Ayer fui testigo de
algo difícil de digerir, salía del metro para ir a recoger a Xoubiña a la
guarde, caminaba por la calle y unos metros delante de mí iba una madre con dos
hijos, un niño de unos 15 años y una niña de unos 13, aunque me resulta difícil
valorar la edad porque los veía de espaldas.
El niño no era muy
alto, pero sí muy ancho y fuerte, con una envergadura de hombros importante. De
repente el niño se vuelve hacia su madre y se lía a puñetazos y patadas con
ella sin mediar palabra, con una fuerza tremenda, la niña intenta meterse por
el medio y se lleva también un puñetazo en la cara y un par de patadas hasta
que la madre vuelve a interponerse entre los dos para recibir ella los golpes.
La madre gritaba histérica Fulanito, para! Y Fulanito se llamaba igual que
Parrulín.
La gente que estábamos
alrededor no sabíamos qué hacer. Qué cobardes somos los seres humanos! No había
muchas personas, pero los que estábamos allí mirando qué ocurría, no
reaccionábamos. Nos detuvimos y no queríamos pasar cerca por si nos llevábamos
un golpe, supongo que más de uno estábamos a punto de llamar a la policía pero
no llegábamos a hacerlo. El miedo y la curiosidad nos paraliza, la vacilación y
la indecisión a la hora de intervenir aunque sea para ayudar a alguien
demuestran lo cobardes somos! Tristemente tengo que incluirme en la cobardía
colectiva.
En ese momento llegó
un señor, que yo creí que era el padre pero luego resultó no serlo, lo apartó de
su madre agarrándole fuerte por la espalda, a punto estaba de estrellar al adolescente contra la pared cuando la
madre le detuvo gritando Para, para, es autista, está muy nervioso y tiene
mucha fuerza! Y la madre seguía gritando Fulanito! Y Fulanito se llamaba igual
que Parrulín.
El señor, abrumado,
pidiendo disculpas, pero ninguno nos habíamos dado cuenta de lo que sucedía en
realidad, y este señor había sido el único en tener coraje ante la situación. La
madre que comprueba que el niño está bien, se había tranquilizado de repente, y
la hermana, pobre, con cara de estar acostumbrada a este tipo de situaciones. La
gente se disuelve y los gritos de esa madre llamando a su hijo igual que el mío
quedan haciendo eco en mi cabeza, me he quedado con el corazón encogido, con
cierta pena y con algo de remordimientos también. Estuve toda la tarde dándole
vueltas al tema y considerándome tremendamente afortunada.
Yo siempre estoy
bajo un velo de tristeza y en realidad debería estar contenta, tengo tantas
cosas por las que dar gracias! Tengo dos hijos sanos y felices, y es el mayor
tesoro que se puede tener. Tengo trabajo y tengo salud, no tengo más que las
preocupaciones cotidianas que aunque en algunos momentos me superen, la verdad
es que no tienen gran importancia.
Esta mujer, esta
madre con cara de cansancio, luchando impotente contra su hijo, aguantando sus
puñetazos y patadas, esta sí tiene problemas, y como ella muchas otras que
tienen graves problemas por motivos diversos. Esta niña que seguro que ha
tenido que madurar deprisa porque está acostumbrada a presenciar estos
episodios, que no recibió ni una palabra ni una mirada de su madre para
comprobar si ella estaba bien, esta niña que quizá se siente invisible además
de impotente. Este niño que ya es casi un hombre, que tiene la fuerza de un
hombre y al que se le va a juzgar como tal, pero no era más que un niño confuso
por lo sucedido y con la mirada ausente.
Todavía sigo
pensando en ello, en la madre que gritaba bajo una lluvia de puñetazos Fulanito,
para! Y Fulanito se llamaba igual que Parrulín. Me siento afortunada por mi
familia, es injusta mi tristeza… también me siento un poco cobarde.
Mamá de Parrulín y
de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y
felices.
Qué horrible... Es espantoso... :(
ResponderEliminarEs... difícil de asimilar, no podemos prejuzgar las cosas sin conocerlas antes, y esto nos lo demuestra.
EliminarTe has olvidado las fechas!!!!
36+5?
Pobre madre y pobre niña. Y que afortunado ese chico que tiene una familia que le quiere tanto...
ResponderEliminarPues sí, un equilibrio difícil.
EliminarUn beso.
Yo tambien me he visto en situaciones parecidas con J. un niño de la clase de autismo donde trabaje 2 años. Un amor de niño con momentos como el que describes muy dificiles de gestionar y tambien tiene una hermana pequeña demasiado madura para sus nueve años. Imagino que lo pasarias fatal, no eres cobarde, es muy dificil actuar ahi y la policia no habria cambiado nada. A veces la vida nos pone en situaciones mejores o peores como la de esta mujer pero saberse afortunada no quier decir que tu tristeza sea injusta ni muchisimo menos, solo tu sabes la verdad de ese sentimiento. Un abrazo fuerte guapa
ResponderEliminarQuedarte mirando mientras casi un hombre pega a su madre... algo de cobardía sí tiene, no me irás a decir que no.
EliminarSólo yo sé la verdad de mi sentimiento, sí, y esta mujer también.
Un abrazo, mi niña de rizos.
Pobre madre y pobre hermana... y afortunado el tocayo de Parrulín por tener una familia que seguro que hace lo posible por que esté lo mejor posible.
ResponderEliminarEso no lo sé, quiero imaginar que sí.
EliminarBienvenida del exilio! (Voluntario)
Jejeje!
Qué duro!!, es difícil reaccionar en momentos así, pero no te culpes por ello, a much@s nos sucedería los mismo. Hay gente que vive vidas que ni imaginamos que puedan existir y nos bloqueamos cuando nos encontramos de bruces con ellas...
ResponderEliminarUn abrazo
Exactamente esto, creo que estábamos bloqueados todos los que lo presenciamos.
EliminarUn abrazo bichera!
Menudo post Parrulina... Por un lado, la estupefacción inicial y el no atreverte a intervenir. Pienso a menudo en ello, que yo también pertenezco al grupo de cobardes... (aunque frente a un chico fuerte poco podías hacer, todo hay que decirlo).
ResponderEliminarFíjate que justo antes que lo dijeses, he pensado en que era autista, creo que porque me ha recordado a algo que comentó la Madre reciente. Confieso que uno de mis mayores temores como madre es que mi hijo tuviese esa clase de problemas, y admiro profunda e infinitamente a los padres que conviven con ello día a día. Está claro que si amas a tus hijos tirarás adelante con ellos, sean como sean, pero eso no resta mérito a la lucha diaria.
Yo también me considero muy afortunada.
Un besote.
Totalmente de acuerdo, llevo años leyendo a Madre reciente, también la admiro y también era uno de mis mayores miedos.
EliminarUn abrazo, guapa!
Me has dejado la piel de gallina... yo no sé como habría reaccionado :-( como se relativizan nuestros problemas cuando vemos los de los demás, verdad?
ResponderEliminarSi, se nos olvida a menudo sacar la balanza, que veríamos entonces que no pesan tanto.
EliminarUn besito, chitin!