La maternidad es un deporte de riesgo, sin duda alguna. Corres
el riesgo de llevarte un tremendo cabezazo en toda la boca mientras juegas con
tus pequeños en la cama, con el consiguiente susto del pobre Parrulín “lo
sientísimo, mamá, lo sientísimo” y tú, con una sonrisa más falsa que la de la
Pantoja, respondiendo No te preocupes hijo, que ha sido un accidente.
Corres a contener la sangre y ver los desperfectos en el
espejo del cuarto de baño. Mientras intento que deje de sangrar recuerdo la
cantidad de veces que me he roto el labio de pequeña y ruego que no tenga que
salir corriendo a urgencias con dos churumbeles al hombro. Parrulín me sigue
diciendo sin parar “lo sientísimo, mamá, lo sientísimo”, mi labio se está
hinchando por momentos y ya no puedo sonreírle en plan Pantoja, así que me
limito a abrazarle para tranquilizarle.
La pequeña Xoubiña también se ha llevado un susto
considerable, me persigue hasta el baño y se le olvida el susto empeñada como
está en subirse a una banqueta para bailar, que no sé yo el alma de streaper
que tiene esta niña, cuando les pongo música en el baño su máxima aspiración es
intentar subirse a la banqueta para bailar y cuando no hay música se empeña
igual en subirse a la banqueta para bailar. Cosa que por cierto, también es un
deporte de riesgo.
Cuando deja de sangrar y compruebo la pinta que tiene, veo que
además de la sangre se me ha hinchado y puesto de color morado y no sé si me
recuerda más a Yola Berrocal o a Carmen de Mairena. Parrulín me pide que le
muestre los daños y cuando se lo enseño me dice “Bah, pero si no se nota nada!”
Y yo me debato entre contestarle o llevarle al oftalmólogo. Ahora el deporte de
riesgo lo está corriendo él.
La maternidad es un deporte de riesgo, yo no sé si Parrulín
es muy bruto, yo muy delicada, las dos cosas a la vez o simplemente tengo mala
suerte. Porque la verdad es que siempre termino llevándome alguna. Una vez,
también jugando en la cama, Parrulín se cayó encima de mí y me rompió una
costilla, estuve dos meses de baja y con parches de morfina para el dolor. A lo
que además había que sumar que el niño estaba empezando a andar, la mejor
postura posible para una madre con una costilla rota.
Una madre se lleva cabezazos, tortazos y arañazos sin
querer, al menos tengo que dar gracias que los míos han sido, en todas las
ocasiones, sin querer. En el parque casi siempre termino con algún que otro palazo
o rastrillazo y siempre, siempre, con arena en la cabeza. Anoche, además del
cabezazo de Parrulín, me llevé un tortazo de Xoubiña cuando la tenía en brazos,
pero también debió de ser sin querer porque inmediatamente me abrazó y me dio
palmaditas en la espalda diciendo Ea, ea, ea.
El desorden provocado por los juguetes de los niños lleva
aparejado también un cierto riesgo, riesgo de que me cabree y termine todo en
la basura por no recoger. Riesgo también de tropezar con una olvidada
apisonadora que aproveche para aplastar mi dedo meñique justo el único día que
no me he puesto las zapatillas, riesgo de resbalar con un cd que ha quedado
olvidado en mitad del salón, riesgo de llegar al baño y encontrar a Xoubiña
sacando todos los salva slips de la caja, quitándole la pegatina y decorando
con ellos las paredes de la bañera.
Por no hablar del riesgo intrínseco a la lactancia, que
comprende la tendinitis perenne (andá, si yo creía que era peremne, de toda la
vida de Dios, pues no, es perenne, lo que aprende una con el blog!) la
tendinitis perenne de un hombro al darle de noche siempre en la misma posición
con un brazo en postura inverosímil que me permita apartarme cuando termine sin
que se despierte, o el riesgo de llevarte un mordisco cuando menos te lo
esperas.
La maternidad es un deporte de riesgo, y el riesgo es que, a pesar de todo, te
guste.
Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.
Pero son daños menores que se curan con un beso baboso, o no?
ResponderEliminarPobre mía! espero q ya lo tengas mejor y te bajara la inflacación con hielo...
ResponderEliminarYo no llego a tanto, pero las noches de colecho con la princesa, porque no quiere cuna, suelen traer aparejadas alguna q otra patada en plena cara al destaparse, entre el golpe y el susto ...
Pobrecita! Algo de mala suerte tiene que ser porque lo de la costilla ya es algo serio.
ResponderEliminarDe todo el post me voy a quedar con la última frase. Con las ganas que tengo de ser madre esa es la que más me gusta jejejeje
Ostiiii! Qué susto y qué daño! Pero lo de la costilla me ha dejado flipada...anda que no tuvo que ser chungo manejar a un pequeñajo con esos dolores...arrrg!
ResponderEliminarMuas!
Que bien lo cuentas guapa! Madre lo de la costilla! Yo cabezazos y patadas y codazos y rodillazos y puntapies tambien he recibido unos cuantos ;-) y alguna metedura de pata tambien he hecho yo SIN QUERER!!! Besos y pronta recuperacion!
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