamente, y un globo enorme con un 6 que le dio un miedo espantoso a la pobre Xoubiña y que terminó volando hasta el espacio, como siempre pasa con ese tipo de globos.

Parrulín lo ha pasado bien a pesar de todo, ha tenido un día especial, con anécdota incluida. Yo lo he pasado muy mal, entre la pena y los nervios, entre el recuerdo y la preocupación, entre la tristeza y la angustia. Supongo que en eso consiste ser madre y en eso consiste no tener madre. Mamá, cuánto me duele tu ausencia, cuánto me gustaría estar contigo hoy, que vieras crecer a tus nietos!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña

Otro día más

Sean buen@s y felices.