lunes, 3 de marzo de 2014

Entre carnavales y operación piojo


El viernes iban a disfrazar a Xoubiña en la guarde, el disfraz era sorpresa y la única condición-pista que nos daban era que teníamos que llevarla vestida de negro ¿negro con amarillo? ¿negro con rojo? ¿negro con blanco? Venga, va, una pista más. Imposible. Le teñí un body y unos leotardos de negro. Quedó fatal, pero fatal, fatal. Mis manos quedaron mucho más negras (y no se iba!!!) que la ropa en cuestión. No teníamos más remedio que ponérselo al día siguiente, iba de negro desteñido o mal teñido, así como a ronchones, pobrecita mía. Esto de teñir ropa no va a ser tanto chollo como yo pensaba. Es la tercera vez que tiño y la primera que me sale mal, pero me siento defraudada.

Cuando voy a recogerla me la encuentro vestida de mariquita, con unas alas de cartón, la cara toda pintada, los mofletes rojos con puntos negros, una mancha negra en la nariz y dos cuernitos negros en una diadema. Ay por favor que me la como! Tan preciosa estaba que ya ni te fijabas en el desteñido de la ropa. Doce niñ@s de su edad vestidos de mariquita, eran toda una estampa, estaban preciosos y graciosísimos tod@s.

Estaba tan guapa que no la metí en el carrito por no quitarle las alas, y fuimos un buen rato con ella caminando. El día anterior, de caperucita, también había ido un rato caminando y el hermano la llamaba a gritos “Caperuza, caperuza!” ¿Adivináis la versión del viernes? Si, esa misma, no podía ser otra. El hermano la llamaba por la calle a gritos “Marica, marica!” y yo Parrulín, por favor que no la llames marica! Xoubiña mientras tanto, muerta de risa. Le ha encantado el disfraz de mariquita también, se ha pasado todo el fin de semana pidiendo que le pusiéramos las alas y los cuernitos.

Hace unos días que Xoubiña empezó a decir pepe a los patos, pollos, gallinas, palomas, y cualquier ave en general. Cambié las cortinas del baño y puse unas de patitos, se vuelve loca, tiene muchos patos y a todos les dice pepe, pepe, pepe. Me imaginé que en la guarde tenían el libro del pollo Pepe, se lo pregunté a su profe y me dijo que sí, y que le encantaba.

Sé que es un libro muy conocido, pero nunca se lo llegué a comprar a Parrulín porque destrozaba todos los libros y ese me parecía muy delicado. Parrulín los destrozaba e incluso se los comía, de forma literal. Yo empeñada en buscar libros que no se comiera y los compraba de todos los materiales posibles, se comió libros de papel, libros de cartón, libros de plástico y libros de goma eva, los de tela eran los únicos que resistían a pesar de llevarse algunos mordiscos. En cuanto dejabas un libro en sus manos y te despistabas un segundo le arreaba un mordisco. Ahora los devora, si, pero es que antes era literal.

El sábado por la mañana, con Xoubiña disfrazada de nuevo de caperucita y Parrulín de lobo, nos fuimos a la librería a la que vamos siempre porque hay un cuentacuentos gratuito. Gratuito es, y los entretiene media hora, pero luego terminas picando algo y ya no sale tan gratuito el asunto. Le compré la versión de cuento de pollo Pepe + peluche de pollo Pepe. Bueno, bueno, bueno, absolutamente emocionada la niña. Pepe! Pepe! Pepe!

La cestita de Caperucita la llevaba vacía, había probado a meterla varias cosas, pero todas las sacaba, el jueves había llevado la cesta vacía aunque se había dedicado a meter dentro sus zapatos según se los iba quitando. Me pregunto ¿Qué le llevaría hoy una Caperucita moderna a su abuelita? ¿Un ipad, un tupper y el frenadol, un buen libro, unas cupcakes y una botella de orujo? Yo me apuntaría a la segunda versión, sobre todo por el orujo, jajaja, pero va en gustos. En el caso de Xoubiña la cestita vacía resultó ser perfecta para el pollo Pepe. Para qué quieres más, con lo contenta que estaba antes disfrazada y lo contenta que iba ahora disfrazada y con el pollo Pepe metido en la cestita. Y pobre del que tocara al pollo Pepe. Pepe, Pepe, Pepe mía!

Por la tarde fuimos a ver a mis suegros, que vieran a los chiquillos disfrazados que estaban muy lindos, cuando Parrulín nos dice que le pica la cabeza. Nooooo! Pero sí. A partir de ese momento me empieza a picar a mí también la cabeza. Contagio instantáneo o aprehensión instantánea, no sé, pero yo por si acaso realizo el domingo la operación piojo completa. Tratamiento al niño, tratamiento a mí, a Xoubiña no porque sigue sin tener pelo, se salvó, liendrera para arriba, liendrera para abajo, lavado de toda la ropa de cama, de todas las toallas, toallas exclusivas para él y para mí, lavado y desinfectado de peines… Compré un tratamiento en la farmacia que incluía un acondicionador para usar mejor la liendrera, quiero decir que conscientemente accedí a que me tomaran el pelo, en el sentido literal. Para mi sorpresa el acondicionador ha resultado ser estupendo. Nunca pensé que se podía pasar una liendrera sin dar tirones, creía que era intrínseco en ella. Pero no. Espero haber ganado la guerra y que no se vuelva a repetir.

Entre carnavales y operación piojo pasó volando el fin de semana. Empezamos semana nueva de mes nuevo. Y la empezamos preguntando (otra vez) ¿cuánto queda para semana santa???!!!

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices

2 comentarios:

  1. Arggg los piojos!!!!! Deben estar todos los niños con ellos porque mis amigas no paran de decirme que no me acerque a sus niñoooos. Al parecer son difíciles de quitar. Yo pensaba que los niños tenían menos que las niñas, por eso del pelo corto pero si tu hijo los ha pillado... Un beso!

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  2. es que te leo y siento que me corren los piojos por la cabeza..
    yo llevo ya 2 fines de semana en operación piojos, shampoo antipiojos, vinagre, peine y no sé cuantas horas de sacarle animalejos a mi hija (y ayer uno a la abuela! que ya dijo q nada de pijamadas por ahora).
    pero no sé si lo que le pongo es veneno o vitaminas! o yo soy tan ciega q saco la 1/4 parte de bichos y el resto se los dejo xq cada vez están más grandes =(

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