Ayer tuve el enorme placer de compartir la tarde a solas con
mi rubia despeinada, una tarde que estuvo llena de risas y sorpresas, alguna
que otra lágrima puntualmente también, pero una bonita tarde madre-hija.
Cuando fui a buscarlos al colegio Parrulín me dijo que
quería ir a casa de un amigo que le había invitado. A mí esto no me hace
ninguna gracia, no vivimos cerca del cole y dejarle ir a casa de alguien supone
tener que entretener a la niña de alguna forma hasta que sea la hora de
recogerle, luego el metro a casa y terminamos llegando tardísimo y ya tenemos
que hacer todo corriendo para intentar que se acuesten a una hora decente.
Siempre pienso que tiene buenos amigos pero que en un futuro es posible que se complique
este tema por sus altas capacidades, por si le consideran un listillo o un
friki o un rarito o cualquier otra crueldad típica de los niños. Creo que
cuanto más firmes sean los lazos infantiles, mejor para él, así que muy a mi
pesar siempre le dejo ir.
Y es que no sé yo qué afición tiene el chiquillo a las casas
ajenas pero no hay nada que más le guste que pasar la tarde en una casa que no
sea la suya! Y se lo pasa fenomenal, y luego voy yo a buscarle y me deprimo
viendo casas ajenas con su decoración nórdica, su cocina integrada, su ambiente
cálido y acogedor, su amplitud de metros, que parecen sacadas de revistas de
decoración y que tanto contrasta con nuestra casa de escasos metros cuadros
llena de estanterías, libros y juguetes tirados por doquier. Siempre que voy a
casa ajena me sorprenden dos cosas, qué mono y qué pocos libros.
Xoubiña se queda llorando porque se ha ido su tato. Le digo
que no importa, que luego vamos a buscarlo, que vamos a pasar ella y yo una
tarde de chicas, que para empezar la invito a un zumito. Se le pasan las
lágrimas con el soborno del zumito y de camino me pregunta “Si mi tato no vuelve a casa ¿me puedo quedar con su
tablet?” Jajajaja! Luego iremos a buscarle, cariño, tato sí va a volver
a casa pero le diremos a papá que te compre una tablet para ti también, vale?
De camino vamos charlando, Sabes que me he encontrado con tu
amigo J de la guarde? “No me digas! Me he quedado
afónica!” Afónica? Pero si tienes voz! Qué significa afónica? “Pues… muy sorprendida” Ah! Atónita! Jajajajaja!
Atónita yo de oírte hablar así con tres años! Me partía de risa, entramos en el
bar de siempre y le dice a la chica “Hola! Estoy
atónita!” La otra, que entiende afónica, la niña que se lo explica, y
atónita atónita, la del bar. Me reía yo tanto que tuve que llamar a mi suegra
para contárselo.
Luego nos tomamos un zumito las dos hablando como dos mayores,
contándome cosas del cole, hablando de su profe, que ya es maja, menos mal, y
enseñándome canciones nuevas. Es un placer esta niña, siempre alegre y
contenta, con ese desparpajo y esa luz que desprende, un tesoro y ahora que ya
se puede “tener conversaciones” con ella todavía mucho más. Luego nos fuimos a
una juguetería, estaba empeñada hace días en que quería que le comprara el
amuleto de la princesa Sofía, ella se planta una corona en la cabeza y dice que
es Xoubiña primera, y su mayor aspiración con sus tres años es la de ser
princesa. Una tarde de chicas bien podía terminar con la compra del ansiado
amuleto!
Entramos en la juguetería y la rubia despeinada a grito
pelado “Mamá, mira, no me lo puedo cre-er!”
El qué cariño? (Siempre dice Cre-er, y marcando bien las r, tiene mucha gracia
esta expresión suya) “No me lo puedo cre-er, un
giratorio!” Jajajaja! Un qué? “Un
giratorio!” Ah! (Era un juguete tiovivo) Un giratorio porque gira. “No mamá, un giratorio porque da vueltas!” Ah!
Jajajaja! La dependienta muerta de risa, la rubia despeinada de estantería en
estantería “Mira mamá, no me lo puedo cre-er, una
doctora doc!” “Mira mamá, no me lo puedo cre-er, el abalorio de la princesa
Sofía!” Ole! Lo encontramos, viene con corona y pendientes incluidos y
se lo lleva bajo el brazo mientras sigue recorriendo estanterías con su no me
lo puedo cre-er.
Mientras pagamos sigue con su cantinela “Mira mamá, no me lo puedo cre-er, mi Marcelino!” y
es que ha llegado a la sección de nenucos y ella tiene uno que aunque es niña
le llama Marcelino, vete tú a saber por qué, pero extrañada de ver allí a su
querido Marcelino. “Mira mamá, no me lo puedo
cre-er, mi Marcelino con un fonendo, qué tontería!” Se escacharra de
risa ella sola, la dependienta también, parece que le hemos alegrado la tarde a
esta chica, eso está bien!
Nada más salir obviamente tenía que ponerse la corona, los
pendientes y el abalorio, ahí todo junto, con su chándal de uniforme del cole
le quedaba bárbaro, os podéis imaginar, pero ella se veía toda una princesa y
estaba encantada mientras yo le aseguraba que estaba guapísima, la gente la
saludaba por la calle, y ella feliz con su papel de princesa con corona,
pendientes y abalorio. Llegamos a un semáforo y en plena calle se baja los
pantalones y las bragas Pero qué haces!? “Bueno
mamá, es que me pica el culo!” Anda que… vaya princesa! Jajajaja!
Recogemos a Parrulín de casa ajena. Qué mono! Qué pocos
libros! Y corriendo para casa. Ha sido una bonita tarde. La verdad que me ha
encantado esta tarde madre-hija, ha sido muy divertida. Mi niña, qué bonita es!
Xoubiña, mi niña con nombre de reina, mi currusquita, mi pequerrechiña, mi
amor, mi compañía, mi consuelo, el melocotón de su abuela, nunca sabrás sumar
lo que te quiero…
“No es que la casa no tuviera techo, pero si algo faltaba lo
tenemos. Nada me gustaría como saber cierto a qué o a quién tendré que
agradecerlo. No es que los días no estuvieran llenos, para la ternura siempre
hay tiempo. Ya está el rompecabezas amarrado, fue la pieza que andábamos
buscando. No viniste del frío ni la lluvia, llegaste del amor y de la luna...
Niña de agua, te crecerán las alas y tu vuelo, niña de agua, quizá oscurezca el
sol así lo creo, niña de agua, nunca sabrás sumar lo que te quiero, nunca
sabrás sumar lo que te quiero... Desde el alba dispuesta hasta la aurora
descubres todo y todo te impresiona, del perro hasta la hormiga laboriosa, la
vida a veces luz a veces sombra. Niña de
agua, nunca sabrás sumar lo que te quiero, nunca sabrás sumar lo que te
quiero...”
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Sean buen@s y felices.
Otro día más.
Maravilla de entrada!! Es preciosa Xoubiña, en todos los sentidos.
ResponderEliminarVaya piquito de oro que tiene la princesa. Cada día más bonita y más guapa!
ResponderEliminarUn besazo enorme para los 4!
HOla. a los peques les encantan ir a jugar a las casas de sus amigos... el problema es cuando tenemos más de un hijo... me gustó mucho tu tarde con la peque. Es muy divertida... qué risa con la frase 'no me lo puedo cre-er'. Son momentos memorables.
ResponderEliminarPues mi casa es de las tuyas, ni estilo nórdico, ni estilo a secas. Mi salón están invadido po cajas y baules de juguetes a la par de estanterías con libros infantiles, que parece que nos invaden. Me alegra saber que no soy la única que siente que su casa no encaja con la perfección jajaja
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