A Parrulín se le mueve su primer diente! Sí, sí y es todo un
acontecimiento! Lo vive ilusionado, temeroso y emocionado al mismo tiempo. Y yo
también! Ilusionada y emocionada sí, temerosa no, pero la verdad es que no para
de decirme que se lo toque y me niego, me da cierta grimilla. Recuerdo que de
pequeña molaba muchísimo esa sensación del diente que se mueve. Pero no
recuerdo mucho más así que le he preguntado a una amiga madre de cuatro churumbeles
(cuatro! una santa mujer, creedme) y, para mí, ella es fuente de toda sabiduría
en lo que a los niños se refiere.
Cuánto tiempo tarda en caerse desde que se mueve? Depende. Así no me ayudas, eh? Tanta sabiduría, tanta
sabiduría para que me contestes esto, alma de cántaro! De qué depende? Depende de lo borrico que sea el niño, uno mío se esnafró
contra un árbol y allí quedó el diente, clavadito en el árbol. Vaya! Pues
espero que no. Depende, si come algo duro se le
puede quedar clavadito también. Bueno, déjate de dependes y dime
tiempos. A veces un par de días pero a veces se
mueve durante casi un mes hasta que se caiga. Así no me ayudas, eh?
Tanta sabiduría, tanta sabiduría para que me contestes esto, alma de cántaro!
Y el ratoncito Pérez… No te
molestes en buscarlo que no existe. Jajaja! En serio? Seguro, te lo digo yo, que mis hijos llenaban toda la
casa de trampas para ver si lo pillaban y no lo pillaron nunca. A lo
mejor era más listo que ellos. Créeme, por mi casa
no vino nunca, y si se le ocurrió asomarse salió corriendo al ver tanto niño. Jajaja!
Puede ser. Tienes gato? No, tengo alergia. Pues mejor!
Y qué hacemos las madres? Nos toca pagar otra vez? Desde luego! Esto es todo una conspiración muy bien
montada y muy elaborada entre Papá Noel, los Reyes Magos y el ratoncito Perez.
Tú sueltas la pasta y ellos se llevan todo el mérito. Pues sí que son
listos sí. Total, que tengo que comprar algo y esconderlo un tiempo indefinido
hasta que se le caiga. Guardaré el ticket de compra por si veo un día al
ratoncito que me devuelva la pasta. Ilusa!
He visto que tiene una casa-museo en la calle Arenal. Quién? A ver, fuente de toda sabiduría, que te
dispersas. El ratoncito Perez! Ah, ya, olvídate, es
una tomadura de pelo abarrotadísima siempre de gente. Es muy chiquitito, les
enseñan la casa y a lavarse los dientes. Lo único que buscan es sacarte la
pasta. De dientes? No, el dinero! Ah!
Pues qué lástima, me hacía ilusión y pensaba que a él también. Y si nos vamos a tomar unas cañas mientras los vemos
jugar en el parque? Eso me parece mejor. Y el diente? Aguantará hasta mañana, mujer! Seguro? No, pero siempre puedes ponerle un par de euros bajo la
almohada que es un regalo de ratoncito Perez muy socorrido.
El diente aguantó, aprovechando que el jueves tenía clase de
ajedrez pensé esta es la mía para comprarle un regalo sin que lo vea. Tiene que
ser un chupi regalo que le guste muchísimo porque el primer diente es muy
especial. Bueno, pues he comprado algo tan chuli, tan chuli, tan chuli, que
estoy por arrancarle el diente para poder dárselo! Jajaja! Sólo me da rabia que
el sinvergüenza del ratoncito Perez se va a llevar todo el mérito de traerle al
niño… Trrrrr (tambores, tambores)…. Trrrrr…. Trrrrr….
Una granja de bichos palo!
Toma!
Acudo feliz a contárselo a mi amiga fuente de toda
sabiduría. He comprado el regalo del ratoncito Perez! Y
qué es? Una ganja de bichos palo! (Le
digo, con una sonrisa de oreja a oreja) Una
qué? Si mujer, es una jaulita en la que viene un hábitat para los bichos
palo. Trae un vale para pedir los huevos de bichos palo, te los envían, los
metes, salen y los observas. Puaj, pues qué asco! A
mí me parece que le va a encantar, aunque ya veremos. De todas formas, si no le
gusta, le echaremos las culpas al ratoncito Perez. Dentro de poco es el
cumpleaños del tuyo, si al mío le gusta se lo regalo también al tuyo. Ni se te ocurra! Por cierto ¿de quién ha sido la idea de
celebrarlo en el teleférico? A mí no me mires, de la otra madre, pero me
parece una idea guay. (Cumplen con unos días de diferencia y nos toca celebrarlo juntas con los del cole) Por cierto, que he
visto en internet que también tienen la versión granja de mariquitas. Le
gustaría más a tu hijo? O a la niña? Ni se te
ocurra! Y tampoco quiero que menciones la existencia de estos juguetes. No,
si no te preocupes, que ya se lo cascará Parrulín en cuanto lo reciba.
Desoyendo los consejos de la fuente de toda sabiduría me fui
a la calle arenal a ver la casa del ratoncito Perez con los dos churumbeles. La
casa del ratoncito Perez está dentro de un mini centro comercial muy
chiquitito, en la segunda planta y sin ascensor. Empezamos bien! Consigo subir
a los dos y al carrito hasta arriba. En toda la planta sólo está la casa del
ratoncito Perez, una tienda de videojuegos y un compro oro del que sale un
tremendo olor a marihuana. Continuamos bien! Nada más entrar me advierte la
chica que si la pequeña entra tiene que estar controlada y que si llora y molesta
me tengo que salir, que si no hay un mayor responsable para el niño tendría que
salir el niño también. Ah, qué bien, qué cómodo todo, super adaptado para
niños. ¿Qué hago? ¿Le doy una vuelta por el compro oro para que aspire el olor
a marihuana a ver si así se me atonta un poco?
La casa del ratoncito Perez es muy chiquitita, una salita en
la que te cuentan la historia, el despacho del ratoncito Perez y otra salita
con su casa dentro de una caja de galletas. Punto pelota. Me siento un tanto
defraudada pero lo disfrazo de ilusión y emoción para acompañar a Parrulín en
esta vivencia. Terminamos y otra vez escaleras abajo con los dos y el carrito.
Esta vez me ayuda un tipo del compro oro, pero a pesar de eso llegamos abajo sanos y
salvos.
Me dice Parrulín que le ha gustado mucho pero yo le veo muy
pensativo, debe de estar procesándolo. “Mamá ¿cuánto te ha costado?” 3 pavos
por cabeza, la niña no paga. “Pues te han timado 6 euros” ¿Por qué, mi amor, no
te había gustado? “Es que creo que nos han engañado. Viendo la casa del
ratoncito Perez me doy cuenta de que es todo una mentira y el ratoncito Perez
no existe” (La hemos liado! A ver cómo
reconduzco yo esto!) Cómo que no existe, y entonces quien se lleva los
dientes y deja los regalos debajo de la almohada? “Pues no sé, pero el
ratoncito Perez no existe.” Se queda pensando un rato y después decide que
tiene que si el ratoncito Perez no es, tiene que ser un señor. Pero cómo va a
ser un señor? Yo no abriría la puerta de casa a un señor por la noche! “Bueno
mamá, pues un señor que entra por la ventana como Papá Noel y los Reyes Magos!”
(Ay, que ya sabía yo que estos tres
estaban confabulados!) Pues ahora que lo dices… tal vez tengas razón,
cariño.
Wachapeo a la fuente de toda sabiduría. Ido casa ratoncito
Perez. Y q tal? Emoticono de un mojón. Emoticono de risas. Y Parrulín? Q no existe
ratoncito Perez y todo mentira! Emoticono de más risas.
Diente? En su sitio aún. Emoticono de más
risas. Bichos palo? Escondidos armario. Emoticono de carita sudando.
Hace una semana ya que se le mueve el diente. Mañana se va a
la granja escuela. Seguro que se le cae allí, lo pierde, y tenemos disgusto y
dudas sobre si le traerá algo o no por haber perdido el diente.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.
PD: Tengo una cajita que encontré en casa de mi abuela que contiene un
diente y un poco de pelo, alguien me dijo que era mío, aunque sospecho que en
realidad es de mi hermana por ser la primera nieta. Es un tanto
gore, la verdad, pero a falta de hacerle una prueba de adn yo lo guardo por…
por si fuera mío. Tendré que buscar una cajita para los dientes de Parrulín y
esconderla bien porque si la encuentra ya tenemos lío otra vez!
Anda q te metes tú solita en cada lío!!!
ResponderEliminarCon ese niño tan listo, q tiene ese cerebro q lo procesa todo...aunque es versión niño, deberías haber echo caso a tu amiga ;-)
Lo de la granja de bichos palo me da grima y asco sólo de pensarlo!!! espero q mi hijo no descubra nunca q eso existe, porque me niego a tener eso en casa... y no me siento mala madre por ello...ayer en el parque un compañero del cole de mi hijo cuando ya se cansaronde dar vueltas con la bici y sacamos los trastos de la arena, el pobre nos dijo q a él no le dejaban meterse a jugar en la arena...anda! para no mancharse!! eso es una mala madre!!
Lo de perder el diente es bastante común ... le haces q escriba una carta al ratoncito y listo! ;-)
Marta Romea.
ResponderEliminarHola, yo llevé a los niños a la casa museo del Ratón Pérez y también pensamos que era un timo. Ellos esperaron ver ilusionados al diminuto personaje y salieron decepcionados, pero poco tiempo despuès sacaron por el ayuntamiento de Madrid, una excursión por la calle Arenal y alrededores del Palacio Real donde te ibas encontrando unos personajes caracterizados de época y nos contaban una historia sobre la misteriosa desaparición del Ratoncito Pérez y teníamos que seguir unas pistas y al final lo encontrábamos dentro de una estufa de una castañera. Fue una aventura preciosa para los niños y al final pudieron verle, tumbadito en una camita con una patita escayolada, dentro de la estufa.
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